Algunos  dicen que dictadura no sale con votos. Afirmación muy radical, drástica y nada verídica.

La historia ha demostrado lo contrario, salvo unas cuantas excepciones. Además, la lógica política indica que lo que debe sustituir a un gobierno de este corte es una democracia y no otra dictadura.

Nuestra oposición debe hacer un gran esfuerzo en este sentido. Convencer al pueblo que la salida es electoral y no la del atajo, la asonada o la no participación. Por eso hemos insistido que las primarias planeadas para el próximo octubre deberían promover - simultáneamente a la campaña  de los  respectivos aspirantes a la candidatura presidencial -   la necesaria asistencia de  la gran mayoría de los venezolanos  el día previsto para realizarlas. En otras palabras, reducir al máximo la abstención de manera que  esta consulta tenga  un respaldo inequívoco  y que,  en consecuencia, sus resultados sirvan de base sólida y fundamental para iniciar las actividades atinentes al  proceso electoral  del 2024.

Aseverar que dictadura no sale con votos es hacerle el juego al gobierno. Fijémonos en el caso del señor Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional, quien en días pasados, un tanto alterado, rayano en lo histérico, afirmó que no habría acuerdos si no quitaban todas las sanciones. Y ¿Qué buscan con eso? Provocar, inducir a la renuncia o al desistimiento de acudir  a las consultas comiciales programadas. Pero denota también nervios, temores ante una pronosticada y ulterior derrota. Que las inhabilitaciones constituyan una verdadera preocupación es muy cierto y habrá – por supuesto -  que enfrentarlas para  suprimirlas, pero el gobierno aprovecha este delicado asunto para crear resquemores, inhibiciones y dudas en las filas opositoras. Que anuncien  que habría de estudiarse la reducción de los horarios de clases, significa no solo desconocimiento y piratería educativa, sino  también procurar distracción y molestia, amén de los aprietos que causa al régimen las justas demandas de los maestros y profesores. Que a los militares, por los bajos sueldos de sus cuadros medios y bajos se les exhorte al rebusque, como lo dejó entrever el ministro Padrino López, no es otra cosa que incitar a la corrupción y a la vez intentar que en las filas opositoras se produzca desánimo y confusión. Todo esto obedece a un libreto que –al fin y al cabo -   estimule  la certidumbre de que no hay solución posible y que, por consiguiente, se  eche mano a otras vías reñidas con la constitución.

En definitiva, veremos como el guión gubernamental continuará su faena haciendo anuncios, cometiendo actos represivos, saboteando las actividades de los pre-candidatos, reduciendo los espacios de libertad de opinión, complicando  al máximo la inscripción y legitimación de las organizaciones  políticas ante el Consejo Nacional Electoral, entre otras arremetidas, con el firme propósito de crear  divisiones, deserciones y escepticismo en la vasta población que los adversa.

Los gobiernos salen con votos y participación. Nuestra historia ha demostrado hasta la saciedad que por extraviados senderos o violentos caminos no se consigue  sino la instauración de otro régimen similar al que se pretende sustituir. Nuestros siglos XIX y gran parte del XX están llenos de nefastas demostraciones y  harta experiencia.

Debemos estar convencidos.  Seguir empujando la carreta de la esperanza, de la fe en la democracia, de la certeza en un mejor porvenir y sobre todo en la seguridad de que esta difícil y compleja situación será superada. El régimen continuará  difundiendo sus acostumbradas consejas, informaciones nada veraces, asumirá actitudes y conductas contrarias a la normalización del país y sobre todo, en meterle a la gente en la cabeza que no vale la pena seguir esta lucha por reinstaurar un sistema de libertades y  democracia.  Por eso, tenemos que estar claros y decididos a no dar marcha atrás. 

|*|: Especial para www.opinionynoticias.com