La frase de hecho, se ha convertido en una lamentable constante en la cotidianidad de los venezolanos,

debido a que muchas medidas impopulares no se decretan oficialmente como se hacía en el pasado, sino que aparecen como un hecho real y se convierten en situaciones que se suponen normales. Así tenemos años sufriendo un proceso de hiperinflación que ni el ejecutivo, ni el Banco Central de Venezuela reconocen, es una hiperinflación de hecho. Semejante cosa ha ocurrido con la dolarización de la economía del país, no ha sido decretada legalmente, pero, la divisa del llamado imperialismo norteamericano (en realidad debería ser estadounidense) es el referente obligatorio para comprar desde una bolsita de aliños hasta un apartamento, incluso para comprar en los establecimientos públicos oficiales, tales como el teleférico del Ávila, es decir se ha establecido una dolarización de hecho.

Todos recordamos que en la década de los 90 del siglo próximo pasado, se comenzó un proceso de privatizaciones de empresas públicas, también se estableció pedir colaboración en algunas instituciones de salud tales como dispensarios y hospitales a los pacientes que asistían a sus consultas. Esta práctica fue duramente criticada y considerada un práctica criminal y neoliberal por los que genéricamente se hacían llamar de izquierda, ahora en el poder la gran mayoría de ellos.

En la actualidad los hospitales a nivel nacional incluyendo a los CDI y los módulos de barrio adentro se encuentran en precarias condiciones, sin insumos para atender a los pacientes que acuden por cualquier dolencia. Todavía queda personal comprometidos con su profesión y con el país, pero sin recursos para atender a los pacientes. Una nueva y lamentable situación es la proliferación de laboratorios privados por todas partes a falta de los públicos, no es extraño encontrar a personas ataviadas con ropas de laboratorio entregando volantes o simplemente anunciando el laboratorio y los servicios que presta como el que anuncia la venta y compra de oro o plata que veíamos en muchos lugares desde nuestra infancia.

Más dramático aún en cuando en esas largas colas de los laboratorios privados se observan personas que tienen algún familiar hospitalizado y muchos hasta en terapia intensiva con los tubos contententivos de las muestras de sangre agitándolas para evitar que se coagulen mientras le toca su turno para hacer la entrega de la muestra al laboratorio.

Si alguna persona requiere ser intervenido quirúrgicamente debe prepararse para comprar hasta la sutura porque no hay en los hospitales, pero en los últimos días hemos visto que esto se ha prohibido, pero, sin dotar de los insumos necesarios a los hospitales públicos como puede apreciarse hay una privatización de la salud, de hecho. La Constitución Nacional según muchos la mejor del mundo, establece el deber indeclinable del Estado de garantizar, financiar y sostener un sistema público de salud para todos los habitantes de la república, porque el derecho a la salud es un derecho humano, así lo contemplan los artículos 83,84 y 85 de nuestra carta magna. Causa indignación ver como los que criticaban antes el cobro en los hospitales públicos hoy lo justifican, incluso lo promueven, es decir, antes eran políticas neoliberales y ahora son políticas necesarias, hay que ver como el poder lo cambia todo, incluso la supuesta formación ideológica y la retórica de la defensa de los que menos tienen y más necesitan.