Niño venezolano, asesinado en Trinidad-Tobago, fue víctima de crimen de odio
Escrito por Omar Estacio Z. | X: @omarestacio   
Viernes, 25 de Febrero de 2022 00:01

altGracias a un amigo en la isla, logro contacto, vía Zoom, con el capitán James Huáng,

trinitario de pura cepa, por más que sea de ascendencia china. 

- El infanticidio del refugiado venezolano, perpetrado por los guardacostas de Trinidad y Tobago, TT., la noche del cinco de febrero, fue un crimen a mansalva diría, yo, planificado y como política de Estado -dictamina, sin titubeos este lobo de mar, de más de 80 años de edad, que se ufana de haber nacido en altamar y navegado, sobre sus olas,  la vida entera. 

Prosigue, el capitán Huáng:

- Déjeme explicarle. En Trinidad y Tobago, hasta un aspirante a grumete sabe cuál es el modus operandi de quienes trafican con migrantes venezolanos. Éstos, se dan a la vela, desde las costas de su país a bordo de los llamados “peñeros”, de matrícula venezolana, que casi siempre son embarcaciones muy precarias. Pero apenas penetran aguas territoriales de TT, hacen transbordo de los pasajeros a lanchas pesqueras con matrícula o bandera de nuestro país, para darle un barniz de legalidad a la fase final de su travesía. Eso, fue lo que ocurrió en el caso del niño venezolano. El propietario de la embarcación con matrícula trinitaria a bordo de la cual asesinaron al niñito, alegó ante las autoridades, que en cumplimiento de la obligación a cargo de todo hombre de mar,  auxilió a los refugiados, que estaban en la embarcación venezolana en  supuesto peligro de naufragio. Esto último, quizás, sea mentira. Pero las autoridades no tienen manera de demostrar lo contrario y aunque pudieran, ello no justificaba los disparos que cegaron la vida del niño, porque en el mar, la vida y seguridad de las personas, prevalecen sobre las medidas coercitivas. En otras palabras,  en cualquier maniobra “causar el menor daño posible al buque, a la tripulación y preservar la vida de las personas afectadas”.  Eso, también, lo sabe el marino más ignaro.

- Capitán -interrumpimos al señor Huáng-  el Primer Ministro y el servicio de guardacostas de TT.,  aducen que, la embarcación que transportaba a los refugiados venezolanos, comenzó a embestir a las dos lanchas auxiliares del guardacosta, “Scarbororought” para evitar su captura y que dado el peligro que eso representaba, abrieron fuego.

- ¡Eso es una ridiculez o peor: de un cinismo criminal   -aquí el capitán Huáng, pierde su compostura inicial- En esta gráfica que le muestro ( aquí, ver https://australia.austal.com/media-images/cape-class-patrol-boat-and-tender-response-vessel ) observamos las características de la “Scarbororought”, marca “Austal” tipo  Patrol 58 – Cape Class, de fabricación australiana, de 59 metros de eslora. Según su catálogo, son súperguardacostas “equipados para, combatir toda la gama de amenazas a la seguridad marítima; luchar contra el contrabando de personas, drogas, armas, la piratería y el terrorismo”. Sobre la cubierta principal de cada lado de la popa, portan dos lanchas de respuesta rápida, https://www.nauticexpo.es/prod/gemini/product-20940-487124.html que una vez posadas por unas grúas, sobre la superficie marina, tienen, cada una, capacidad para transportar y socorrer hasta 16 náufragos. Inverosímil que una balsa pesquera, con 20 refugiados a bordo, a su máxima capacidad, pueda embestir a una embarcación de respuesta rápida, dado que, éstas cuando inician su acción, son ágiles en extremo, pues navegan, semivacías, con sus dos únicos tripulantes. Por otra parte, si alguien quería hacer disparos disuasorios, ha debido apuntar, hacia varios metros, por delante de proa. No dispararle al casco de la embarcación que transportaba a los venezolanos. 

 Los usos, costumbres, la normativa y la jurisprudencia sobre la materia, respaldan las afirmaciones del capitán Huáng. El Convenio Internacional para la Seguridad de la Vida Humana en el Mar de 1974, (SOLAS), ratifica que la vida e integridad de las personas en altamar prevalecen sobre las medidas coercitivas. En el caso del hijito de los esposos venezolanos, Santoyo-Sarabi, los guardacostas de TT, dispararon primero y averiguaron después. Con ello, violaron, igualmente:

El instructivo de Protección de las Personas de la Competencia de ACNUR;  la Convención  de NN. UU.  sobre el Derecho del Mar ; El Protocolo de NN. UU. sobre el Tráfico Ilegal de Migrantes, que tutela “la seguridad y el trato humano de las personas que se encuentren a bordo” (artículo 9, ordinal 1º, literal a); las garantías similares, establecidas, incluso, a favor de los sospechosos de delitos más graves, como son los previstos en el Protocolo de NN. UU. sobre  Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas  cuyo artículo 17 establece en las maniobras de detención y registro, la “necesidad de no poner en peligro la seguridad de la vida en el mar”; las resoluciones 2240 (2015) 2312 (2016) y 2380 (2017), 2554 (2020) del Consejo de Seguridad de NN. UU.,  con miras a salvar las vidas de las víctimas de la trata de migrantes en el mar Mediterráneo y de los secuestros en el llamado Cuerno Africano. Así como los estándares establecidos en numerosos fallos de los tribunales en la materia que han dictaminado que el uso de la fuerza en ejercicio de los derechos de aproximación, búsqueda y detenciones en alta mar deben ser, excepcionales, proporcionales, estrictamente necesarios y ajustados a los principios de legalidad y precaución (Ver, entre muchísimas otras, las sentencias del Tribunal Internacional del Derecho del Mar, en los casos de Saint Vincent y Granadinas v. Guinea y del incidente “Enrica Lexie”, caso, Italia v. India; la sentencia del Tribunal de Catania, Italia, Proc. NR 675/2016; la sentencia de la Corte Interamericana de DD HH., del 3 de junio de 2020 caso Roche Azaña y otros v. Nicaragua, en materia de persecuciones terrestres; la sentencia del 29 de marzo de 2010 de la Corte Europea de DD. HH., caso Medvedyev y otros v. Francia Nº. 3394/03).

Concluye, el capitán James Huáng: 

- El Primer Ministro de TT, Keith Rowley, es reo de crímenes de odio. Por años ha estado colaborando con Nicolás Maduro en la represión más brutal, de refugiados venezolanos, además de tolerar, incluso alentar, diría, yo, la xenofobia contra los nativos de TT, descendientes de chinos, como es mi caso. Pero ni, yo, me voy a regresar a Guandong, al sur de China de donde vinieron mis bisabuelos, ni ustedes, los venezolanos, deberían permanecer pasivos, legalmente, ante los crímenes atroces, del señor Rowler.  

Nota: En contra de su voluntad, he omitido el verdadero nombre del capitán James Huáng. No quiero dar pábulo para que el Carnicero de Trinidad-Tobago, lo maltrate.

 

 


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