Ayer 11 de abril se cumplieron ocho años de la fecha en que se demostró que los pueblos son más fuertes que cualquier gobierno, por muy tiránico que se presente. Desde luego, durante esos aciagos acontecimientos, el régimen se quitó la máscara democrática para no volvérsela a poner jamás. Esa infernal tarde caraqueña nos convenció de lo que presumíamos: que el régimen era capaz de hacer cualquier cosa para mantenerse en el poder. Señores: el 11 de abril de 2002, los del régimen demostraron su instinto asesino. Sólo basta recordar las imágenes de Puente Llaguno que nos mostraban a los pistoleros “defensores de la revolución” disparar contra la marcha. Hoy los pistoleros están en libertad, mientras que quienes nos defendían de aquellas balas, o sea, los comisarios de la Policía Metropolitana, están tras las rejas y condenados a la pena máxima de 30 años por hacer lo que debían según la Constitución y las leyes: defender nuestro derecho a protestar (artículo 68 CRBV) y nuestras vidas (Art. 55 CRBV).

Pues bien, los pueblos son indomables cuando toman una determinación. Aquel 11 de abril de 2002, la gente quería ir a Miraflores. Nadie en particular instigó a marchar hasta el Palacio de Gobierno. Era el sentir de la mayoría de las personas que marchaban protestando durante todos los días previos al momento en que se oyó la voz “Vamos pa’ Miraflores”. Lo demás es una historia negra de la improvisación, de la traición, del miedo y del arrugue militar.

A ocho años de aquella locura, cómo lamentamos no haber tenido en el alto mando a militares de la altura y valentía de los que el año pasado en Honduras hicieron respetar la Constitución de ese pobre y pequeño -pero corajudo- país centroamericano.

Aquí, en Venezuela, nuestros militares desarrollaron la tesis del vacío de poder y, al mismo tiempo, montaron en la Presidencia a un ciudadano que nada tenía que ver con la sustitución de un mandatario: Pedro Carmona Estanga, presidente de Fedecámaras, ¡qué riñones!

En Honduras sacaron a Manuel Zelaya y tomó posesión del cargo el que tenía que sustituirlo: el presidente del Congreso. Los militares hondureños se restearon con la constitucionalidad y garantizaron la permanencia de Roberto Micheletti hasta el día en que asumiría el actual mandatario, Porfirio Lobo.

Otra cuestión que se corroboró durante los sucesos de abril de 2002 es que este régimen está lleno de patarucos que se esconden o saltan la talanquera ante cualquier eventualidad. Son guapos de la boca para afuera, pero no vacilan en dejar el pelero en las adversidades. Hugo Chávez quería escaparse para Cuba, pero no lo dejaron. Volviendo a los militares hondureños, allá sacaron a Zelaya sin que éste se quisiera ir.

“No me retes, Mendoza”

El sábado, Chávez, denigrando de la familia Mendoza, dijo que no irán al Cielo, ya que tienen mucha plata y no hacen lo que la Biblia dice, o sea, venderlo todo y regalárselo a los pobres. Hay que ser verdaderamente cínico para hablar de esa manera, sabiendo que sus más allegados están nadando en dinero, y precisamente no ganado como lo han hecho los Mendoza, con trabajo y constancia, con el sudor de la frente. Mendoza se lo ha ganado trabajando y dando sustento a muchas familias.

Qué vergüenza tener un mandatario que se empeña en atacar a los que fomentan el empleo, pero se hace el loco con los que hacen grandes fortunas a costillas de la supuesta revolución. ¿Será que los Chávez barineses irán al Cielo? Me pregunto: si los Chávez no hubiesen llegado al poder, ¿podrían darse los gustos que hoy se dan? No conocía (ni conozco) “La Chavera”, pero me cuentan que es una mansión al estilo de Falcon Crest, allá en Barinas, que pocos magnates pueden darse el lujo de tener.

Defendido por la FARC

Ayer, el secretariado del Estado Mayor Central de las FARC, en un comunicado redactado desde las montañas de Colombia y publicado por la agencia de noticias Anncol, señala que: “Es inaudito el ataque político y jurídico que el juez español Eloy Velasco ha lanzado contra el Gobierno de Venezuela, es la continuación a través de terceros de la guerra sucia que el gobierno ultraderechista de Bogotá, siguiendo órdenes de la Casa Blanca, le ha declarado por razones ideológicas y geoestratégicas a la Revolución Bolivariana de Venezuela”. ¡Cosa más grande! dirán los cubanos. La mismísima narcoguerrilla defendiendo a Hugo Rafael. Bueno, no debemos extrañarnos, pues recordemos que prácticamente son astillas del mismo árbol ideológico. Tan es así, que el lenguaje utilizado en ese comunicado nos hace pensar que pareciera haber sido redactado por la Comisión de Estilo de la cancillería venezolana. Cualquier persona sensata debe imaginar que si la narcoguerrilla y el gobierno venezolano no tuvieran relaciones, el Secretariado de las FARC no tendría por qué salir en defensa de Hugo Rafael, pero, como no hay dudas de que existe una muy estrecha vinculación, ambos se defienden. ¿O es que ya se nos olvidó cuando Hugo Rafael, en cadena de radio y televisión ante la Asamblea Nacional, pidió otorgarles el carácter de beligerancia a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)?

La cual aceptó

Por más que Hugo Chávez diga lo que dijo ayer: “Les entrego mi corazón a los mártires, héroes y heroínas de Puente Llaguno”, jamás podremos olvidar lo que verdaderamente ocurrió el 11 de abril. Recordemos: el general Lucas Rincón, ministro de la Defensa en ese momento, junto al alto mando militar declaró: “Se le solicitó al señor Presidente de la República la renuncia, la cual aceptó” (http://www.youtube.com/watch?v=44JQ7tBtFKs).

Y como si esto fuera poco, para la historia queda la certificación expresa de Francisco Arias Cárdenas, actual embajador de Venezuela ante las Naciones Unidas, quien responsabilizó directamente a Hugo Chávez de aquellas muertes. Los que no lo crean pueden visitar la siguiente dirección: http://www.youtube.com/watch?v=TOzVYfGJDCE.

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