De facto, con la imposición de tablas salariales que desconocen Derechos progresivos, acumulados, intangibles e irrenunciables,

el gobierno nacional nos redujo el sueldo a los universitarios venezolanos. Es su manera cínica y descarada de espetarnos con arrogancia y desdén que nuestro trabajo, nuestra contribución al desarrollo y al progreso nacional, la formación que le garantizamos a la juventud del país, para ellos no vale nada, es completamente desechable. Es la reiteración del desprecio total que sienten por el sector que produce ciencia y conocimiento. Es la práctica del abuso sostenido y del irrespeto sin freno para quienes por mérito y dedicación no se merecen tanta afrenta.

Frente a esta pretensión de pisotear nuestra condición profesional y humana, los universitarios debemos apelar a la fortaleza de conciencia que siempre hemos tenido, y con base en la valoración de la indiscutida noble misión que desempeñamos, plantarnos y dar la cara demandando pleno respeto a los Derechos Laborales que se nos están conculcando con el mayor de los descaros posibles.

Moralmente, los universitarios no podemos optar por la resignación, no podemos acostumbrarnos a la situación dantesca que atravesamos y aceptar mansamente que la universidad funcione bajo los parámetros de la "normalidad" que pretenden imponer los responsables del deterioro de la educación superior para así ocultarlo, negarlo, desconocerlo. Hablar de resistencia, cuando ésta se traduce en sumisión, es un error estratégico; por ello es impropio y es inaceptable.

Ante el despojo de nuestros sueldos y el deterioro cruel y programado de la seguridad social que antes nos amparaba y que por su inexistencia de hoy nos obliga a mendingar para afrontar cualquier trance de salud, los universitarios no podemos guardar silencio. De lo contrario, con nuestra propia actitud, estaríamos convalidando y normalizando la miseria. Luchar por lo que  nos corresponde es una cuestión de principios, tanto como es una cuestión de supervivencia.

Pero, ¡ojo! no podemos solos. La sociedad venezolana debe apoyar la lucha del sector universitario. Debemos ganar corazones en ese sentido, recordándole a todo aquel que exija educación de calidad que pierde el derecho de hacerlo si permanece indiferente a la tragedia que sufren los universitarios, razón más que suficiente para secundarnos en el rescate de los Derechos que se nos arrebatan y en los esfuerzos por recuperar condiciones de vida dignas. Éste es un problema verdaderamente nacional. Con universitarios con hambre el futuro está en entredicho. 

Debemos dar a entender, por todos los medios que tengamos a la disposición, que en este país no abundan, que sin profesores universitarios no hay ni habrá educación de ningún tipo. Como tampoco la hay ni la habrá sin el concurso de los empleados administrativos y los obreros de nuestras casas de estudios, igualmente sometidos a salarios de pobreza. Por ello, la unidad es imprescindible. Nos asiste la razón y nos asiste la justicia. Pero la razón y la justicia no se harán valer por sí solas. Su triunfo depende del empeño que pongamos al respecto.

|*|: Secretario General de la APUSB | @luisbutto3