Para reaccionar: ¿Qué más tiene que pasar?
Escrito por Pedro Pimentel C. | @PedroPimenteC   
Miércoles, 10 de Octubre de 2018 00:00

altDefinitivamente el régimen no deja de sorprendernos con su capacidad represiva, su violencia y opresión.

Cuando muchos creen haberlo visto todo, una nueva y repugnante agresión y violación de los DDHH se hace presente en Venezuela ante la mirada incrédula de los ciudadanos. 

Pero lamentablemente parece que tenemos una memoria muy corta o la indolencia se ha ido apoderando de un sector de la sociedad y la política nacional. 

Primero la persecución que hoy mantiene a más de 233 presos políticos y 7.336 personas bajo investigación penal con medidas cautelares, por motivos políticos según el Foro Penal Venezolano, lo cual certifica la OEA. Luego, sólo durante las protestas de 2017 indica el mismo Foro Penal Venezolano, desde el 1 de Abril al 31 de Julio, 133 personas fallecieron en el contexto de las manifestaciones, al menos 4.000 personas más resultaron heridas, y otras 5.051 fueron arrestadas arbitrariamente. Posteriormente la tortura a la que ha sido sometido el excapitán Juan Carlos Caguaripano, y la lamentable masacre del Junquito, en la que fueron asesinados Oscar Pérez y sus compañeros de resistencia. Entre otras atrocidades que ha cometido el régimen para intentar mantenerse en el poder a costa de lo que sea, promoviendo el odio y una ola de represión sin precedentes en el país para sembrar el miedo entre los venezolanos, y llegando hasta el lamentable asesinato del concejal opositor Fernando Albán.

Todo lo cual se suma a la crisis humanitaria actual, el fenómeno migratorio, la previsión de una hiperinflación de 10.000.000 % según el FMI para 2019, entre otras penurias que hoy toca vivir al pueblo venezolano. ¿qué otra cosa falta?.

Y cuando la capacidad de asombro del ciudadano parece haber llegado al límite, nos percatamos que algunos sectores opositores insisten en dialogar con el régimen e incluso insinúan la necesidad de participar en un eventual proceso de referéndum para aprobar o rechazar una constitución fraudulenta promovida por la ilegítima ANC, proceso además dirigido por el CNE chavista, ¡Fin de Mundo! dirían algunos, yo diría fin de la democracia nacional… si es que lo permitimos.

Así las cosas, me pregunto y dejo la incógnita para ustedes, para reaccionar ¿Qué más tiene que pasar?.

NO podemos fingir que nada pasa, NO podemos olvidar a quienes han dado su vida por luchar y soñar con una Venezuela Democrática, NO podemos ignorar a las familias que se han desintegrado y cuyos miembros han tenido que emigrar del país hasta caminando, NO podemos callar ante la actitud complaciente y los errores de algunos sectores de la “oposición”, NO podemos menospreciar el esfuerzo interno y en el exilio de hombres y mujeres que se empeñan en restaurar las instituciones democráticas en el país, NO podemos permitir que continúe la omisión inconstitucional en la que ha incurrido la AN respecto a la consulta popular del 16J, NO podemos aceptar que un usurpador pretenda seguir actuando como presunto presidente de la República, NO podemos permitir que nuestras calles se sigan tiñendo de sangre. En definitiva no podemos seguir siendo indiferentes, tenemos que llamar las cosas por su nombre, tenemos que alzar la voz contra la injusticia, tenemos que ser firmes y exigir a los “líderes” que actúen como lo que presumen ser. 

Con estas líneas pretendo invitarles a reflexionar, no es momento de banderas  político partidistas, la única bandera debe ser la tricolor, el único partido debe ser Venezuela y la única opción debe ser la de rescatar la democracia, en el marco de la constitución y los tratados internacionales. No es momento de seguir personalidades, debemos seguir y luchar por ideales.

 Debemos entender que para alcanzar la Venezuela que queremos, debemos sumar el esfuerzo de todos, la indiferencia no puede ser una opción, el compromiso con el país debe ser una obligación ciudadana. Pero ese compromiso requiere de acciones urgentes que pasan por la inmediata organización y unificación del sentimiento opositor y la actuación coherente y responsable de la dirigencia.

Ahora bien, ¿es coherente y responsable plantearse participar en un diálogo o proceso electoral con un régimen asesino? Yo creo que no, pero cada uno puede responder. Lo que también sorprende es la facilidad de algunos para dialogar con el régimen opresor y la dificultad que los mismos tienen para conversar entre los factores de la oposición.

Al final de estas líneas pareciera que, para reaccionar solo debemos entender: “mañana te puede pasar a ti o a uno de los tuyos y ya entonces será muy tarde despertar”… Podríamos lamentar mañana la indolencia que algunos mantienen hoy, por ello debemos separarnos de aquellos que persisten en una actitud complaciente y ambigua, es momento de identificarnos plenamente con el lado de la historia en la que queremos aparecer.

 

 


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