Y de la transición social, ¿Quién habla?
Escrito por Pedro Pimentel C. | @PedroPimenteC   
Jueves, 14 de Febrero de 2019 00:00

altEl pueblo Venezolano luce esperanzado, finalmente se ve la democracia en el horizonte y vamos camino a su encuentro. 

 

El pueblo Venezolano está claro, tan claro que, si nos encontramos una lámpara mágica y un genio nos ofrece cumplirnos tres deseos, seguro que pediríamos 1) Cese de usurpación 2) Gobierno de Transición y 3) Elecciones Libres.

La transición es el camino según aseguran los analistas, y está presente en todos los discursos de la dirigencia opositora actual. Hasta se ha aprobado en el parlamento nacional un “Estatuto que rige la Transición a la democracia para restablecer la vigencia de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”. Éste instrumento, se presenta como un cuerpo normativo transitorio, lo cual inicialmente coincide con el planteamiento de reconocidos juristas, entre ellos, el Doctor Duque Corredor, quien señaló en sus redes sociales que “para restablecer la institucionalidad inexistente procede la promulgación de un régimen jurídico transitorio por la AN”.  Sin embargo, en mi humilde opinión; al conocer el contenido del referido instrumento, debemos plantearnos algunas interrogantes: ¿se consultó públicamente su contenido? ¿se debatió con los diferentes sectores políticos y sociales al respecto? ¿se excedió la AN con algunas de las estipulaciones plasmadas en el Estatuto? ¿finalmente se renovarán los poderes públicos como se ordenó en el mandato del pasado 16J? ¿Por qué se evita nombrar la consulta popular  del 16J en el estatuto? ¿Por qué se deja la puerta abierta a ratificar autoridades actuales de los diferentes poderes públicos, cuando el mandato del 16J ordena la renovación de TODOS los poderes Públicos? ¿Por qué se establece carácter transitorio al resto de los poderes públicos que sean nombrados, cuando la transitoriedad que indica el 233 de la CRBV sólo recae al encargo del presidente de la AN sobre las funciones de presidente del ejecutivo nacional? sobre éstos temas profundizaremos en otro artículo en los próximos días, pues; sólo aplaudir sin cuestionar, nos convertiría en la misma especie política que hoy combatimos, y creo que hace falta más que parecer distintos, debemos actuar diferente, ello incluye el apego a las normas.

Retomando el tema central de la transición, debemos distinguir entre la transición política y la transición social. La primera, es la que se oye a diario, la que se respira en las calles, la que se lee o escucha en las noticias, en otras palabras la que luce hoy fundamental e indispensable, sí, esa misma que se ve en el horizonte o que incluiríamos en los tres deseos. La segunda, la transición social, es la que viene pasando desapercibida pero tiene tanta o más importancia que la política.

Y no me mal interpreten, cuando digo que puede tener  más importancia la transición social que la transición política, lo digo convencido, pues ésta última ya está a la vista, la dirigencia se presume preparada para asumirla, la comunidad internacional se ha volcado a favor  del rescate democrático e institucional el país, y además, la gente, el ciudadano, se ha unido en respaldo del Cese de Usurpación, del Gobierno de Transición y las Elecciones Libres. Mientras que, la transición social luce huérfana, aun cuando nuestra sociedad ha sufrido la mayor de las enfermedades (el comunismo) durante 20 años, en consecuencia, hoy tenemos  una sociedad enferma, que requiere ser tratada con urgencia, y cuyo médico de cabecera debe ser la familia, y sus principales medicinas: la educación, la seguridad jurídica, la inversión, el empleo digno, entre otros.

En el estatuto  para la transición se señala, que “Durante veinte años de Revolución Bolivariana se ha impuesto un sistema político alejado de los principios constitucionales y de la tradición republicana del país. Los venezolanos sufren graves carencias materiales y el cercenamiento radical de todos sus derechos, incluidos los políticos. El socialismo real los ha sometido a la persecución, al caos y a la miseria. Frente a esta situación emerge la necesidad urgente de regresar a la democracia constitucional.” Sin embargo el desarrollo del citado instrumento va dirigido a solventar una situación política y no social.

Si hoy los venezolanos podemos identificarnos con la frase “la espera desespera”, respecto al desenlace del conflicto político que hoy vivimos; debemos tener claro que la transición social puede ser todavía más lenta y aunque parezca duro, hasta más difícil.

El daño que el régimen del ex presidente Chávez y el ex presidente Maduro le hicieron a nuestra sociedad ha sido descomunal, han sembrado odio y resentimiento, han dividido familias, han conformado colectivos armados, han creado un fenómeno migratorio inducido, y han impedido que los jóvenes de hoy conozcan la democracia y la meritocracia.

 Es por ello que, unido al respaldo de la transición política en curso, debemos crear los mecanismos que conduzcan de manera simultánea e inequívoca a la transición social que requiere nuestro país. Lograr una transición social real, es la única garantía de no cometer los errores del pasado. Así mañana nuestros políticos tal vez puedan equivocarse, pero nuestros ciudadanos sabrán actuar en consecuencia, y no sufriremos nuevamente autocracias ni pensamientos únicos, y volveremos a seguir ideas y no personalidades.

Incorporémonos en nuestras sociedades, hagámonos parte de un voluntariado, una ONG u otra agrupación, seamos parte del cambio social aportando en nuestra comunidad.

Trabajemos en lo social, para dejar de ser pueblo y convertirnos en ciudadanos. 


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