Una reflexión a propósito de las leyes del actual régimen de poder
Escrito por Henrique Meier   
Miércoles, 21 de Abril de 2010 17:05

altEl Derecho tiene vocación existencial, es una función social que se legitima no sólo en los valores incorporados en el ordenamiento jurídico-positivo, sino, también, en su eficaz aplicación a la realidad, a la vida concreta, situada y temporalizada, de los hombres y mujeres que integran una sociedad específica.

Por esa razón, postulamos que tanto el Derecho “ineficaz” como el “injusto” son perversiones de lo jurídico. La eficacia jurídica es indispensable para garantizar el buen orden en la convivencia. Sin embargo, la eficacia por sí sola no es garantía de un orden justo. Eficaz fue el “Derecho nazi”, pero nadie en su sano juicio podría dudar del “orden injusto”, contrario a la dignidad de la persona humana y sus derechos consustanciales, que se impuso por medio de las “leyes” del régimen nacionalsocialista alemán. El juicio “sociológico” a la eficacia del Derecho es inseparable del juicio “ético” a la justicia del Derecho.

Aunque no dudamos que el Derecho se caracterice por constituir un “orden coactivo”, por tanto, que puede imponerse empleando la denominada “violencia legítima” del Estado, ese sólo rasgo no basta para legitimar lo jurídico. De  lo contrario, las peores aberraciones y atrocidades podrían ser calificadas de Derecho porque integren un orden coactivo de leyes y normas estatales.

Para nosotros no hay otro Derecho “legítimo” que aquel que reconoce y garantiza en sus normas la Doctrina de los Derechos Humanos; en pocas palabras, esa Doctrina nos permite reconocer el grado de justicia expresado en un determinado ordenamiento jurídico.

Ni siquiera la aquiescencia de una mayoría (“legitimidad social”) podría otorgarle “legitimidad axiológica” a un ordenamiento jurídico y un régimen político intrínsecamente injustos desde la perspectiva de los Derechos Humanos.

En ese sentido, postulamos y defendemos que una sociedad jurídicamente desarrollada o en vías de serlo es aquella que tiende, por medio de su ordenamiento jurídico, a superar el orden de la naturaleza primaria donde sólo sobreviven los más fuertes (la ley implacable de la selección de las especies), por un orden superior donde impere la convivencia civilizada, y se aplique el principio de la igualdad de todos ante la ley reconociendo los desequilibrios individuales y sociales, las reales desigualdades humanas, y por tanto, la especial protección y tutela al débil jurídico (el débil social, económico, cultural, psíquico, etcétera).

En mi concepto la justicia a secas es inseparable de la justicia social. Rechazamos por igual la ideología del “ultraliberalismo conservador” que conduce al darwinismo social y económico (sólo sobreviven los más aptos), y la ideología del “socialismo autoritario y totalitario” en sus diversas aplicaciones históricas (nacionalsocialismo, fascismo, comunismo) que en nombre de una supuesta justicia revolucionaria sacrifica las libertades y demás derechos humanos articulados a la dignidad de la persona humana.

Rechazamos por igual la consideración de la persona como instrumento al servicio de la “razón económica y tecnológica” y como instrumento al servicio de la “razón transpersonalista del colectivismo estatal”.

La primera impera en la ideología de la “globalización de los mercados” y “la idolatría de la tecnología” y sus instrumentos de realización son las grandes corporaciones globales sin rostro, ni alma; la segunda impera en la ideología de las pretendidas revoluciones socialistas y sus instrumentos de realización son los Estados totalitarios (Cuba, por ejemplo), o aquellos en proceso de conformación totalitaria  (Venezuela, por ejemplo).

Oponemos a ambas ideologías la Doctrina de los Derechos Humanos, la unión inescindible entre libertad, justicia y solidaridad. La posibilidad de equilibrar autoridad y libertad, desarrollo económico y justicia social, Estado y Mercado, Estado y Sociedad Civil.

Oponemos a la violencia, las injusticias, el abuso de poder, y la corrupción fomentados desde las más altas instancias del “poder estatal”, de un “Estado” y un “gobierno” convertidos en enemigos de la democracia y la convivencia civilizada, el poder de la razón y la justicia, el poder del Derecho como instrumento de realización de un orden de paz, seguridad y bien común.

Aunque los dramáticos hechos que vivimos día a día parecieran hablarnos acerca de la inutilidad del Derecho en una sociedad gobernada por la arbitrariedad, la injusticia, la violencia y el caos, no podemos perder la esperanza. Hoy más que nunca debemos levantar las banderas del Derecho justo y decir como exclamaba nuestro recordado e insigne profesor y maestro Arístides Calvani “Los valores resplandecen más cuando se pisotean y violan”

Pero, la restauración de una sociedad de convivencia civilizada y de un Estado democrático de Derecho pasa por corregir las graves injusticias, desigualdades y exclusiones del pasado que condujeron a las masas empobrecidas a confundir el rechazo a una dirigencia gubernamental, política, económica, gremial y académica insensible a esos problemas, sorda y ciega ante el clamor popular, con el rechazo al sistema democrático que tanto esfuerzo costó instaurar en el país.

El discurso populista y demagógico del actual régimen político y de gobierno ha podido movilizar a la mayoría del país, porque en verdad la sociedad venezolana es una sociedad clasista donde la discriminación y la exclusión son inocultables.

El Estado de Derecho no podrá restaurarse a menos que se produzca un cambio significativo en el sistema de creencias y prácticas sociales, que la solidaridad se convierta en letra viva, que la democracia social deje de ser una mera aspiración, que los venezolanos creamos en la dignidad de toda persona y superemos las odiosas discriminaciones.





blog comments powered by Disqus
 
OpinionyNoticias.com no se hace responsable por las aseveraciones que realicen nuestros columnistas en los artículos de opinión.
Estos conceptos son de la exclusiva responsabilidad del autor.


Videos



Banner
opiniónynoticias.com