El “NUDO gordiano”
Escrito por Pastor Heydra   
Miércoles, 31 de Marzo de 2010 07:00

alt¿Adónde vamos en la Venezuela de hoy? Es una pregunta que debe llamar a la reflexión en estos días de descanso espiritual


En el siglo XX todo proceso “revolucionario” como el ruso de 1917, el chino de 1949, el cubano de 1959, los movimientos anticolonialistas de Asía, África y el Medio Oriente o los de otro signo, aparentemente contrario pero de resultados similares, como el italiano de 1922 o el alemán de 1933; así como estos de mentirijillas como el nuestro, simples autocracias populistas, barnizadas de humanismo marxista, tienen una peculiar característica: Se fundamentan en tesis de redención de los parias de la tierra, pero degeneran en despotismos omnímodos, manejados por un caudillo, una cúpula partidista incondicional, el control estatal de la economía, un sistema jurídico a su imagen y semejanza, que por lo general se llena de exabruptos jurídicos, intimidatorios y represivos, que tienen una sola finalidad: la perduración en el poder.

No otra cosa fue el comunismo de guerra y el estalinismo, sus “purgas” y persecución despiadada en la URSS; la “revolución cultural” en China; el paredón y el ostracismo castrista; el fascismo atemorizador de Mussolini, o el predominio nazi de Hitler con su holocausto judío y un sistema legal elaborado por Carl Schmidt en el que todo el poder se resumía en el “Führer”, al mejor estilo de las monarquías del Medioevo.

En Venezuela, el “border line” democrático ha impuesto ritmos más lentos y progresivos, pero el fracaso del “proceso”; la profundización de la crisis en todos los órdenes, llámese económico, institucional, social, de servicios, parece haber llegado a ese punto de quiebre en el que no queda otro camino que darle “el palo a la lámpara”, voltear la mesa o sucumbir. Y esto último no está dentro de los planes de Chávez prefiere decir con Luís XV: “detrás de mí el diluvio”.

Al que lo ponga en duda, no solo es la historia de esta década, sino los sintomáticos recientes casos, sucedidos en el brevísimo lapso de tres días, con las detenciones arbitrarias de Oswaldo Álvarez Paz y Guillermo Zuloaga por el delito de opinión y la supresión de la inmunidad parlamentaria del Diputado a la AN Wilmer Azuaje presuntamente por una falta leve, que no delito, sin derecho a defensa, sin fórmula de juicio, en un proceso “express”, obsceno pase de factura por criticar a la familia presidencial; todos los cuales hablan por sí mismos.

¿Adónde vamos en la Venezuela de hoy? Es una pregunta que debe llamar a la reflexión en estos días de descanso espiritual.

Pienso que el único factor homogéneo con fuerza política, social y económica que sabe cuál es su norte es Chávez, más allá de lo que digan los sondeos de opinión que aun cuando lo dan en una comprensible baja, mantiene niveles de aceptación que no son para dormirse en fatuos laureles. Chávez tiene una idea única que la hace altamente peligrosa: mantenerse en el poder al costo que sea.

Por básico principio físico reactivo sus opositores, críticos, no beneficiados y detractores es el de salir de él, a nombre de unos principios democráticos, muchos de los cuales son pregonados hacia afuera, pero que la mayoría de la cúpula dirigente de ese sector no practica en sus propias esferas de acción, ni de influencia. Sin saber a ciencia cierta al final, (allí están una enorme sucesión de errores acumulados), cómo hacerlo.

De allí que el estallido de las fumarolas que antecede al gran volcán que estamos viviendo con la crisis del suministro de electricidad y de agua; la altísima inseguridad, el elevado costo de la vida, la inflación desatada, la debacle del sistema productivo, el desempleo galopante, el sectarismo desmedido, la quiebra institucional, la ineficiencia del sistema de salud y de educación, hacen prever la asunción de medidas “heroicas” para salvar “la revolución”.

Estas no son otras que las que están exhibiendo: Terrorismo judicial, amedrentamiento, intimidación, cierre de los espacios de opinión y crítica, persecución selectiva que se hará cada vez más abierta. Y ahora, seguramente, vendrá la invención de atentados y escenarios que faciliten la declaratoria de un estado de excepción, tal como ocurrió en la Alemania de Hitler en 1933. A veces la historia es un espejo del hoy y una proyección hacia el mañana.

Hasta que lleguemos a ese punto en el cual todo deberá resolverse con la formula de Alejandro Magno ante “el nudo gordiano”: “Es lo mismo desatarlo que cortarlo”. No pudo hacer lo primero y procedió con su espada.

¿Estaremos en ese momento? Pienso que no está lejano. 90 días serán suficientes para esclarecer el camino.

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