Cada primero de mayo los trabajadores conmemoran  su día rememorando las jornadas de protestas y huelgas

llevadas adelante por los obreros en una fábrica de Chicago en 1886 para exigir mejoras salariales y el establecimiento de una jornada laboral de 8 horas diarias. Es bueno recordar que en Venezuela el día del obrero fue establecido por el gobierno del general Eleazar López Contreras el 24 de julio natalicio de Simón Bolívar, como si el libertador hubiera sido obrero. Cosa más absurda imposible, empero, hasta allí puede llegar el fanatismo de la segunda religión de nuestro país, la secular religión bolivariana con su respectivo culto al grande hombre.

La Junta Revolucionaria de Gobierno, presidida por Rómulo Betancourt, estableció el primero de mayo día del trabajador como correspondía a la costumbre internacional. Desde allí hasta nuestros días se ha convertido en una fecha emblemática, no sólo para celebrar los logros alcanzados por los trabajadores, sino también para manifestar y exigir mejoras salariales, laborales y sociales para todos los gremios que hacen vida en el país.

Si algo hizo la llamada genéricamente izquierda en Venezuela, fue promover la fundación de sindicatos y gremios para exigir mejoras de la clase trabajadora, no obstante esa realidad ha cambiado radicalmente, muchos de ellos ahora en el poder promueven y apoyan las medidas que van en contra de los derechos y de los intereses de los trabajadores, se han convertido en promotores de sindicatos que defienden los intereses del patrono, en este caso al gobierno. Así violan el principio fundamental de los sindicatos, la contradicción capital-trabajo.

Según los estándares establecido por Naciones Unidas, toda persona que viva con menos de dos dólares diarios se encuentra en pobreza extrema, huelga decir que los trabajadores en Venezuela viven en pobreza extrema, vale decir en la indigencia. Esto incluye desde luego a todo el sector público cuyo patrono es el gobiernoque se auto proclama obrerista, invento made in Cuba.

La clase trabajadora en Venezuela se encuentra hoy en una de las peores condiciones de toda su historia, con los salarios más bajos del mundo, con pensiones y jubilaciones que no alcanzan ni para comprar medicinas. Pende sobre su cabeza la espada de Damocles porque cuando protesta la represión es brutal, son muchos los trabajadores presos por protestar, algunos de ellos en cárceles militares.Se ha judicializado la protesta y se desconoce a los sindicatos y gremios que no sean afectos al gobierno. Crean sindicatos paralelos sin ninguna legitimidad para negociar con ellos, en lugar de con los legítimos. La situación de los trabajadores en Venezuela ha retrocedido por lo menos 100 años y lo grave es que la tendencia es a que siga empeorando cada día más.