De la abstención electoral al cambio de gobierno
Escrito por Claudio Briceño Monzón | @CabmClaudio   
Jueves, 24 de Mayo de 2018 00:00

altLa pluralidad política puede contribuir al hecho de la incursión de regímenes que ni siquiera el más desagradable manejo conceptual podría calificar como democrático,

el mero hecho de celebrarse elecciones sin consideración alguna al papel real que cumplen es un supuesto precepto republicano. En democracia liberal, la libertad debe ser alcanzada en un clima de igualdad y obediencia a las normas constitucionales. Democracia popular, se gobierna en nombre de un partido, con un poder omnipotente y una capacidad absoluta de decisión, no existiendo libertad individual ni estado de derecho.

El desarrollo es igual al progreso económico, y seguridad es  igual a desarrollo. Sin desarrollo no hay seguridad, todo lo contario se incrementa la inestabilidad. La crisis y el desarrollo quedan sujetos al ámbito de las relaciones sociales. Las desigualdades en el desarrollo, se proyectan espacialmente en la sociedad, y se distinguen en sitios, lugares, regiones, países; contrapuestos por el acceso a la riqueza, por la disponibilidad de conocimiento, por el grado de autonomía social.                 

La actual crisis de quiebre económico que vive el país, representada por la híper inflación, tiene el efecto político de destruir la predictibilidad y la expectativas racionales de que dependen los ciudadanos en sus vidas cotidianas, que constituyen las bases mismas del orden social. La legitimidad y la confianza en instituciones del Estado, el gobierno nacional, las autoridades regionales (gobernadores–alcaldes), los partidos políticos y los diputados de la Asamblea Nacional, pierden la libertad ciudadana a medida que la crisis domine la autoridad del orden legal. Con las instituciones públicas en crisis, es difícil salir de la misma, más con un Poder Ejecutivo empeñado en solucionar los conflictos, redefiniendo el orden socio económico, a los intereses de un modelo inviable. 

En Venezuela para superar la actual crisis política y económica, es necesario implementar una restructuración de las relaciones entre el Estado y la sociedad, y la implementación de medidas económicas que requieren un liderazgo político capaz de realizar una alianza política de respaldo a los programas de reforma económica. Los factores endógenos de la crisis venezolana, los queremos negar y el gobierno los trata en el fondo de maximizar. El incremento cotidiano de los altos niveles de pobreza y de desigualdades sociales son escenarios fecundos para el florecimiento de la corrupción, el clientelismo y la violación sistemática de derechos y garantías constitucionales. 

Hasta que estos inconvenientes no sean superados, no podremos recuperar la democracia y el Estado de Derecho, que para su existencia es fundamental la realización de unas elecciones limpias y transparentes, donde puedan participar todos los ciudadanos sin proscripciones míseras y con un Consejo Nacional Electoral CNE, que tenga nuevos rectores que fortalezcan la parcialidad y correspondencia de los actos electorales.                    

En dictadura, democratizar no es simple transferencia de los derechos a los ciudadanos, es desmantelar el autoritarismo político–militar, es crear las condiciones necesarias de destruir la predictibilidad, las expectativas racionales de las que dependen los ciudadanos en sus vidas cotidianas, que constituyen las bases mismas del orden social. Democratizar seria recuperar la legitimidad y la confianza en las instituciones constitucionales del país. La transición democrática nos llevará en algún momento a la recuperación del equilibrio del orden social, que ha tendido a desaparecer como resultado de la crisis híper inflacionaria, de la economía de guerra revolucionaria. 

Es necesario un cambio en el país, que contribuya a fortalecer el bien común de los ciudadanos, a través de alianzas y coaliciones políticas, que alcancen su legitimidad a partir de los efectos sobre el sistema político y su ejercicio del poder. Muchas veces las coaliciones exitosas muestran, después de un corto tiempo, que no eran más que alianzas, armadas a partir de necesidades específicas de tipo electoral y al pasar el tiempo se disuelven sin pena ni gloria. En Venezuela todavía no hemos logrado una unión política coherente para derrotar el actual gobierno de Nicolás Maduro Moros. Las elecciones son un factor de lucha política, que deben demostrar su trasparencia, para no beneficiar a grupos aventajados que tratan de reducir el número de ciudadanos que actúan en nombre del pueblo. La tendencia democrática pareciera que se aleja de nuestra realidad, y el sufragio universal libre y secreto, es un principio que parece quedó en la fantasía de nuestra estadística, donde la fabulación tiene más poder que los hechos y donde las mayorías no son escrutadas en las elecciones y un gobierno impopular es reelecto no se sabe cómo? Vendrán tiempos mejores donde las alianzas sean nacionales y donde la mayoría de los venezolanos alcancemos nuevamente la felicidad plena, más allá de intereses personales, partidistas y logremos encaminar al país al desarrollo y a un futuro nuevamente enmarcado en la seguridad y en la proyección de un desarrollo que logre el bien común tan anhelado por todos los ciudadanos venezolanos.                     


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