¿Una invasión armada?
Escrito por William Anseume | X: @WilliamAnseumeB   
Sábado, 23 de Febrero de 2019 04:54

altNicolás Maduro carece de escapatoria. Aun cuando cuente con el apoyo subrepticio, calladito, silencioso, soterrado, como lo suelen dar algunos países

durante estas eventualidades. Recordemos el apoyo venezolano a Argentina en aquella aventura de Las Malvinas, por ejemplo. No tiene la tiranía cómo salvarse. Se puede rendir antes de algún tipo de confrontación bélica, o puede rendirse no mucho después de iniciada la operación. Tiene los días, las horas, los segundos, contados. No es ésta una guachafita discursiva a la que nos acostumbraba su antecesor fallecido. La amenaza a su terquedad es absolutamente real. Y es una tremenda amenaza militar con tiempo y acciones determinadas. Los venezolanos uniformados lo saben, hasta los milicianos; el usurpador también. 

Imaginemos que elucubran una “guerra asimétrica”, con bandadas de terroristas entrenados, conocedores de la selva, bañados del alma romántica, recordativa de la revolución cubana, con guerrilleros, militares soñadores, muchachos recién reclutados a juro, ponedores de bombas, suicidas de otras latitudes, cuasi religiosos creyentes en el socialismo pereciente de este siglo, ¿cuánto aguantarían dejándose matar?

La entrada de la ayuda humanitaria va. Sin duda. Es una acción seria. Y si de este lado se continúa la evitación de su llegada, la respuesta no se hará esperar. ¿Creen acaso que se trata de juegos infantiles de soldaditos de plomo? Es carne viva la que exponen, de venezolanos, de extranjeros, de gente creedora o no en el sostenimiento de un proyecto muerto. ¿Creen que el Comando Sur de los EEUU habla sólo en términos políticos? Es del modo que menos habla un comando como ése. Están verdaderamente entrenados para cumplir sus funciones de guerreros. Craig Faller, comandante de ese tan importante grupo bélico mundial, no discursea cuando expresa lacónico: “salven a su gente y a su país”. Se refiere a la ayuda, desde luego. Esa ayuda que no es sólo comida y medicinas y médicos. La toma hasta ahora de Venezuela por grupos de terror, más colectivos, más pranes, más la dispersión militar en reguero discontinuo, según la especialista en temas jurídicos y diplomáticos, Milagros Betancourt, en reciente foro en la USB, hace pensar en efecto que solos ya no podemos salir de esto. Aunque, sin duda, digo yo, no es lo preferible. Será una mácula indeleble si llega a ocurrir de ese modo. Pero, las advertencias y el sufrimiento diario en la agonía continua de la gente, no pueden esperar más, ya se pasó el tiempo del aguante callado. La raya ha sido hace mucho traspasada por la satrapía. 

Las amenazas son reales, la ayuda humanitaria es real, con real, con alimentos, con médicos, con medicinas, pero también con protección armada. Es una ayuda que tendrá que imponerse por necesidad de comida y de salud, pero en el fondo existe una necesidad espiritual y material de salir de este despropósito político inhumano. Es una necesidad de los venezolanos que se extendió al mundo. Aun si Trump resulta políticamente ganancioso, habrá contribuido a expulsar buena parte de nuestros males más dañinos a los Derechos Humanos del orbe. A Maduro y los adláteres que le duren no les queda escapatoria factible. 

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