El hambre como arma de guerra
Escrito por Ángel Muñoz Flores   
Domingo, 11 de Diciembre de 2022 00:00

altLas Naciones Unidas han condenado enérgicamente el uso del hambre como arma de guerra,

y aunque ésta práctica monstruosa y criminal es de vieja data existen regímenes que la han ido perfeccionando con el pasar del tiempo, para infortunio y desgracia de la humanidad. Así se tiene verbigracia que cuando se habla de campos de concentración y de exterminio, lo primero que viene a la memoria son los establecidos por el Nacionalsocialismo alemán y su máximo líder Adolfo Hitler, no obstante, su vergonzoso antecedente inmediato lo encontramos en la Unión Soviética. Fueron creados en la época de Vladimir Lenin en 1919, con el nombre de GULAG, por sus siglas en ruso que significaba Dirección General de Los Campos. Éstos fueron criminalmente perfeccionados durante la tiranía del padrecito Stalin.

En el GULAG se explotaba la mano de obra esclava de los acusados de cometer crímenes contrarrevolucionarios, empero, lo cierto es que fueron utilizados para esclavizar minorías nacionales, rivales de los jerarcas del Partido Comunista Ruso (PCUS) y desde luego cualquiera que fuese considerado disidente. En estos campos de trabajo forzado igual que los de los Nazis años después, se asesinaron millones de personas de inanición total, es decir, utilizando el hambre como arma de guerra y de exterminio contra el considerado enemigo.

Por ello no sorprende las atrocidades cometidas por Putin en contra del pueblo ucraniano, no sólo por querer eliminarlo a través de continuos bombardeos. En los últimos días pretende un exterminio masivo utilizando el gélido invierno al dejar a la población civil sin calefacción. Esto constituye un crimen y debe preocupar al mundo entero que cualquier potencia pretenda el exterminio de un pueblo, no importan las razones que se esgriman.

Los regímenes autoritarios y totalitarios, independientemente de su pretendido signo ideológico, recurren al hambre para quebrantar la voluntad de la sociedad y someterla a sus designios arbitrarios y despóticos. No se puede obviar que la mayor dictadura del planeta, es decir, la China, también utiliza los campos de concentración en la actualidad, sólo que tienen el eufemístico nombre de granjas de reeducación, empero, en realidad no dejan de ser los campos de concentración con todo lo que ello significa para el martirio de los condenados.

Trujillo que tiranizó por años al pueblo dominicano también impuso un carnet para controlar a los ciudadanos a través del hambre, igual hizo el tirano Augusto Pinochet con el pueblo chileno a través del carnet de pobre, y ni se diga de la larga tiranía de los Castros en Cuba con la tarjeta de racionamiento. Es decir, el hambre no sólo se ha utilizado por los regímenes autoritarios como arma de guerra, sino también como control social y político, lo que significa un acto verdaderamente criminal, ominoso y detestable desde cualquier punto de vista. Constituye un acto inhumano que demuestra hasta donde están dispuestos a llegar los autócratas para mantenerse en el poder. La comunidad internacional debe repudiar esta execrable práctica que viola la dignidad de las personas y los más elementales derechos humanos de las víctimas de tan crueles tratos por parte de regímenes tiránicos.


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