Vamos todos a clase
Escrito por Iván Olaizola D’Alessandro   
Sábado, 12 de Septiembre de 2009 08:50

altA partir de esta semana debe abrirse en el país una amplia movilización, no para caernos a piña en los planteles delante de nuestros hijos y nietos, no para suspender las actividades e impedir que el acto docente se ejecute, dando un pésimo ejemplo, no.


El inicio de clases es una actividad que ocurre cada año en todos los países, desde tiempos inmemoriales, y por consiguiente es algo totalmente normal. Se regresa de un período de vacaciones largo donde se supone que tanto docentes, como estudiantes y empleados descansan.

Cargan pilas pues. En los colegios públicos y en los privados se aprovecha ese período para hacer labores de mantenimiento mayor. Para que todo esté a punto cuando se arranquen las clases, lo que ocurre a mediados del mes de septiembre en los países que tienen el calendario septiembre-julio, como es el caso nuestro. Sin embargo, por cuestiones propias nuestras, debido a no sé qué, en la mayoría de los casos las reparaciones nunca están lista para esa fecha y muchas ni siquiera se hacen. Así que en muchos planteles las clases arrancan con retraso y hasta ni arrancan. Pero así somos. Claro que en esta oportunidad y por aquello de que estamos en revolución las cosas son un poco diferentes. No en cuanto a reparaciones que parece que la cosa es peor. Nos referimos a que en vacaciones escolares la AN suspendió las suyas, que son de muchos meses, y por instrucciones precisas del teniente coronel, que mandó a acelerar el proceso, aprobaron una Ley de Educación, saltándose toda la normativa al respecto. Aprobaron un documento legal (bueno ilegal) en tiempo récord. Y de allí que muchos padres y representantes y educadores tuvieron que acortar el tiempo de vacaciones ante la gravedad del asunto.

Muchas fueron las reuniones, consultas, entrevistas, solicitudes de audiencias con los entes gubernamentales y legislativos (por cierto no concedidas) y marchas, multitudinarias marchas, para protestar por el ilegal acto legislativo. Y como es norma y costumbre de esta revolución, la respuesta a todas estas peticiones y solicitudes fue la orden de contramarchas. Marchas contratadas, es decir, pagadas con los dineros públicos, es decir nuestros, obligatorias para todos los funcionarios públicos so pena de perder el cambur y justo solicitadas después de la de los opositores pero asentadas antes y con prioridad de ruta. Bueno y con todo eso escuálidas o sea como el Gobierno decía de las nuestras antes. Ante ese panorama el gobierno ha tomado una serie de medias preventivas. La revolución pacífica pero armada ha dispuesto que el aparato del partido se aliste si, al mejor estilo militar, supongo que armados y no de buenas intenciones, para tomar todas las escuelas del país en previsión de que los padres y representantes y maestros y profesores y hasta los propios estudiantes tomen acciones durante esta semana de comienzo de actividades escolares. Como decían antes “con sangre la letra entra”, pues bien se supone que a la fuerza se aceptará la letra de la LOE.

Craso error señores revolucionarios. No estamos ni en la antigua URSS, ni en la actual Cuba. Estamos en un país libre y se supone que democrático. Donde la gente, el pueblo, lucha por sus intereses y sus derechos. Esa tal LOE no es que sea buena o mala, es que fue aprobada en la oscuridad, sin consultar con las mayorías. Sin la participación real de todos los sectores. Y hecha a la medida de este régimen totalitario comunista y para complacer al teniente coronel felón. Y así no vale. Con esa ley se pone en juego el futuro de nuestros hijos y nietos, es decir el futuro del país. Y si ello es así entonces hay que lograr un amplio consenso para aprobar un instrumento legal que compromete ese futuro. Insisto, no es que la ley sea del todo mala o del todo buena. Es que debe ser el producto de amplias consultas, de entendimientos de todos los sectores, aprobada por un parlamento heterogéneo donde estén representados todos los sectores y corrientes del país, y ese no es precisamente el que tenemos. Que la culpa de que ello sea sí es de la oposición, nos importa un rábano. Es el futuro de los hijos de la patria lo que está en juego que es mucho más importante que los caprichos de un militar trasnochado y su tal revolución socialista. Bien vale la pena esperar un tiempo para tomar ese tipo de decisiones.

Así que a partir de esta semana debe abrirse en el país una amplia movilización, no para caernos a piña en los planteles delante de nuestros hijos y nietos, no para suspender las actividades e impedir que el acto docente se ejecute, dando un pésimo ejemplo, no. Eso es probablemente lo que desean las bandas armadas del partido de gobierno, para llevarnos al terreno en el cual ellos se manejan con destreza. Apoyados con “su guardia nacional” y “su policía” y demás cuerpos represivos. Pues no le vamos a dar ese gusto, pero tampoco vamos a ceder en nuestros legítimos reclamos. Allí vamos a estar los padres, abuelos, representantes, familiares, docentes, empleados, comunidad y sociedad toda defendiendo un derecho humano universal: el derecho a educar a nuestros hijos de acuerdo a nuestras creencias; y no a lo que se le ocurra a un Estado totalitario comunista. Veremos que pasa esta semana.


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