Cosas del diablo
Escrito por Edgardo Mondolfi Gudat   
Jueves, 10 de Septiembre de 2009 09:47

altComo la extravagancia no pareciera tener límites en estos tiempos que corren, quisiera llamar la atención acerca de un decreto publicado en días pasados por la Gobernación del Estado Trujillo. El decreto en cuestión, que por el carácter delirante de su estilo podría competir para un sitio de honor dentro de la literatura más rocambolesca, pretende ser una especie de linchamiento del historiador trujillano Mario Briceño Iragorry.

Bajo el supuesto de que el venidero Bicentenario de la Independencia pudiera dar pábulo a esta clase de aluviones, el decreto se propone cambiarle la denominación a la biblioteca regional que ha llevado hasta ahora el nombre del autor de Mensaje sin destino por el del "Diablo" Antonio Nicolás Briceño, quien llegó a ser uno de los más activos protagonistas de la Guerra a Muerte. Hasta allí podría tratarse, naturalmente, de la inveterada afición por cambiarle el nombre a las plazas y avenidas y, en el caso menos frecuente, a las bibliotecas.

Como quiera que sea, lo extravagante no radica allí, sino en los "considerando" del decreto. Cada numeral pretende obrar como una descarga de fusilería contra la vida y obra de Briceño Iragorry. Apenas puedo, por la brevedad de estas líneas, limitarme a comentar parte de semejante niple jurídico.

Por ejemplo, en uno de los renglones se le califica como "defensor de la Leyenda Dorada". Me parece, excepto que me vea desmentido por otros lectores de su obra, que lo que se propuso el escritor trujillano fue poner en perspectiva la contribución del legado español, partiendo de la idea central de que, en nuestro caso, lo "español" formaba parte ineludible de todo un proceso histórico. Lo mismo podría decirse cuando el decreto lo tilda de "detractor" de la Guerra a Muerte, justamente para enaltecer al "Diablo" como activo oficiante de la misma. De nuevo, lo que hizo Briceño Iragorry fue emplearse a fondo en la tarea de llevar a cabo una revisión crítica de nuestra historia, como también lo hicieron Juan Vicente González y José Gil Fortoul a la hora de analizar las implicaciones que tuvo la contienda emancipadora entre 1813 y 1814.

Así, de numeral en numeral, continúa sonando la música del decreto que pretende rebautizar aquella sede como la "Biblioteca Socialista, General Antonio Nicolás Briceño", y echar al olvido a quien fatigó sin tregua el mapa espiritual del venezolano.

La sobriedad, representada por Briceño Iragorry, no ha podido hallar, en este caso, un mayor adversario.

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Fuente: El Nacional


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