De una Le Pen que queda pendiente
Escrito por Luis Barragán | X: @luisbarraganj   
Domingo, 24 de Abril de 2022 00:00

altLas elecciones y el modo de hacerlas en Francia, lucen extrañas y distantes a los venezolanos

“… Se consolaba bebiendo pastis y votando a Le Pen”

Michel Houellebecq  (*)

Fenómenos como el consabido del Brexit, por ejemplo, no aparecen gratuita,  repentina y brutalmente. Por sorpresivos que fueren, los eventos políticos surgen de procesos más de las veces soterrados, silenciosos e inadvertidos que se resisten a cualquier carta astral, tardando los especialistas en explicarlos.

De muy relativo interés para los venezolanos, hoy, los franceses concurren de nuevo a las urnas en la búsqueda del mayor consenso posible en torno a la titularidad del poder político. Macron luce como el favorito por un ya cómodo margen de diferencia, aunque es de suponer que las restantes fuerzas políticas (y sociales) harán causa común frente a la tozuda adversaria que nadie puede subestimar. No obstante, lejos de toda simpatía por Le Pen, los británicos demostraron que se le puede salir la rueda a cualquier carreta y en cualesquiera latitudes.

Para expresarlo de alguna manera, hay un natural mercado político que ha interpretado exitosamente la candidata por varios lustros, con diferentes expresiones y derivaciones, pues, como ocurre en la cercana España, la demanda por un control legal, justo y razonable de la inmigración, suele confundirse con el más atávico racismo y así lo vemos, a propósito de la guerra ucraniana: en nombre del europeísmo, hay unos que son más refugiados que otros. Luego, evidentemente, la mayor oxigenación y reivindicación la experimenta una ultraizquierda que, paradójicamente, en otros países, añadidos los de la hermandad bolivariana (o descaradamente chavista, a falta de un mejor adjetivo), es la que miserablemente provoca los masivos desplazamientos, convertidos en una novedosa y perversa arma política.

El balotaje tiene por principal virtud la de actualizar y moldear un centro eficaz  y, aunque los sondeos de opinión la descarten,  sabiendo darle la suficiente plasticidad, en esta o en las venideras elecciones, Le Pen o su posible reemplazo, podría hacerse de un inesperado triunfo,  ora por el inspirado realismo que la fuerce a una sana moderación, ora por la estrategia de radicalización de las peores condiciones del país,  según interese a las fuerzas islámicas o de la ultraizquierda dispuestas al posterior asalto del poder. Triunfo que puede ir más allá de los sectores que se sienten inexorablemente fracasados, antes apenas consolados por la hija de Jean-Marie.

La señalada contradicción entre la Francia de la ciudad y la del campo puede dar paso a otras de una mayor gravedad, acaso, postergadas por situaciones como la guerra a un costado del continente. Por lo pronto, las elecciones y el modo de hacerlas en Francia, lucen extrañas y distantes a los venezolanos después de padecer más de veinte años de fraudes plebiscitarios. 

|*|: “Las partículas elementales”. Editorial Anagrama, Barcelona, 1999: 190


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