Stalingrado: navidades en la Segunda Guerra Mundial (V)
Escrito por Carlos Balladares C. | X: @Profeballa   
Jueves, 22 de Diciembre de 2022 06:20

altEl pueblo venezolano tiene en las navidades su principal fiesta, y no había conseguido otro pueblo tan devoto

de ellas hasta que conocí a los alemanes. No en vano le dieron a la humanidad el más hermoso villancico: Stille NachtSilent NightNoche de paz, noche de amor. Melodía que cantaron los soldados en las ruinas de la ciudad soviética que habían conquistado en la batalla más sangrienta de la historia. Donde estaban cercados por el Ejército Rojo, y sobrevivían a duras penas con muy pocos alimentos. Les prometieron ser rescatados por el mariscal Erich Von Manstein, pasaban los días sin noticias de esta operación aunque escuchaban y veían los cañonazos a lo lejos. La desesperación entre ellos crecía, pero era Navidad y se reunieron ante la imagen de María y el Niño Jesús hecha en carboncillo por el pastor luterano Kurt Reuber la cual comenzó a ser conocida como la Madona de Stalingrado. 

En nuestra serie sobre el 80 aniversario de la Segunda Guerra Mundial le dedicamos dos entradas por año a las navidades, aunque empezamos esta tradición en el 2020 revisando esa vez las de 1939 y 1940. Nuestro objetivo no es solo mostrar su vivencia en medio del conflicto, sino especialmente comprobar cómo el sentido de la celebración iluminaba la mayor oscuridad del momento. Siempre estamos a la caza de alguna anécdota donde la lógica de odio y muerte se transforme en alguna expresión de fraternidad y paz. Lamentablemente hasta el momento nunca he conseguido una tregua cómo la vivida en la Nochebuena de 1914 en las trincheras del Frente Occidental de la Gran Guerra. 

Las armas no hicieron silencio en los principales frentes el 24 de diciembre de 1942: en la Argelia liberada un grupo de nacionalistas franceses no creyeron en el cambio de bando del almirante Francois Darlan (ver nuestro artículo sobre la “Operación Torch” de principios de noviembre) y lo asesinaron; al norte en Túnez el Afrika korps seguía siendo acosado por las tropas angloestadounidenses y simultáneamente los británicos tomaban Sirte en Libia rumbo a Trípoli. En el Pacífico los B-24 lanzan bombas incendiarias sobre los ocupantes japoneses en la isla de Wake, pero los marines de Guadalcanal reciben el regalo de ser reemplazados por el Ejército y pueden descansar con duchas, comida calienta y paz. La Batalla del Atlántico y la campaña de bombardeo sobre Europa sí parece que se mantuvo en calma; pero lo peor siempre fue el infierno ruso (salvo los campos de concentración y de exterminio que seguían con su cosecha de muerte) donde los soviéticos hacen retroceder a los panzer que se acercaban a Stalingrado y ya tenían en huida a los italianos en el Don. La víspera de Navidad se da la Batalla de Tatsinskaya en la cual los rusos toman el principal aeropuerto que abastecía a Stalingrado. 

La propaganda alemana innovaría esa Nochebuena con una grabación de sus soldados desde diferentes rincones del ahora gran imperio del Tercer Reich (puede escucharse en internet), finalizando con todos ellos cantando Stille Nacht. La idea era reafirmar la manipulación de siempre: la difícil situación no había hecho rendirse al soldado germano que supuestamente defendía la existencia de la civilización cristiana. No podían ocultar que estaban retrocediendo en todos los frentes, que el mismo Ejército que había conquistado París estaba en este momento siendo aniquilado por los que consideraban subhumanos. La población padecía una creciente carestía y lo peor de todo era que sus hijos fallecían en la guerra o volvían mutilados, por no hablar de los frecuentes bombardeos nocturnos ¡y ahora de día también!

A diferencia del año anterior los ejecutivos de los aliados angloestadounidenses lo recibieron por separado en las capitales de sus respectivos países. La comida fue la tradicional y el ambiente era mucho más optimista que en 1941. El Presidente F. D. Roosevelt se dirigió a la nación por radio y de su discurso se puede resaltar las frases: “happier Christmas than last year. The reason it was “happier” was because the forces of darkness stand against us with less confidence in the success of their evil ways”. Y al final regala a todos los trabajadores el día de Navidad, de modo que las plantas dejan de producir armas por un día. Estados Unidos podría darse ese lujo. En la Unión Soviética no era tradición antes de la Revolución celebrar la Navidad el 25 porque no corresponde con su religión ortodoxa que lo hace el 6 de enero, por tanto solo hicieron algunas minorías católicas. Adolf Hitler no lo celebró por ser anticristiano, vegetariano y abstemio. 

En Stalingrado los soldados alemanes luchaban por encontrar la esperanza en medio del hambre y la certeza de su abandono. Algunos habían guardado comida, a pesar del racionamiento, para poder celebrarlo. Solo he escuchado dos historias de posible tregua entre alemanes y rusos: una es la famosa del violinista ruso que tocaba para el Ejército Rojo y se atrevió con una obra alemana: “Oratorio de Navidad” de Johan Sebastian Bach, y cuando los soldados de la trinchera enemiga lo escucharon dijeron por altavoces: “Por favor, toquen algo más de Bach. Nosotros haremos un alto el fuego”. La otra es la de una familia soviética de las pocas que quedaban en la ciudad sitiada que invitaron a un soldado alemán a calentarse en su chimenea cuando estaba casi congelándose, éste respondió agradecido llevándoles lo que había guardado para la Nochebuena y lo compartió con ellos. 

La imagen de la Madona de Stalingrado, después de dar consuelo y paz a tantos soldados, pudo salir de la ciudad sitiada en uno de los últimos vuelos. Ahora se puede contemplar la original en Berlín en “The Kaiser Wilhelm Memorial Church”, pero también hay copias en la catedral de Volgogrado (antigua Stalingrado) y en la de Convetry. Es un gesto de buena voluntad y reconciliación entre los pueblos. Rogamos a ellas por la paz en el mundo, especialmente en Ucrania. 

¡A nuestros lectores, a El Nacional (muy especialmente a la comunicadora Patricia Molina), a los que nos apoyan en la investigación para hacer realidad este proyecto sobre la Segunda Guerra Mundial y a todos los venezolanos de buena voluntad, les deseamos una Feliz Navidad llena de paz y que el Niño Jesús les traiga todo lo bueno!  

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