Políticamente correctos
Escrito por Nicomedes Febres Luces   
Jueves, 04 de Abril de 2019 05:58

altLa lucha política usualmente es una batalla encarnizada donde predominan los dobles lenguajes, las traiciones, los intereses bastardos

y la interpretación torcida de la realidad.

Tanto que las grandes virtudes de un político son la crueldad, la ambición, la valentía y la laboriosidad al buscar el poder. Perdonen tanta verdad así duela, pero aunque no guste esas sí son las virtudes que debe tener un político para obtener y mantener el poder, y lo dicen, no un pendejo como yo, sino los grandes filósofos de la Historia y de la ciencia política. Mientras la honestidad, el apego al juego limpio, el respeto a la palabra empeñada y a los acuerdos son virtudes humanas pero no son virtudes políticas, sino caretas del manejo del poder. Y si hay políticos personalmente virtuosos. No es que los políticos son unas ratas, es que la política práctica es así y basta que un solo jugador político participe en el juego sucio para que todo el juego se transforme en algo despiadado porque los políticos deben ser crueles.

Sucede que los venezolanos disfrutamos antes de unos líderes democráticos enfrentados que supieron acordar un juego político más o menos limpio y cuyos resultados electorales eran respetados en nombre del bien común y para que nosotros viviéramos en paz y en democracia y esa fue la gloriosa Cuarta República, donde los ambiciosos y los tramposos, los hombres arteros y los golpistas, siempre independientes revestidos de falsa honorabilidad, fueron puestos de lado para beneficio de todos los venezolanos. Esto que estamos viviendo es lo opuesto de lo anterior, producto de los ambiciosos que se aliaron para defenestrar a Carlos Andrés y repartirse el poder y esquilmar a la sociedad, solo que uno de ellos resultó mucho más cruel y tracalero que los otros y monopolizó el poder y cuando sus aliados se dieron cuenta ya era tarde y comenzó la destrucción de Venezuela.

Al presidente Pérez a la hora de la verdad desgraciadamente le falto crueldad el 4 de febrero y por eso estamos como estamos. Los que antes denunciaban alguna irregularidad como el turquito que es ahora fiscal, resultaron ser mil veces más tramposos que sus predecesores y ya no queda ni un atisbo de verdad en el discurso oficial. Saberlo demuestra que nuestra realidad actual fue la crónica de una muerte anunciada en 1998, también son responsables de esta tragedia los políticamente correctos que hablan del apego a todos los procedimientos y códigos morales y legales para quienes la justicia y la bondad se producen por generación espontánea o una iluminación celestial. Ese discurso es válido solo para engañar como lo hizo el chavismo en sus inicios. Vean ahora al turquito, paladín del derecho procesal en la cuarta república y ahora se pasa por el forro ese derecho por el cual se rasgaba las vestiduras antes.

Esa apología de la rectitud legal en el proceder, luego de tanta injusticia ni es justa ni conveniente para la paz duradera. Es más, esa corrección política solo esconde la inmensa cobardía personal de sus promotores y usan al equilibrio y a la justicia para esconder su complicidad porque no cabe la neutralidad cuando los fuertes agreden a los débiles y esa neutralidad se vuelve un delito de complicidad con el fuerte, a expensas del sufrimiento de los débiles. La rabia actual es parte del derecho natural.


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Para refrescar la columna la foto del día es una postal del Hotel Alemania y del malecón de Macuto a comienzos del siglo XX hace más de cien años. Luego en nombre de la chabacanería y del igualitarismo las cosas bellas de Macuto fueron destruidas y se perdió un hermoso polo turístico e histórico y la chabacanería en nombre de la democracia venció y ahora vemos las consecuencias. Existe también la postal desde el ángulo contrario del malecón.

 


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