Madre sólo hay una
Escrito por Luis Homes J. | @luishomes   
Viernes, 07 de Mayo de 2010 17:16

altNos formamos en el vientre de nuestra madre y al desprendernos salir de él, la ruptura del cordón  nos advierte que somos independientes. En teoría. Pero con nuestra madre aprendimos a caminar, limpiarnos los dientes, trenzarnos los zapatos, vestirnos, hacer el bulto, saludar a los adultos, pedir la bendición y comer con buenos modales. Con el paso de los años nuestra madre nos enseñó a leer y escribir y nos introdujo temerosa en  un mundo “en cámara lenta”, advirtiéndonos los peligros de las “malas juntas” y de la ciudad agresiva. Cuando los hijos son muchos y de varias edades, ella cambia pañales, da la bendición, lava ropa,  ayuda a hacer tareas y  prepara primeras comuniones y quince años.

Las infinitas preocupaciones de las madres venezolanas, quedan reservadas para las cuentas de su rosario y los santos de su devoción, pero su angustia las delata: con quienes estarán, qué estarán haciendo, como se estarán portando y a qué hora vendrán,  retumban a diario en su cabeza hasta que somos cuarentones, porque siempre somos sus hijos infinitos. Después de adultos,  una mirada, un abrazo, una simple palabra o  un beso suyo, nos orientan en el transitar de la vida.

Lo que nuestra buena, humilde y sencilla madre hace por nosotros no tiene comparación en la historia de la humanidad. Y así será por los siglos de los siglos. Por eso,  el ser madre constituye el milagro más trascendente de todos: De ella salen los hombres y mujeres que han transformado el mundo y son la semilla primaria que siembra todos los árboles de la ciencia, de la tecnología, de la política, del saber, de la paz, de la esperanza. Porque hay una verdad universal: ¡Todos venimos de una madre!      

Si usted como yo tiene su madre viva, retribúyale de la manera más noble, sincera y genuina una pequeña parte de lo que ella ha hecho en su vida. Renueve sus votos de afecto y amor infinito y hágalo con sinceridad para que sus hijos vean el ejemplo y lo reproduzcan con la madre de sus hijos. Cante nuestra gaita zuliana: “Madre solo hay una y merece la fortuna de toda la humanidad…Madre es sol y luna”  Eso si. No seamos vanidosos ni prepotentes. Aceptemos que todo lo que hagamos por ella, nunca podremos retribuirle lo que han hecho por nosotros. Aquí son sabias las palabras de Isabel Allende: “El peor defecto que tienen las madres es que se mueren antes de que uno alcance a retribuirles parte de lo que han hecho. Lo dejan a uno desvalido, culpable e irremisiblemente huérfano. Por suerte hay una sola, porque nadie aguantaría el dolor de perderla dos veces.”

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