De Honduras a Colombia
Escrito por Fernando Ochoa Antich   
Lunes, 03 de Agosto de 2009 07:11

altLa altisonante respuesta dada por Hugo Chávez al señalamiento realizado por el gobierno de Colombia sobre la aparición de dos armas antitanques (AT-4), pertenecientes a las Fuerzas Armadas de Venezuela, en poder de las FARC no tiene fácil explicación. Afirmar que ese señalamiento es parte de una conspiración de Estados Unidos en contra del gobierno de Venezuela me parece una tontería. Retirar los embajadores y amenazar con congelar las relaciones entre Colombia y Venezuela son medidas que sólo se toman por acciones realmente inamistosas de otro gobierno. Lo normal hubiese sido que Venezuela ordenara una inmediata investigación para determinar los responsables de esa supuesta pérdida de armamento. Así se ha actuado, en muy diversas oportunidades, a través de los años. Es verdad, que estos hechos coincidieron con la autorización dada por el presidente Uribe a Estados Unidos de utilizar bases colombianas para operaciones antinarcóticos, pero estoy convencido que esa no fue la causa que originó una respuesta tan desproporcionada Se requiere vincular un conjunto de hechos internacionales ocurridos recientemente para encontrar la respuesta. Todos sabemos que Hugo Chávez cree que el ataque es la mejor defensa. Veamos.

El derrocamiento del presidente Zelaya ha tenido un importante impacto en la opinión pública latinoamericana. Su desacertada actuación, durante la crisis, ha dejado un sabor amargo. Le ha faltado arrojo y dignidad. Esa es la verdad, pero por encima de esta dolorosa realidad ha estado el fiasco que ha sufrido la política de expansión del chavismo en América Latina. Nadie, hace algunos días, se hubiese imaginado a un presidente perteneciente a los países del ALBA viajar, como un corderito a Estados Unidos, para pedir ayuda al Departamento de Estado a objeto de poder resolver la crisis. Tampoco, que aceptara la mediación de Oscar Arias y no tomara en cuenta los consejos de Hugo Chávez ni su ofrecimiento de invadir a Honduras. Lo más grave de ese fracaso va ser la solución del problema. Creo que las dos partes aceptarán, con algunas pequeñas modificaciones, el contenido del Acuerdo de Costa Rica. Un trascendente éxito del gobierno del presidente Obama y de su Secretaria de Estado. También debemos tomar nota de las derrotas electorales de los Kirchner en Argentina y de Manuel López Obrador en México. Los millones de dólares que se enviaron desde Venezuela no pudieron garantizar el triunfo. Por ahí sí andan los tiros.

El presidente Uribe no tenía otra posibilidad. Tenía que autorizar el uso de algunas bases militares por Estados Unidos. No hacerlo hubiese comprometido totalmente el Plan Colombia y su lucha contra la guerrilla y el narcotráfico. Hugo Chávez pensó equivocadamente que el pueblo colombiano iba a rechazar la decisión presidencial. Por esta razón la criticó con dureza. La respuesta de Colombia fue sutil: hizo pública la información de los AT-4. Hugo Chávez, pisó el peine. Ensoberbecido, reaccionó violentamente ordenando congelar las relaciones y amenazando con expropiar todas las empresas colombianas. Un grave error. No midió las consecuencias: de mantener esa decisión, se perderán varios miles de empleos en Colombia y en Venezuela el desabastecimiento golpeará gravemente a todos los sectores sociales. Ese impacto tan negativo, comprometerá la imagen de Hugo Chávez en los dos países. Sus planes se volverán sal y agua. Difícilmente podrá influir en las próximas elecciones colombianas. En Venezuela, sin exageración, perderá, por lo menos, las elecciones parlamentarias de 2010. En definitiva, un verdadero desastre.

Hugo Chávez es muy afortunado. De manera inexplicable los presidentes Lula y Bachelet decidieron convocar el Consejo Suramericano de Defensa para analizar la presencia de las Fuerzas Armadas norteamericanas en bases colombianas. Digo inexplicable, porque no logro entender la razón de la convocatoria. La decisión colombiana es soberana. Esos mismos aviones se encontraban en Ecuador. Su presencia en Colombia no incrementa la magnitud de una posible amenaza regional. Pienso que son maniobrillas de Lula para fortalecer su liderazgo latinoamericano. Creo, que esta vez va a salir, de no rectificar a tiempo, con las tablas en la cabeza. De todas maneras, si la reunión es exitosa sus decisiones no pasarán de ser un verdadero saludo a la bandera. Nada cambiará. En Colombia permanecerán las tropas norteamericanas y los gobiernos latinoamericanos empezarán a ver con más recelo las liberalidades económicas de Hugo Chávez. El recuerdo de la figura de Manuel Zelaya, tomando en pijama un avión de madrugada, los hará ser un poco más prudentes. Al ver arder las bardas de tu vecino, pon las tuyas en remojo, dice un simpático refrán español.

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