El sistema de transporte público superficial Transmetrópoli que presenté la pasada semana a la consideración de los caraqueños, como una solución para mejorar el servicio de transporte público, no surge de la improvisación. Con anterioridad había sido planificado y estudiado por especialistas, para ser aplicado en el Área Metropolitana cuya demanda de infraestructura y servicios es de grandes magnitudes, y la oferta de éstos no se ha adaptado a esas necesidades cada vez más crecientes.

El problema del tránsito y el transporte ha sido típico representante de esa realidad, pues la ciudad ha carecido de una organización institucional, la capacidad técnica necesaria, y en muchos casos de la voluntad política, para solventar este tipo de situaciones. El pasado año la Alcaldía del Municipio Libertador inició la construcción de un denominado BusCaracas, cuya primera etapa debía estar lista a mediados de este año entre las avenidas Fuerzas Armadas y Nueva Granada.

Sin embargo, vemos hoy con estupor que desde hace meses esos trabajos fueron paralizados por completo, sin explicaciones de ninguna naturaleza, y lo que ahora se observa son montones de basura y escombros, aceras rotas, calles destruidas, falta de iluminación y la incomodidad y molestia de peatones y comerciantes que vieron mermadas sus ventas ante esta incapacidad y falta de planificación puesta de manifiesto. Los residentes en esas zonas viven ahora en completa zozobra.

El sistema de transporte superficial “Transmetrópoli”, presentado con apoyo de los sectores transporte y usuarios, convertirá las unidades de transporte público actual en un medio organizado, seguro, confiable, eficiente, en óptimas condiciones y con tarifas adecuadas a la calidad del servicio. Esta evolución del transporte requiere una inversión 129 millones 710 mil Bs.F que beneficiarán alrededor de 3 millones 200 mil caraqueños que disfrutarán las nuevas unidades con mayor capacidad.

Este proyecto es absolutamente factible. Estoy seguro que todos unidos podemos convertirlo en realidad. Los transportistas recibieron con beneplácito el plan, y se han comprometido a ser parte de la solución; ellos tienen que ser los protagonistas estelares de este proyecto. La propuesta tendrá una primera fase de ejecución de 18 meses, dividida en 3 etapas de desarrollo, de 6 meses cada una. En esos períodos se harán tareas como: adquisición de unidades, negociación con los operadores, diseño de campaña informativa, instalación de paradas, capacitación de los operadores, compra del terreno para garajes, adecuación de aceras, señalización, demarcación y dotación de equipos de seguridad (GPS).

La ruta inicial comprenderá desde la avenida Sucre, pasando por las avenidas Urdaneta, Andrés Bello, Principal de Las Palmas, La Habana, Casanova, Tamanaco de El Rosal, Valparaíso hasta la Francisco de Miranda. Cada recorrido será de ida y vuelta. La idea es que se utilicen las rutas ya aprobadas. El recorrido está demarcado y lo que queremos es que los transportistas se organicen en conjunto con las autoridades para que las zonas estén mejor atendidas. Los transportistas pueden utilizar las unidades viejas como formas de pago. Queremos que sean inversionistas de su habitual recorrido.

Aspiro que la propuesta no presente ningún tipo de conflicto como se ha presentado en programas anteriores. Están frescos en el recuerdo los 11 amparos en contra del Programa Vía Libre, el hostigamiento de las Autoridades del Municipio Libertador en la instalación de los Semáforos Metropolitanos Inteligentes y la propuesta “sin respuesta” de los canales de Contraflujo en Caricuao y El Valle-Coche. Obstáculos los hemos tenido hasta para entregar útiles escolares. Necesitamos apoyo y comprensión, porque aquí sólo ganan los habitantes de Caracas.