No es lo mismo perder que dejar ganar
Escrito por Gerónimo Figueroa F. | @lodicetodo   
Sábado, 15 de Enero de 2022 07:28

altNo hay dudas que Nicolás Maduro y el G2 cubano no dan puntadas sin dedal.

Maduro en las elecciones de Barinas a pesar de haber hecho el aguaje de movilizar toda una maquinaria política, económica, gubernamental y militar, inclusive, para hacer creer que le importaba ese territorio, jugó palante como dicen en criollo, sin cartas marcadas ni dados cargados, buscando matar dos pájaros con un solo tiro: terminar de enterrar al chavismo en lo que se considera su propio epicentro con 22 años de reinado y ofrecer un caramelo de cianuro a los que andan desbocados con el fulano revocatorio para este 2022 y los que están apuntando a las presidenciales del 2024 (colaboracionistas o no). Luego Maduro retomará sus andanzas de jugador tramposo con cartas marcadas y dados cargados para terminar de legitimar su tiranía.

Salvo mejor opinión, los resultados del domingo 09 de enero 2022 en Barinas, donde según el cne madurista el candidato Sergio Garrido obtuvo en 55% contra un 41% del candidato madurista Jorge Arreaza, es la expresión del rechazo que tiene la ciudadanía en todo el territorio venezolano contra la corporación criminal que tiene secuestrada a nuestro país. Según el cne madurista la participación en las elecciones de Barinas fue del 48% de inscritos en el REP, indicando que el 52% restante no se enteró o no quiso enterarse de esas elecciones, donde obligatorio y políticamente hay que meter la lupa por qué no votaron.  

Sin negar el hecho como tal, y la euforia generada por ese triunfo donde el gran protagonista fue ese 52% del 48% que salió votar contra la tiranía, porque a ese pueblo barinés no le importaba el candidato que pusieran los partidos opositores por cuanto la decisión de votar contra el régimen estaba tomada, tal como ocurrió el 6 de diciembre de 2015 en las elecciones parlamentarias, donde la consigna para cambiar el CNE, el TSJ y el resto de los poderes era: “abajo y a la izquierda, la tarjeta de la UNIDAD, la de la manito, selecciona todo y dale votar”, y eso hicieron más de ocho millones de venezolanos en ese momento sin que importara quien o quienes eran los candidatos. 

Después de ese gran paso dado por el pueblo barines, hemos visto a políticos “eufóricos” decir que la liberación de Venezuela comenzó en Barinas y que “ahora para las presidenciales”, pero sin precisar cómo es que se organizarán en UNIDAD para pelear por condiciones democráticas que permitan no solo votar, sino también elegir, porque no es lo mismo perder que dejar ganar, y conociendo lo tramposos que es el régimen, no hay dudas que en esta ocasión dejaron ganar siguiendo una ruta trazada. Hay que evitar caer en los errores cometidos en el pasado, como por ejemplo la mala administración del triunfo sin discusión que obtuvimos en las parlamentarias del 6 de diciembre de 2015, cuando en vez de cumplir con las promesas electorales cuatro jefes de partidos secuestraron ese triunfo y tomaron rutas distintas a los acuerdos de 2015.    

Pero como si esto fuese poco, también hemos visto en los medios de comunicación y las redes sociales que el presidente interino que el 5 de enero 2022 se reeligió para un cuarto período, anunciando que solicitarán un referendo revocatorio contra el usurpador Nicolás Maduro (tratan de disfrazarlo diciendo que sería un plebiscito). Es algo que fuera de las fronteras venezolanas alguien lo cuenta y con seguridad la gente preguntará por el autor del guion de esa película cómica. ¡Carajo! Como se puede entender que el presidente legítimo de un país diga que solicitará un revocatorio para el presidente ilegítimo. Solo en Venezuela se patentan marcas como esa. Diría Don Quijote: “Cosas veredes Sancho, que no crederes”.  Por cierto, Sergio Garrido al igual que los gobernadores del Zulia, Nueva Esparta y Cojedes, también reconoció a Nicolás Maduro como presidente, diciendo que “la realidad era Maduro en Miraflores”, ignorando al interinato que el 5 de enero 2022 se reeligió para un cuarto mandato.

Sin embargo, y en honor a la verdad, no debe quedar ninguna duda, que sin cartas marcadas ni dados cargados para montar la trampa, el pueblo venezolano con cualquiera de nuestros candidatos con las manos amarradas hacía atrás, en unas presidenciales le daría una soberana paliza electoral al mejor candidato del chavomadurismo. Porque en un país donde más del 90% de los ciudadanos quiere que termine la usurpación, por mucho que se dividan los votos no se justifica numéricamente que el régimen gane 19 gobernaciones, tal como ocurrió en 2017 y el 2021. Por eso Maduro nunca aceptará elecciones presidenciales para perder. En ese sentido es importante crear una dirección opositora horizontal sin exclusiones, que escuche sugerencias y tenga tolerancia para las críticas, que genere estrategias políticas, y conjuntamente con la comunidad internacional que dice que nos apoya, buscar el cese de la usurpación.

 

 

 

   

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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