El recule de Ramírez
Escrito por Froilán Barrios Nieves   
Jueves, 23 de Julio de 2009 07:20

altYo la llamaría la semana triste la que ha pasado el Gobierno con los trabajadores de la zona del hierro y del petróleo. Creyó que a punta de abuso de poder apabullaría a los reclamos del aluminio y del sector petróleo, pretendiendo arrodillar la protesta obrera, el tiro le salió por la culata y de paso le salió un fantasma que ha sacudido las frágiles columnas del régimen chavista.
Cada día es más evidente para los trabajadores a partir de la vieja frase bíblica “por los frutos los conoceréis”, sobre el carácter antisindical de este gobierno. Aún cuando el Presidente de la República se desgañite anunciando que es un mandatario obrerista, para cada trabajador del sector público o de empresas del Estado, la actitud no deja duda sobre la intención de acabar con los sindicatos, los contratos colectivos y cualquier tipo de reclamo gremial, tal como está establecido en el Plan Guayana y en el “Plan macabro” del Ejecutivo nacional orquestado por la actual Ministro del Trabajo.

Por ello la desesperación cunde en el gabinete presidencial, ya que nadie respeta su capacidad ante las crecientes protestas laborales, las cuales perciben y olfatean la debilidad gubernamental. A tal punto que en el sector transporte el presidente Chávez ante el reclamo gremial, manifestaba directamente a los líderes obreros del sector. “Estos ministros no sirven y no resuelven nada, vamos a ponerlos hablar con gente seria” y los convocó a una reunión con los militares en el Fuerte Tiuna. En realidad ni militares ni civiles arrodillados, han demostrado capacidad, ni gerencia para resolver los reclamos populares y mucho menos los sindicales.

Lo acaecido la semana pasada es una orientación para todos los trabajadores. En Guayana pretendían pagar el fideicomiso a capricho de la gerencia de las empresas básicas menospreciando la fuerza obrera, en días la movilización laboral puso contra la pared al Gobierno y a los gerentes, demostrando la ineficacia y la corrupción en la gestión, al darse a conocer a un sindicalismo fresco y novedoso que ha manifestado, “nuestro problema no sólo es que nos paguen los derechos consagrados en la ley y el contrato colectivo; también condicionamos nuestra protesta a que asignen la inversión necesaria para reactivar las industrias del aluminio”. En resumen, es defender las conquistas logradas y al mismo tiempo los puestos de trabajo, de los cuales viven decenas de miles de familias de esta región oriental.

En el petróleo el episodio fue grotesco. El ministro y presidente de Pdvsa escogió el Domo de Cabimas para desplegar su mala tarde taurina; en tono poco viril enfureció cuando un grupo de trabajadores lo increpó por el contrato colectivo y el futuro del empleo en las empresas confiscadas, repitiendo la arenga antisindical que el presidente Chávez lleva por dentro. La reacción no se hizo esperar, en los talleres, portones, embarcaderos e instalaciones administrativas hubo un rechazo ABSOLUTO hasta ahora silencioso ante el discurso brutal del presidente de Pdvsa.

A tal punto el regaño presidencial sería de tal magnitud, ante tamaña metida de pata, que el fin de semana pasado indicó que discutiría el CCP con la representación sindical que surgiera electa. Como vemos un cambio radical ante la intención inicial de tomar en cuenta solo a los sindicalistas del PSUV, algo nunca visto en la historia laboral de nuestro país.

¿Qué demostraron las acciones y protestas laborales? Que la unidad es posible, y ésta se logra unificando a todos los sectores en protesta hoy, ya que los trabajadores hoy son la vía más confiable para reconstruir el sindicalismo venezolano y su puesto perdido en nuestra sociedad.

 

(*): Movimiento Laborista


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