Venezuela de un sueño democrático rico a una realidad socialista pobre
Escrito por Claudio Briceño Monzón | @CabmClaudio   
Martes, 27 de Febrero de 2018 06:01

altLa democracia incluye consideraciones de la manera en que se ejerce el gobierno, no sólo acerca de cómo es escogido,

sino la práctica y el gradual acercamiento de normas y habitos e instituciones. La democracia para su existencia, necesita la presencia de funcionarios electos, con elecciones libres, limpias y frecuentes; y con la presencia de libertad de expresión, dos prerrogativas ausentes actualmente en Venezuela. La influencia de la revolución cubana en la Venezuela contemporánea, es más que evidente, en la visión de la izquierda de mediados del siglo XX, en plena Guerra Fría, que le daba prioridad a la justicia social, al nacionalismo, y terminó despreciando la democracia y el estado de derecho. Ese pensamiento de izquierda de inspiración maoísta, trotskista, guevarista, nos ha llevado adoptar un regimen dictatorial con la simbiosis entre militares y los ciudadanos denominados revolucionarios, nos ha acarreado un gobierno autoritario y anti–democrático con la extición de todas las libertades políticas y económicas.

Venezuela es un país rico en la fantasía de lo que fuimos, en la nación petrolera que soñó ser la dueña de un instrumento que llegó  a ser el recurso más poderoso que se haya puesto al servicio de Humania del Sur, es decir, del Tercer Mundo. La utilización de ese arma como un poder disuasorio, ante las demás naciones del mundo, fue un factor que trajo como consecuencia el despilfarrado de una riqueza que siempre profesamos que nunca se iría a terminar.

Actualmente somos un país pobre, al borde del naufragio, con una diversidad ideológica y múltiples problemas. El hundimiento al que hemos llegado nos está llevando a unos niveles de miseria absolutos. El súbito declive  de las inversiones de empresas transnacionales ha ocasionado la existencia de una capacidad de desarrollo nulo, y un endeudamiento que no permite alcanzar el mínimo nivel de producción en el sistema económico del país. Todo esto administrado por un gobierno socialista, que nos está encaminando directo a la bancarrota y a una catástrofe en cadena, nunca vista en los últimos tiempos en América Latina, con los casos específicos de las crisis híper inflacionarias de Argentina, Perú, Chile y Brasil; las cuales se verán minimizadas con la hecatombe que se esta promoviendo en Venezuela, con dos décadas de un neo populismo salvaje, que nos ha transmutado de un país rico y productivo, a un país pobre y al borde de la destrucción de sus sistema social de convivencia.

La realidad de la cotidianidad venezolana vigente, para que tengan una idea los que no viven en nuestro frugal país, es que el sueldo de un mes de trabajo de cualquier trabajador no alcanza ni para alimentarse dos días de una semana. La expresión Guerra Económica, que tanto repiten los militantes del régimen madurista, no la entendemos, pero si percibimos a diario como el país a cada minuto y hora, se devalúa de forma multiplicadora. El gobierno con su célebre cinismo, de que aquí no pasa nada, y que es culpa de un capitalismo especulativo, nos continúan conduciendo con sus políticas económicas erradas, al borde del abismo, el cual intuimos sin ser adivinos nos vaticinará un fuerte estallido social con brotes de violencia incontrolables, una explosión nacional, causada por la hambruna generalizada de la mayor parte de la población, que carece de los recursos necesarios ya que su remuneración económica no alcanza para comer y vivir con la holgura propia de un país mínimamente productivo.   

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