Las leyes y la agresión: esencia del castrismo
Escrito por Elizabeth Burgos (Analitica.com)   
Lunes, 31 de Agosto de 2009 09:10

altLo más llamativo del video del 22 de agosto del encuentro de Fidel Castro y diez jóvenes abogados recién egresados de la Universidad de Carabobo, no es el hecho de tratarse de su primera aparición en la televisión desde junio 2008, cuando se le vio junto al teniente-coronel Hugo Chávez. Ni tampoco el buen semblante que lucía esta vez gracias a los cuidados que le prodiga el médico español, (y no cubano, pese a la fama de la medicina cubana) doctor Luís García Sabrido, quien muy orgulloso por haber logrado salvarle la vida y el éxito de haberle hecho recuperar la salud, declaró hace un tiempo, que su paciente “está en forma para volver al poder”, y así informar al mundo, por si a algunos le quedan dudas, que Fidel Castro ha recuperado sus fuerzas para ejercer de nuevo toda su autoridad.


No, lo más llamativo de la escena en la que se ve al dictador cubano practicando la actividad que más rentabilidad le ha prodigado para esparcir su influencia a lo largo y ancho del continente, es su oficio de oráculo delante un grupo de diez jóvenes venezolanos, recién egresados de la Facultad de Derecho de la Universidad de Carabobo rindiéndole pleitesía al hombre que tiene el record de la dictadura más longeva de la historia del continente y en donde el derecho del ciudadano no es ni siquiera un recuerdo para el pueblo cubano. Lo que intriga de esa aparición, es precisamente, el hecho de la formación de ese grupo de jóvenes. Es cierto que no deja de ser incongruente que se le llame “Fidel Castro” a una promoción de abogados, cuando se trata de alguien que no se siente concernido por la ley, pues la ley es él. También es cierto que después de todo Castro posee el título de abogado y es más sorprendente aún que grupos de médicos recién graduados hayan tomado como nombre de promoción el nombre de “Che” Guevara, para quién el juramento de Hipócrates significó una banalidad sin contenido, pues Guevara acabó con más vidas que las que salvó como médico. Pero, así son las cosas en el continente de “lo real maravilloso”.

También es cierto que cuando el teniente-coronel Hugo Chávez informó a los medios haber acudido a La Habana para felicitar a Fidel Castro por su cumpleaños, mencionó de paso, que pronto un grupo de abogados venezolanos viajaría a La Habana a entrevistarse con Castro. Era evidente que algo se traían entre manos ambos cómplices.

Por lo general, al dictador cubano siempre le han interesado, sobre todo, los admiradores de la versión épica de la revolución castrista; los guerreros o los candidatos a serlo; aquellos que le profesan culto a la acción militar, aunque sea de palabra.

Tampoco Castro practica la espontaneidad en materia de imagen, ni nunca han sido invitados jóvenes latinoamericanos a Cuba simplemente a hacer turismo; el móvil oculto es el entrenamiento militar aunque vayan a estudiar medicina. Ahora resulta que le interesan los jóvenes abogados y eso no es un hecho gratuito.

El fracaso de la receta guerrillera castrista que introdujo la región al escenario de la Guerra Fría, induce a los guerreros de antaño a ensayar la tan denostada democracia representativa. El empeño electoral de Lula Da Silva, fundador, junto a Fidel Castro, del Foro de Sao Paulo, que lanzó varias veces su candidatura, señaló la senda que al final fue coronada de éxito, demostró la viabilidad de esa opción. La victoria electoral de Hugo Chávez significó la prueba definitiva por la preferencia de la vía electoral pues además, lo hacía dueño de la riqueza petrolera. La fragilidad de las elites venezolanas, le pusieron en bandeja de plata, el tesoro. No en el Brasil, en donde existe una clase dirigente consciente de los intereses del país y de los suyos propios y de su papel en el futuro del país, que le impidió a Lula enfrascarse en la vía desestabilizadora de influencia castrista que fue por mucho tiempo su universidad en política, y más bien operó un viraje que le ha sido beneficio a los estamentos dirigentes brasileños por sus buenas relaciones con los gobiernos de Venezuela y de Bolivia, al mismo tiempo que Lula cubre su frente radical de izquierda doméstico, apoyando, sin condiciones, al gobierno de Hugo Chávez. La elección de Evo Morales en Bolivia, culminó la demostración de lo conveniente de la vía electoral, pues en definitiva, mediante leyes y constituciones a la medida del proyecto, se avanzaría hacia la implantación del modelo de gobierno inspirado en el cubano.

Y cuando se pierde una elección, como las últimas en Nicaragua, se hace fraude, pues Fidel Castro juró, cuando los sandinista perdieron las elecciones (primer intento mediante el sufragio que se dio en el campo del castrismo) que los sacaron por un tiempo del poder, que nunca más perdería una elección.

Además la tendencia general hacia la democracia se esparcía por toda América Latina, ansiosa de sacudirse los años precedentes inmersos en la violencia y la sangre, las torturas, los desaparecidos, los asesinatos de militares, los “ajusticiamientos”, como se disimulaban los asesinatos de los revolucionarios, los asaltos a bancos, los secuestros millonarios, los estudiantes convertidos en guerreros, la amenaza de una a de las mayores aberraciones del siglo XX; la invocación de Che Guevara de “crear dos, tres más Vetnams”.

Los supuestos ideológicos del Foro de Sao Paolo no han variado. En el Foro Mundial Social celebrado en Caracas en 2006, Hugo Chávez, en su discurso de clausura exhortó a “La unión de los pueblos de América Latina, Asia y África para cambiarle el rumbo a la historia”. Es bajo ese presupuesto que se multiplican las elecciones en Venezuela y se realiza el hostigamiento permanente contra las instituciones, pero esa nueva versión de la guerra de guerrillas debe tener visos legales y encontrar seguidores duchos en materia de ley. Le llegó la hora a la formación de “combatientes abogados”; expertos en forjar la seguridad jurídica para entregarse a la inestabilidad política, como lo requiere el castrismo en su larga marcha hacia el totalitarismo continental, de allí la presencia de la promoción de abogados “Fidel Castro” , orientados en la tarea que será la suya que le cantaban al dictador: “Te queremos Fidel, te queremos”. Y el que parecía como el jefe del grupo le expresó que “No hay palabras para agradecerle muy humildemente”, y estar dispuesto a “dar la lucha en cualquier frente de guerra”. Se supone que el tema de la guerra fue abordado con anterioridad, porque Castro replicó: “No somos libres. Estamos pisoteados, matemáticamente está demostrado que estamos ocupados” . Si leemos entre líneas, se refería a Colombia y al acuerdo de cooperación militar con Estados Unidos. Fidel Castro se guardó bien de proponer recuperar la base militar de Guantánamo ocupada por Estados-Unidos.

El modo de subordinación al proyecto castrista estará regido por la “ley” y en Venezuela, el camino está en marcha. Y cuando se sufre de “alucinación de la historia”, lo que es el caso de Fidel Castro y de Hugo Chávez, el control de la expresión, el lavado de cerebro desde la infancia, el doblegar de toda iniciativa, es indispensable para satisfacer el fantasma de rehacer la historia y cambiarle su rumbo.

No toman en cuenta que aquellos que han ignorado las leyes de la historia, tarde o temprano, siempre han sido vencidos por la historia que se genera en su contra.

Si la personalidad de Stalín impuso su legitimidad, pese a los horrores que cometió, no es porque el comunismo haya pretendido cambiar el rumbo de la historia, o por haber implantado el comunismo y haber practicado la justicia social, sino por la batalla de Stalingrado que derrotó al ejército alemán y a Hitler, el autócrata intervencionista que puso a Europa a sangre y fuego. Hitler se suicida cuando las tropas soviéticas llegaron a las puertas de Berlín.

Antes de intentar un conflicto militar con Colombia, guardando todas las proporciones del caso, Hugo Chávez debería reflexionar sobre Stalingrado, y Stalingrado no se sitúa del lado de Venezuela, puesto que el proyecto expansionista, como lo fue el de Hitler, no es de Colombia sino del gobierno de Venezuela. Cuando la historia retoma su rumbo, que termina siempre por hacerlo, las legiones de “guerreros-abogados”, las leyes no los absolverán.


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