En los últimos días la mayoría de sectores populosos de Maracaibo han padecido la ausencia del agua y la luz, ayer le tocó a Santa Fe, El Varillal Las Lomas, El Jazmín, La Hilcón, Las Camelias, 18 de Octubre, Monte Bello, San Jacinto, Las Tarabas, Veritas, Sabaneta y Haticos; hoy a Isla Dorada, La Trinidad, El Naranjal, El Milagro y La Limpia; mañana no sabemos qué vecinos estarán afectados por la falta del vital líquido en sus tuberías y los recurrentes apagones originados por las constantes fallas eléctricas.

En esta revolución bonita ya no es suficiente la restricción del agua, que ya se ha vuelto una carencia constante, sino que también la electricidad forma parte de esta ineficiencia generalizada de servicios públicos básicos idóneos, que ineludiblemente conforman la calidad de vida del habitante de la Tierra del Sol Amada. La situación es dramática al constatar que la ciudad marabina debería recibir 20 mil litros agua por segundo para satisfacer las necesidades de más de dos millones de habitantes, pero que actualmente las fuentes de abastecimiento aportan menos de la mitad, traducido en un déficit de más de dos mil litros por segundo que afecta dolorosamente a la ciudadanía, ávida de este recurso. Los zulianos aún esperan que Hidrolago explique por qué tanta negligencia, aunque están convencidos que la emergencia estaba anunciada, debido a que hace más de dos décadas no se construyen nuevos embalses y represas mientras la población ha aumentado alrededor de 500 mil personas, aunado a las condiciones lamentables de las cuencas hidrográficas por la deforestación indiscriminada.

Tampoco vemos la luz porque el Gobierno nacional, según expertos, debería haber construido 29 centrales eléctricas y en 10 años sólo ha hecho cinco, con ellas se generaría en el sistema  25 mil Mw pero en realidad se encuentra en 16 Mw, con una demanda que supera los 17 mil 300 Mw. A estas alturas se debería haber creado la infraestructura para generar cerca de 10 mil Mw y cinco mil Mw de reservas, con lo cual los problemas que se han acentuado no existieran. Yo tenía agua y una luz que a mí me alumbraban y venía Chávez... y me la apagaba.

Fuente: La Verdad