El día después
Escrito por Alexis Aponte | X: @alexisaponte14   
Martes, 22 de Mayo de 2018 00:00

altEl liderazgo político tiene que estar a la altura de las circunstancias. Dejar a un lado el protagonismo y las ambiciones personales y grupales

 

Elecciones

No hay sorpresas. Nicolás Maduro ha sido “reelecto”. Perdió Henry Falcón, candidato ganador según las encuestas, ahora perdedor,. El balón está en la cancha del presidente en ejercicio-electo. No creemos que pueda hacer mucho ya que en la práctica es un prisionero de sus limitaciones política, ideológica,  económica, financiera y ahora de sanciones internacionales.  Los meses que le vienen al presidente y con ello a Venezuela, serán los peores que mandatario alguno haya vivido. 

Todo pasa por cambiar el modelo económico, pero eso está en el plano de los milagros. Las contradicciones internas, los grupos políticos y no políticos, la geopolítica y compromisos adquiridos hacen prácticamente imposible una rectificación. En política y en las artes militares  cruzar “la línea de no retorno” implica inmolarse o entregar la plaza sin condiciones. Un cambio de rumbo político económico con este gobierno sería un milagro. 

Todo seguirá igual o peor y el margen de negociación para las partes  se reduce, para el gobierno se incrementa el costo de salida. Este tránsito se podría maquillar con la puesta en práctica de aquella máxima de Guiseppe di Lampedusa: “…cambiar todo para que nada cambie…” pero eso alargaría unos meses el desenlace. 

Economía

Mientras tanto el general Economía seguirá haciendo su trabajo: Hiperinflación, deterioro del salario real, hambre, escasez de comida, medicinas y efectivo, desaliento, empresas cerradas, desempleo y por supuesto un incremento de la emigración de venezolanos a cualquier sitio que podamos llegar. 

Un país que solo exporta petróleo y con  más de dos semanas que no le ingresa dólares a PDVSA, ya que nuestros buques cargados, no pueden zarpar por temor a embargos por parte de acreedores que están a la caza de nuestros activos. Pensemos nada más, que esta situación se prolongue por cuatro o más semanas. En ese escenario nuestros ingresos de divisas estará o ya están  en cero. Sería una situación peor a la vivida con el paro petrolero, con la diferencia, que en aquella, teníamos un monto apreciable de  reservas internacionales, un sector productivo en mejores condiciones y los mercados internacionales a disposición. 

Lo anterior afectará las importaciones de medicinas, comidas, repuestos y bolsas CLAP y algo crucial para todos los venezolanos: la importación de gasolina. Esto último, ya está afectando el transporte de comida interna desde los centros de producción y distribución a los centros de consumo. No sería exagerado decir que podríamos estar a las puertas de una parálisis del aparato económico. Ya estamos frente al hecho de personas que no pueden asistir a su trabajo por problemas de transporte colectivo, el cual tiende a la paralización  por razones de deterioro y falta de mantenimiento.

Esta economía requiere no de Decretos de Emergencia, sino de políticas públicas de emergencia dirigidas a:  aceptar la ayuda humanitaria, estimular al sector productivo privado, decisiones tendientes a una unificación cambiaria, acuerdos con los acreedores de deuda externa para “sacar” a Venezuela de la condición de “default”,  acuerdos con todos aquellos demandantes que han incoado y algunos ya han ganado los  litigios internacionales, una reingeniería urgente de PDVSA, para deslastrarla de personal en exceso,  de aquellas funciones ajenas a su actividad medular y la incorporación a nivel directivo de personas que conozcan del negocio.

Iniciar y culminar en un tiempo record,  un proceso de privatización de empresas en manos del estado venezolano empezando por aquellas improductivas (creemos que son todas).  Nada será viable bajo hiperinflación, por lo tanto, es un objetivo principal y urgente desarrollar políticas económicas para abatir la inflación, recuperar el salario real y mejorar las condiciones sociales de suministro de agua potable, luz eléctrica, telecomunicaciones, salud y seguridad. 

Unidad Nacional

Esta reciente jornada electoral nos ha dejado una experiencia política: Es necesaria una real Unidad Nacional de todos los sectores que adversan a este sistema político. Ningún gobierno que quiera recuperar la economía, la reinstitucionalización del país, llegar acuerdos sobre la deuda externa, abatir la inflación, traer comida y medicinas y  unificar el tipo de cambio, podrá hacerlo sin llegar a un Acuerdo Nacional de largo alcance. 

La Unidad planteada tiene que ser inclusiva, transparente y fundamentada en torno a un objetivo común y una estrategia compartida. Acciones concretas consensuadas para lograr el poder político y luego para ejercerlo. Estamos proponiendo un gran Acuerdo Nacional de País a corto, mediano y largo plazo. 

El liderazgo político tiene que estar a la altura de las circunstancias. Dejar a un lado el protagonismo y las ambiciones personales y grupales. Hoy día lunes 21 de mayo, se inicia una etapa nueva y superior en la lucha política. Venezuela reclama entrega y desprendimiento a todos los venezolanos. A los partidos que revisen su visión y misión y que interpreten una realidad que los ha superado. 

Esta etapa hay que asumirla con honestidad, entrega y pasión.  Es la hora de aquellos que han asumido la lucha política como líderes sociales y que se han ganado o tienen que ganarse la credibilidad y el respeto de los ciudadanos. 

Unidad Nacional para reconstruir la República. Todos tenemos un papel que jugar.  

 

 


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