Domingo de Resurrección
Escrito por Lucas Riestra   
Martes, 06 de Abril de 2010 15:22

altEscribimos estas notas el Domingo de Resurrección, con el que llega su fin la Semana Santa, fecha en la que muchos aprovechan los días de asueto para tomarse un descanso, lo cual no es un obstáculo para el recogimiento espiritual y para renovar nuestra fe, especialmente en estos momentos aciagos en que vive nuestra querida Venezuela. Es especial el momento para alabar Dios, agradecerle por todos los beneficios que nos concede y para poner en sus manos nuestras necesidades más sentidas, las de cada uno y las de la patria.

La Resurrección de Cristo que celebramos el domingo y con la que los cristianos comenzamos el tiempo Pascual, es la razón fundamental de nuestra fe. Lo decimos porque si Cristo no hubiera sido, no sería más que uno de esos profetas importantes que habitaron este mundo, que dejó una doctrina y un mensaje, pero no hubiera pasado de allí. Tal vez tendría algunos seguidores, como los líderes de nuestro tiempo, pero no tendría ningún sentido nuestra fe, en tanto que Jesús es el Hijo de Dios hecho hombre, que en su inmenso amor se entregó por nuestra redención y que el poder infinito del Padre lo resucitó al tercer día.

Parafraseando a San Pablo, palabras más, palabras menos, si Cristo no hubiere resucitado, vana es nuestra fe es decir, no tendría ningún fundamento aceptar a Dios y aceptar la vida eterna que nos está prometida, simplemente por creer en un mensaje de alguien que paso por la vida haciendo el bien, pero que no hubiera sido más que el común de los mortales. Esta afirmación no es fácil de comprender a plenitud, sobre todo a la luz de las consideraciones humanas y quien esto escribe lo hace precisamente porque le ha costado mucho entenderlo. Sin embargo, a la luz de la fe, cualquier cosa puede ser comprensible, si somos capaces de despojarnos por un momento de nuestros razonamientos individuales y nos disponemos a creer animados por el espíritu.

Tiene mucho sentido el contenido del último comunicado de la Presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana, a propósito de la Semana Mayor. Los que creemos en Cristo resucitado, debemos defender a todo evento la dignidad de cualquier ser humano, más allá que se empeñe en presentarse como nuestro adversario, por lo que no hay justificación alguna para que haya secuestrados, privados de libertad, excluidos y que además ser utilice “el poder para privilegiar a unos en detrimento de otros, para restringir la libertad de opinión y acallar la disidencia. De allí el llamado de los obispos “a todos los ciudadanos, a los gestores sociales y políticos y en particular a las autoridades de los distintos poderes del Estado venezolano a multiplicar las acciones que promuevan la convivencia ciudadana a través de la tolerancia y el respeto a los derechos humanos”. Es de hacer notar la preocupación que se pone de manifiesto en este texto, por el empeño oficial de imponerle al país la doctrina marxista, contraria a nuestros valores y cuyos resultados han demostrado, con creces, su histórico fracaso en todos aquellos países que pretendieron aplicarla.

Terminan los obispos implorando que “Cristo muerto y resucitado nos comunique su Espíritu para "construir la convivencia fraterna, amando a todos sin excluir a nadie, solidarizándonos con los pobres y trabajando por la reconciliación y la paz” ¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCION! ¡CRISTO VIVE!

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