Dignidad nacional |
Escrito por María Alejandra Malaver | @malemalaver |
Viernes, 02 de Febrero de 2018 00:01 |
Una conocida frase dice que “la dignidad no se negocia”. Hoy, los venezolanos tenemos que rescatarla y relanzarla. A lo largo de los últimos casi 20 años, desde lo más alto del poder se ha minado la dignidad de la ciudadanía, se ha jugado con el honor y se han destruido los valores populares. Pasamos de una sociedad con la frente en alto a una que se encuentra sumergida entre bolsas de basura y con la cabeza gacha esperando las migajas que caen del plato de los poderosos. El modelo político y económico venezolano también posee una dimensión sociocultural que ha hecho mella con la formación de nuestra gente. Hoy, tristemente, no nos parecemos en nada a aquellos venezolanos de ayer que exigían sus derechos con fuerza e ímpetu. La presión a través del estómago, la represión y la opresión han sido los ingredientes de la receta para moldear lo que el socialismo llama el “hombre nuevo”. Tenemos, con carácter de urgencia que sobreponernos y avanzar hacia la creación de un país con dignidad. Esto pasa, porque cada ciudadano tenga libertad de hacer, crear y decidir. Los venezolanos tenemos que retomar los principios que han sido eliminados o trasformados en esta era aciaga. La solidaridad, la honestidad, el trabajo en equipo, el valor del mérito, todos estos aspectos deben regresar. Los antivalores creados por la revolución deben ser superados. Es momento que pasemos de una sociedad dependiente a unas generadoras de riquezas, entendiendo estas no solo como una acumulación de bienes sino de saberes y de moral. La trampa y la viveza deben ser superadas por el trabajo duro y los logros personales y grupales. Los venezolanos podemos ser mejores, creo en nuestra gente y sé que unidos podemos hacer de nuestras ciudades, estados y del país un ejemplo para el mundo entero. ¿Fácil? Claro que no lo será, pero tampoco es imposible hacerlo. Los venezolanos podemos construir una nación que sea referencia en el continente, tenemos las bendiciones naturales que Dios nos dio y el talento de cada uno de nosotros para lograrlo. La dignidad de cada venezolano no puede ser negociada más nunca en la vida. La dignidad de nuestro pueblo jamás debe ser vendida por una bolsa de comida o por un carnet. Somos más que esto, somos los herederos de los valientes Caribes y de los héroes que le dieron libertad a Venezuela y a todo un continente. Nuestra gente unida, creará consciencia y con ella ciudades de ciudadanos dignos.
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