La corrupción es una realidad presente en todas nuestras sociedades por varias razones, la primera de ellas es la naturaleza católica de nuestra cultura

donde el perdón alienta moralmente a la lenidad ante el delito al hacer débil el castigo de los culpables en una sociedad de cómplices donde la corrupción tiene puerta franca y ya Juan Nuño hablaba de la relatividad moral de los pueblos y culturas alrededor del Mediterráneo, y eso parece ser verdad, salvo en naciones musulmanas cerradas donde la pena capital es el castigo natural para muchos delitos y de hecho esas naciones son consideradas ejemplares en el tema de control social de la delincuencia.

La segunda razón puede ser la prepotencia del Estado sobre los ciudadanos y de la gente que lo controla desde el gobierno y la discrecionalidad de los jueces y autoridades al no existir los juicios con jurados ni mecanismos de rendición de cuentas. Hay también la razón histórica donde en nuestro país la corrupción ha sido la fuente principal de la riqueza que se lava en la generación siguiente y a veces en la misma que es la culpable, además existe la exaltación de la viveza criolla como una virtud y nunca como un defecto. Contra eso no pudo ni Bolívar, partidario también de la pena capital, que aplicó en Caracas incluso durante su última estadía. Al no haber sanción social se dificulta mucho la lucha contra la corrupción. También el clima influye al ser más fácil jalar bolas que jalar escardilla bajo este solazo tropical.

Es posible que el mejor período en la lucha contra la corrupción en nuestra historia sea el período colonial y su pena capital pues las instituciones reales eran severas contra la corrupción y quizás solo durante el período de la Guipuzcoana aumentó la corrupción por los precios del cacao, que ella pagaba por fanega del producto 8 pesos y había que arrimarlas a la empresa, mientras los contrabandistas pagaban 26 o 28 pesos por la fanega y la buscaban en la costa desde islas como Aruba, Trinidad y Curazao. Por eso las industrias chocolateras suiza, holandesa y belga se construyeron con el cacao venezolano y de allí que nosotros ni siquiera condenamos el contrabando, al punto que los margariteños mandaban sus cartas a Europa entonces a través de los piratas y contrabandistas. Luego hay varias normas para evitar la corrupción, desde dar una parte de lo quitado a los corruptos a sus denunciantes, hasta pagar por las denuncias, pero la mejor es aplicar toda la meritocracia por concurso posible y así los empleados se deben a sí mismos los cargos y menos a determinados favorecedores: el amigo poderoso, el cuñado, el partido, el sindicato o vaya usted a saber. Otra cosa es la reducción del poder del Estado y de la discrecionalidad de los empleados.

Vengo del mundo de la Medicina y allí la violación de la meritocracia era impensable y por ende no conocí casos de corrupción y todo se debía al predominio de los concursos para los cargos disponibles y esos concursos son factibles de replicar en el resto del empleo estatal, solo que siempre ocurrió la influencia de un padrino poderoso y uno ve a familiares de políticos que son unos flojos e ineptos y ascienden solo por las influencias circunstanciales. Así sucede para la aprobación de becas, de contratos, de ascensos y nombramientos. Sin embargo la meritocracia tiene dos peligros, primero, no basta con tener credenciales académicas para saber mandar o relacionarse con los subalternos y hay gente sin don de mando que han sido un desastre en nuestra historia como el doctor José María Vargas quien después de haber sido rector de la universidad y presidente de la república fue nombrado empleado jefe de asuntos científicos, pesos y medidas de lo que sería hoy el ministerio de fomento de entonces donde hizo gran labor y segundo, a veces la corrupción o su riesgo debe ser aceptada en determinadas circunstancias de alta política para evitar males mayores como le ocurrió a CAP cuando lo fusilaron jurídicamente por el dinero dado a Nicaragua para proteger a Violeta Chamorro. No era corrupción pero podía parecer. 

*Quienes fusilaron a CAP deben de estar arrepentidos. Yo lo apoyé.