¡A promulgar el odio...!
Escrito por Antonio José Monagas | X: @ajmonagas   
Martes, 14 de Noviembre de 2017 07:05

altEn política se cometen tantos errores, como enfoques tiene la vida cuando de analizar su discurrir se trata.

Sobre todo, cuando el ejercicio de la política sucede en tiempo de dictadura. Es cuando la política se torna invasiva, abusiva e insidiosa. 

Con el golpe que la Asamblea Nacional Constituyente le propinó a las libertades políticas, al sancionar la “ley contra el odio, la convivencia pacífica y la tolerancia”, se arrogó la potestad de inhibirle al venezolano emociones que reflejan la conciencia reguladora de su estado anímico, el abuso gubernamental alcanzó la cúspide en la orografía política nacional. 

El propósito que encubre esta ley, es desquiciadamente político por cuanto no hay forma razonable de penar impulsos de sensibilidad hacia aquello imaginado como positivo o negativo. Tan absurda normativa, detenta problemas de inconsistencia jurídica lo cual evidencia el carácter viciado que exhibe su origen. 

Esta ley revela serias dudas en su estructura jurídica. Pone al descubierto una arriesgada discrecionalidad en su normativa pues la misma se basó en criterios individuales de “constituyentistas”, cargados de odio visceral. Contrariamente a lo que invocaron apelando a la condición “soberana y plenipotenciaria” que se endilgan. 

Lejos de presumir ser una ley contra el odio, es una ley que promoverá serios desencuentros que radicalizarán más aún la polarización. Es decir, que lejos de evitar comportamientos encubiertos en el odio, provocará reacciones saturadas de odio. 

Por dónde se vea tan absurda ley, su aplicación devendrá en gruesos problemas. Se apoya en un concepto jurídico indeterminado cuya interpretación evidencia la circunspección del funcionario. Se convierte en amenaza a libertades tan fundamentales como la libertad de conciencia y de expresión, pensamiento, opinión y de prensa. 

¿Cómo definir el cuerpo del delito en medio de realidades que confunden prácticas políticas con ideales políticos? Esta ley no posee ni la fuerza ni la razón jurídica, ni tampoco la garantía, para atacar la causa de fondo del odio. Menos, en una sociedad donde el pluralismo político es condición sine qua non y fundamento del sistema político democrático que se dice ser. Sin duda, está dirigida a incentivar actitudes de odio necesarias para activar resentimientos que hacen que una dictadura se torne en instrumento de turbulenta lucha, tal como pretendió justificarla el Ché Guevara. Más, cuando dijo que “un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal”. Debe reconocerse que es una ley para estimular el odio entre venezolanos. Una causa disfrazada para ir !a promulgar el odio…¡

 


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