La educación socialista
Escrito por José Toro Hardy   
Domingo, 20 de Septiembre de 2009 09:03

altMe voy a referir a la LOE. Su lectura la hace parecer relativamente inocua, aunque la verdadera ponzoña podría ser inoculada por vía de leyes especiales y reglamentos. La  intención no es otra que la de empujar  a los jóvenes hacia el  socialismo.

Eso fue reconocido por el propio mandatario en televisión: “Me preguntan que si la intención es ideologizar. Mi respuesta es ¡yes!”

Puesto que no tenemos razones para dudar de su palabra, conviene entonces remontarse en las páginas de la historia para analizar cómo funcionó el sistema educativo socialista en otros países. Comencemos con el más importante y prolongado experimento de socialismo marxista que conoció la humanidad (1917-1991)  y que concluyó con un rotundo fracaso: la URSS.

Siguiendo las ideas de Gramsci, en  la Unión Soviética la educación era exclusivamente pública, suprimiéndose por completo las escuelas privadas y sometiendo todo el sistema educativo al  rígido control del Partido Comunista. Se impuso la escuela única, en abierta oposición a la oferta educativa multidisciplinar.   El objetivo del régimen era lograr, a través de la educación,  una sociedad fuertemente colectivizada. Aunque la Constitución Soviética garantizaba la libertad de cultos, la enseñanza religiosa quedó terminantemente prohibida en las escuelas. Lecturas obligadas eran Marx y Lenin.  El sistema educativo de aquella nación padeció de graves fallas. Eso no era de extrañar ya que no se permitía la lectura de autores, incluso clásicos, cuyos pensamientos no fuesen acordes con la doctrina del partido comunista.

Los maestros fueron uno de los blancos favoritos de las purgas estalinistas. Entre 1934 y 1953 más de dos millones de docentes fueron deportados a los tristemente célebres “gulags” que nos narra Alexander Solzchenitsyn en su obra “El archipiélago gulag”

Entre los logros de aquel sistema educativo socialista cabe señalar que, según cifras oficiales, entre 1917 y 1988 el analfabetismo cayó desde un 60% hasta un 1%. Por lo demás, hay que reconocer que la educación fue ciertamente capaz de proveer la formación que exigía el Estado para transformarse en una de las dos mayores potencias militares del planeta. En cambio fue incapaz de propiciar un aumento en el nivel de vida del pueblo, razón por la cual la URSS –pese al inmenso poder del Estado y sus enormes fuerzas armadas -  terminó por desintegrarse y desaparecer en 1991. Y es que el comunismo está diseñado para que los planificadores centrales puedan conocer y atender las necesidades del Estado, pero no de la población.

Ya en 1917 se habían creado escuelas conocidas como rabfaks con la intención de formar rápidamente a los ciudadanos para atender las necesidades de industrialización del país. Era el Estado quien decidía y los padres nada podían opinar con respecto a la educación de sus hijos. A pesar de ello, todavía en 1958, Nikita Krushov se quejaba de que las escuelas producían “graduados de manos delicadas”.

La intervención estatal en la educación era total, pues tal como recomendaba Gramsci, existía una indispensable interdependencia entre la Escuela y el Estado. El Comité Central del Partido Comunista y el Consejo de Ministros promulgaban conjuntamente todas las normas referentes a la enseñanza que eran sometidas al Soviet Supremo. Los decretos se convertían en ley que debía ser ejecutada bajo el control del Partido.  

La ideologización de los niños comenzaba muy temprano en la escuela. Desde pequeños eran agrupados en organizaciones de “pioneros”.  A partir de los 15 años pasaban  a formar parte de los “konmosoles” que servían como semilleros para futuros miembros del partido.

Cada escuela, por remota que fuera, tenía asignado un politruk  que imponía la más férrea limitación sobre la libertad de pensamiento y de cátedra, ambas consideradas como enemigas del sistema. Su objetivo era velar para que desde el principio  los jóvenes fuesen educados  en la “verdad” del marxismo y preparar así el advenimiento del “hombre nuevo”.

Según la moral soviética, el Estado era más importante que la familia. Los niños eran estimulados a desconfiar de sus padres e incluso a denunciarlos ante cualquier desviación.

Aquello condujo a tragedias como la del joven “pionero”  Pavel Trofimovich Morózov –conocido como Pavlik- nacido en Gerasimovka, Siberia Occidental. En 1932, cuando tenía 13 años, denuncia a su propio padre –Trofin Morózov-  acusándolo de traición ante las autoridades. El padre fue sentenciado a trabajos forzados y murió en prisión. Indignada, la familia asesinó a Pavlik.

El régimen declaró a Pavlik Morózov como “glorioso mártir asesinado por la reacción” y se le construyeron estatuas, se imprimieron sellos postales para honrarlo y a muchas escuelas se les dio su nombre. Existe un documental con la historia de Pavlik llamado “Boy Hero 001”.

¿Será esa la vía por la cual quieren llevar a Venezuela? ¿Lo vamos a aceptar?


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