Antonio Ledezma: “El diálogo podría significar más muertes para Venezuela”
Escrito por Gerónimo Figueroa F. | @lodicetodo   
Lunes, 27 de Mayo de 2019 09:48

altPara el Alcalde Metropolitano en el exilio, “reincidir en entablar un diálogo con artífices de una narcotiranía, no solo es una ingenuidad, sino un craso error

que puede significar mas muertes para Venezuela”. Considera que “hay que partir de la caracterización que ya es prácticamente universal, según la cual Maduro es un tirano y los tiranos usan el diálogo como un ardid para ganar tiempo, entrampando a sus interlocutores. Eso fue lo que hicieron en el año 2003 con los expresidentes Gaviria de Colombia y  Jimmy Carter de Estados Unidos, se tragaron los acuerdos, se burlaron de los documentos firmados y profundizaron la represión, el control de los medios y fortalecieron a los grupos armados", aseguró Ledezma.

—    Gerónimo Figueroa (GF): Luego del 2003, la oposición volvió a dialogar durante el proceso de La Salida

—    Antonio Ledezma (AL):  Sí, se tropezaron con la misma piedra, algunos advertimos que eso sería fatal para la lucha de calle que había tomado dimensiones importantes para encarar los desmanes de la tiranía madurista. ¿y que pasó? Pues, que Maduro repitió la misma dosis durante el frustrante diálogo del 10 de abril de 2014, eso fue un  show de televisión, que solo sirvió para que este entretuviera a la dirigencia opositora, mientras desmantelaba las protestas de calle que respondieron al llamado que hicimos del movimiento La Salida junto a María Corina y Leopoldo.

 

—    GF: ¿Entonces, por qué insisten en dialogar si saben que el régimen no cumple?

—    AL: Llama la atención que se vuelva a tomar ese atajo, porque la ruta que se trazó el régimen durante el año 2016 fue correr la arruga. Ganar tiempo era vital para Maduro y su pandilla, mientras pasaban los meses y la oposición perdía la euforia que se desató a raíz de la gran victoria parlamentaria de diciembre de 2015. Algunos volvimos a ser la manzana de la discordia, cuando de nuevo nos opusimos al fulano diálogo,  que tenía como moderadores a Zapatero y a Samper, ambos claramente parcializados con la dictadura. Eso fue, más que un error, un traspiés que nos costó sangre, sudor y lágrimas. Fue tan descarado el comportamiento del régimen que hasta el Papa Francisco reacciono públicamente, reprochando la burla de Maduro y sus voceros.

 

—    GF: ¿Qué ha influido en esas reiteradas estrategias asumidas por la oposición?

—    AL:  Ahí se pueden ver muchos rasgos de ingenuidad, de errores, de malicia o sombras sórdidas, porque que se equivoquen, unos novatos, bueno uno diría "se dieron un portazo". ¿Pero, qué repitan el error  los dirigentes veteranos?, eso es muy alarmante. Lo de Dominicana estaba más que cantado, estaba clara la táctica madurista, ellos querían sacar del juego a Almagro y a la OEA, distraer a la gente, para que se desinflara la protesta de calle. Utilizaron a los presos políticos como rehenes, como fichas de cambio en las mesas de negociaciones. Mientras sentaban a la dirigencia, por otro lado la desprestigiaban perversamente. Esa es la verdad. Lo de Dominicana fue un acto de impericia política que representa una era de muerte y dolor para Venezuela.

 

—    GF: ¿Qué hubiese hecho Ud.?

—    AL:  Lo primero es saber colocar las cartas adecuadas sobre la mesa, comenzando por la verdad, nada de escondrijos, decirle la verdad a la gente y así impedir que se enterara por otras vías sorpresivas. Otra cosa es tener moderadores confiables, como Felipe González o Pastrana o Tuto Quiroga. Otra cosa, una sede confiable para todos, Dominicana tenía intereses económicos por la deuda contraída con Venezuela y su marcado interés en negociar una refinería. También era fundamental tener una agenda de peticiones intraficable, fue un error no plantarse con exigencias que no se podían entregar, como la libertad de los presos políticos, la ayuda humanitaria, las elecciones soberanas, el juicio político a Maduro, recuperar las potestades de la Asamblea Nacional, entre algunas metas. Pero nada de eso se logró, por el contrario se perdió todo, se entregaron las banderas de lucha de calle y por eso la gente se desmotivo.

 

—    GF: Y ahora, ¿qué es lo que pasa con Noruega?

—    AL:  Que se repite el error. Hay mucha confusión que genera incertidumbre. Primero se niega el diálogo, luego se admite, mientras tanto Maduro repite su dosis de veneno, sacándole punta a las reuniones, publicitándolas, porque sabe que eso es como darle una patada en el estómago a la ciudadanía que está engrinchada con esos diálogos fallidos. En segundo lugar, tenemos claro que la agenda tiene como punta de lanza el fin de la usurpación y la gente no entiende cómo se puede negociar con el tirano a menos que sea para que realmente se vaya. Además,  Noruega es uno de los gobiernos que no ha reconocido a Guaidó como presidente l egítimo. 

 

—    GF: ¿Pero Guaidó ha dicho que no se negocian elecciones?

—    AL: Sí,  y está muy bien que Guaidó despeje dudas, pero hay que comprender que la ciudadanía tiene apremios cuando se asoma la carta de unas elecciones pactadas, aunque Guaidó lo ha negado. Pero se tiene en la memoria la imagen de que se decía lo mismo cuando se dialogaba en Dominicana, se aseguraba que jamás iríamos a elecciones regionales y eso fue lo que se hizo, lamentablemente, días después del clamoroso plebiscito. 

 

—    GF: ¿Qué propone Antonio Ledezma?

—    AL: Tomar en cuenta lo que han dicho desde el Grupo de Lima, lo que también se ha afirmado en la OEA y en el departamento de Estado de los Estados Unidos, nada de elecciones, lo que corresponde es finiquitar la última página de esta usurpación. Es clave reconcentrarnos en la ruta con los tres pasos que la gente repite de memoria y con fe: Fin de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres. Sí eso se altera, se rompe el ritmo de lucha y eso es lo que buscan Maduro y sus asesores cubanos. También pienso que hay que consolidar una estrategia compartida, Guaidó debe ser presidente de todos, no jefe de un grupo, el sectarismo es nocivo, la estrategia debe ser parte de una visión compartida.  Fíjese que me pareció muy delicado que Julio Borges, embajador ante Grupo de Lima designado por Guaidó declaró que no sabía nada de Noruega, que no estaba de acuerdo. Eso es malo, muy malo, porque si no hay una línea coherente se pierde fortaleza.

 

—    GF: ¿Qué siente por Juan Guaidó?

—    AL:Admiración, pero eso no evita que declare lo que creo correcto. No soy miembro de un club de fans, soy un dirigente político, y Guaidó es nuestra esperanza, si falla, perdemos todos y esa carta hay que saberla jugar para asegurar una gran victoria.  A Guaidó lo respaldo, pero creo que se han cometido errores, se lo he dicho en privado, y mi responsabilidad es advertir en vez de salir luego a darme golpes de pecho por lo que no se indicó a tiempo. Guaidó debe tener claro que Maduro es el jefe de una mafia, que mientras manda a sus compinches a Noruega, deja morir a niños que requerían de un trasplante de médula; fabrica metralletas mientras la gente se muere de hambre; entrena sicarios en campos de formación de escuadrones,  mientras no hay luz, ni agua, ni equipos de salud en hospitales; que habla de diálogo mientras tortura al periodista Medina, tiene desaparecido al diputado Zambrano y al Gral. Baduel. En definitiva para Maduro es ganancia marear a la comunidad internacional exhibiendo un falso talante dialoguista mientras descuartiza a la asamblea Nacional.


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