El muy difícil 2010
Escrito por Fernando Luis Egaña   
Martes, 05 de Enero de 2010 07:16

altEl 2010 será un año muy duro en lo político, económico y social. El poder querrá ponerle el candado a la jaula y el país democrático deberá restearse a fondo. No debería ser un tiempo para las medias tintas ni para la cómoda apatía. Un agudo observador de la realidad venezolana, de esos que se llaman “realistas” o escépticos informados, dice que este año terrible de 2009 será relativamente malo en comparación con lo que vendrá en el próximo. Y es que la radicalización del delirio socialista de la satrapía hará que el año Bicentenario sea un avispero de conflictos de pronóstico reservado.

En el campo político, el régimen bolivarista buscará mantener su dominio por encima de las voluntades electorales. Ya ha recorrido un largo trecho de ese camino, pero no escatimará vericuetos -incluyendo la opción Constituyente- para impedir la eventualidad de una Asamblea Nacional con significativa presencia del espectro opositor. La muy ultrajada Constitución de 1999 puede dejar de ser moribunda para terminar enterrada debajo de los escombros de la seudo-institucionalidad.

En el terreno económico, el circo revolucionario dará cada vez menos pan productivo. A pesar de que el barril petrolero se esté cotizando en precios altos desde una perspectiva histórica, el acoso a la producción nacional y a la iniciativa privada en alimón con el creciente e ineficiente entramado económico estatal, agravarán la crisis laboral, salarial, alimentaria y de servicios básicos como electricidad, agua y combustibles. No importa que el BCV o el INE maquillen y emperifollen las cifras, porque las evidencias cotidianas son imposibles de esconder.

En la esfera social, asimismo, se expandirá la conflictividad y es previsible que prosiga el deterioro de los programas o misiones sociales del Estado nacional. No parece que las areperas del ministro Samán logren compensar el desmejoramiento de Mercal, o que la ruidosa aparición de la Policía Nacional Bolivariana le haga mella a la vorágine de violencia que campea en las urbes de Venezuela, o que el enésimo relanzamiento de alguna Misión preterida alcance a eclipsar las tendencias negativas en educación, salud, seguridad social.

Sin duda se trata de un cuadro complicado y adverso para el conjunto de la sociedad y también para el proyecto de dominación en marcha. No obstante, de no cristalizarse una férrea unidad político-social que consiga contrapesar el propósito de avasallamiento, podría ocurrir aquello que los clásicos denominaban “depaupera e impera”, es decir que el abajamiento general de la calidad de vida se tradujese en desesperanza y resignación.

¿Hay oportunidades de cambio en el 2010? Para la revolución bolivarista el año que entra debería ser el de su consolidación forzosa, aún a costa de ese decorado dizque democrático que ha venido parapeteando desde el principio. Para la nación de cultura democrática, la oportunidad de encarar la lucha se presenta y aviva por el propio contexto nacional de mengua y regresión. Todos a una, eso sí, para que el 2010 realice esperanzas que el país merece.

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