El exterminio de la clase “C” venezolana
Escrito por Iván R. Méndez | X: @ivanxcaracas   
Domingo, 20 de Septiembre de 2015 01:26

altLa clase media venezolana consume su Canasta Básica de Alimentos a un dólar promedio de Bs.271, indicó el economista Asdrúbal Oliveros durante su presentación en el décimo aniversario de la empresa DecoFruta.

Así, mientras el salario mínimo en Venezuela ronda los Bs. 7241, la Canasta Básica Familiar se ubicó en julio, según el CENDA , en Bs. 54.204, unos ocho salarios mínimos. 

Con una  inflación  estimada de 300%  para el  2015 (aunque el Banco Central de Venezuela, violando las leyes, no publique  cifras) y un dólar paralelo (según cálculos del portal Dólar Today, que orienta las operaciones en el mercado negro) sobre los Bs.718 , la política económica del régimen apunta al exterminio de la Clase Media, específicamente el segmento “C”. A diferencia de Perú  o Colombia  , donde la la Clase C crece por encima de un 40%, en Venezuela es arrinconada y sacada  de su zona de seguridad económica para convertirse en una “clase vulnerable” (el término es del Banco Mundial ) en su retorno a la pobreza de la cual salió, con trabajo y estudios, la generación anterior. 

El régimen de Nicolás Maduro, siguiendo la política trazada por Hugo Chávez, destruye a las grandes empresas privadas (y a las que confiscó para transformarlas en públicas) mediante la asfixia mecánica de negarle  divisas para importar los insumos que requieren para producir .  De las pocas divisas otorgadas durante 2015, el 88% se entregaron a Bs.6.30, lo cual hace más oscura la estrategia de un régimen cuya lógica es el subsidio desquiciado de algunos rubros que apenas impactan en los sectores D y E, pero escasean y distorsionan los precios que deben pagar, cotidianamente, los microempresarios, oficinistas y técnicos que conforman la asediada Clase C. Según Oliveros, este grupo social depende de su salario y no tiene tiempo (o no se siente cómodo) para salir a buscar productos subsidiados e incluso revenderlos, oficio que le reditúa ganancias hasta de Bs.84.000 por mes a los motorizados y otros miembros de las clases D y E que se dedican a esta actividad “ilegal”.

Al asedio de la clase media se suma el sector asegurador, que subió el costo de las pólizas de salud, pero sin incrementar, en muchos casos,  las sumas aseguradas. Además, acaba de iniciar el cabildeo para bajar la duración de las pólizas de vehículos a lapsos trimestrales y, lo más cínico, compartir las reparaciones de los daños a vehículos con los usuarios, ya que ellos “deben ayudar a cuidar sus automóviles”, le escuché declarar al director de una aseguradora de  capital nuevecito.

Según un estudio del Banco Mundial (2013), para ser clase media hay que tener un colchón de seguridad económica que, al menos por  cinco años, te proteja de no caer en la  “clase vulnerable” y, de allí, a la pobreza. El límite inferior de ingresos de un Clase Media sería de  US$10 por día (a dólar paralelo equivale al salario mínimo mensual venezolano) y un tope de US$50 (cinco salarios mínimos en Venezuela). Según esta metodología del Banco Mundial, una familia de cuatro personas debería contar con ingresos anuales que oscilen entre  US$14.600 y US$73.000 para ser Clase Media en Latinoamérica. Calculando los US$ 14.600 a tasa SIMADI  , de Bs.199, 96 por dólar, la cual es casi inexistente, serían Bs. 2.919.416 Bs, unos Bs.729.854 por cada miembro, es decir, Bs.60.821 mensuales (8.4 salarios mínimos venezolanos)… Te dejo la tarea de multiplicar por dólar paralelo y utilizar el límite superior de US$73.000… 

Los emergentes

En medio de la estampida de grandes empresas, en Venezuela ha surgido un empresariado artesanal, que ha logrado entregar productos utilizando un mínimo de componentes importados. Estas PYMES, como el caso de DecoFruta, deben diseñar estrategias que le permitan sostener su operación cuidando (y apoyando)  a su capital humano, buscando financiamiento (la tasa de 29% es un obsequio ante una inflación de 300% o más) , definiendo estrategias para gestionar los dólares que necesiten para operar, comprar activos, invertir en tecnología y , por supuesto, invertir en la marca, recomendó el economista.

¿Y las elecciones?

De ganar una opción opositora consolidada en las próximas elecciones del 6 de diciembre se podría iniciar un proceso de supervisión y control de las desquiciadas políticas del Poder Ejecutivo. Pero es un “quizá” que, por ahora, no permite compensar el impacto del dólar paralelo en un 40%  de los productos de la Canasta Básica ni podrá frenar la tasa de aceleración de  inflación de un 20% mensual. El régimen chavista se quiebra aceleradamente.  Ese escenario, según Oliveros, con un 35% de probabilidades de ocurrir, podría dominar la escena venezolana en el 2016; pero muy cerca lo ronda el status quo, el que las cosas sigan como están y, con apenas un 20%, podría suceder que Nicolás Maduro le diera algún tipo de viraje a su política económica.

¿Cómo defenderse ante la inflación acelerada? A las indicaciones mencionadas arriba se podría agregar que hay que actuar rápido al momento de dar con un producto a buen precio, ya que  en estos días de inflación acelerada la inacción es muy costosa.

La subcultura de la pobreza

En  un pasaje de “El mundo de hoy”, el cronista Ryszard Kapuściński relata un experimento realizado por George Orwell para conocer lo que denominó “la subcultura de la pobreza”. Es responsabilidad de cada uno de nosotros romper con ese círculo vicioso que el chavismo lleva 16 años cavando para los venezolanos. Dice Kapuściński,

“la pobreza es una subcultura. El pobre no solo es aquel que no tiene suficiente comida y ropa. Es alguien que vive en condiciones miserables, rodeado de otros pobres y en un medio de pobreza generalizada del que no se ve salida alguna. No solo vive, sino que también piensa de una manera diferente. En su momento, Orwell se sometió a sí mismo a un experimento consistente en descubrir cómo cambiaba la psicología del hombre hambriento. Se alojó en refugios para los «sin techo», pasó hambre y observó qué ocurría con su cuerpo y mente cuando no tenía nada de dinero ni nada para comer. Y él, hombre de letras y de inteligencia brillante (y extraordinario reportero), descubrió que la persona con el estómago vacío empieza a pensar en lapsos de tiempo cada vez más cortos. No se plantea qué ocurrirá al día siguiente, sino qué podrá meterse en la boca ya, al instante. La persona hambrienta es incapaz de pensar en términos abstractos, los únicos que permiten emprender intentos de salir de una situación desesperada. Así que es la propia pobreza la que condena al hombre a perpetuarse en ella; nunca saldrá de su condición sin una ayuda, un apoyo, un impulso que reciba desde el exterior.”

@ivanxcaracas

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