Historia de la hallaca venezolana
Escrito por Yolanda Marín   
Jueves, 23 de Diciembre de 2010 08:55

altLa palabra "Hallaca" , aunque con grandes conflictos de ideas entre filólogos de la Real Academia, presume procede de alguna lengua aborigen, posiblemente guaraní, del occidente de Venezuela. Sin embargo, es cierto, también, que dichas lenguas carecían o hacían muy poco uso, justamente de la “h” y de la “ll”, pero apartándonos de ese hecho y remitiéndonos al significado más cercano, se dice que coincide con el significado de "envoltorio" ó "bojote", dándole así  acepción y una especie de acopio en nuestro vocabulario e intentando reverenciar lo que ella es en sí misma. A la palabra hallaca se la toma como una derivación de la palabra "ayúa" ó "ayuar" que significa mezclar o revolver. Por eso, esa otra versión nos dice, que es posible, que de esta morfología semántica se haya generado la concepción de "ayuaca" (cosas mezcladas); y la cual, por deformación lingüística pasara a llamarse "ayaca".

Cada ingrediente, utilizado en su preparación, tiene sus raíces propias, desde el maíz, el cual, se transformaba, pilándolo, y sancochándolo para convertirlo en una pasta blanca, que luego, a través del proceso de amasado se unía a la grasa de cochino, al onoto y al consomé de gallina para confeccionar la masa. Luego, ésta sería extendida sobre las hojas de plátano para dar cabida al guiso, dándole así idisioncracia propia al obligado plato navideño venezolano. Hoy en día, parte de este proceso se ha sutilizado al sustituir el maíz, por la ya comercial harina de maíz precocida.

La hoja de plátano, usada tanto por el negro africano como por el indio americano, es el envoltorio que la arrellana. Esta concurrida afición de mezclar ingredientes, coloreándolos con el anaranjado del onoto, nos transporta a un pasado de conquista y de territorialidad, de indígenas y españoles, de monte sacro, tierra mojada y casa mantuana, a través del uso de las carnes de gallina, cerdo y res, aceitunas, alcaparras, pasas... todo picado finamente, guisados y distribuidos de manera casual. Sus ingredientes, todos provenientes de diferentes raíces se complementan armoniosamente en la hallaca, expresión del mestizaje y colorido del que es parte nuestro pueblo.

Existen otras versiones que sugieren a la hallaca, como el “tamal” venezolano, proveniente de sobras de las grandes comilonas de las casas de la población elitesca de entonces, en Venezuela, dando paso y estilo, así a la hallaca, y el "bollo" de nuestro país. Cuenta la historia que cuando se estaba construyendo el "Camino de los Españoles" (vía que comunicaba el Puerto de La Guaira con Caracas), los indios consumían generalmente unos "bollos" o tamales, básicamente de puro maíz. Entonces, empezaron a generarse poblaciones enfermizas, y ahora, es sabido que el consumo de sólo maíz, produce una enfermedad llamada pelagra que consiste en la carencia de vitaminas o hipovitaminosis.

Por esa causa, se les pidió a las familias caraqueñas que donaran los sobrantes de sus comidas para que los indios los pusieran en sus "bollos", como lo hacían con sus esclavos y siervos. Nos refiere, pues, esta leyenda, que en unas Navidades, como los criollos adinerados acostumbraban a celebrar con gran pompa y comilonas de todo tipo, el Obispo de Caracas enfurecido por estas costumbres, los exhortó a comer como los indios que trabajaban en el "Camino de los Españoles", con hallacas o bollos o tamales rellenos de sobras; lo cual adoptaron, "muy a su manera", por el temor a ser represados por Dios. Siendo artífice de una u otra historia, la hallaca se purificó y refinó, convirtiéndose hasta lo que es hoy en día; un manjar de los Dioses.

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