¿Qué se puede esperar?
Escrito por Williams Caballero | @wcaballerolopez   
Viernes, 20 de Octubre de 2017 00:01

altLuego del evento comicial del 15 de octubre, hemos visto como se ha despertado una ola de indignación

luego del anuncio de los resultados electorales anunciados por Tibisay Lucena.

Era lógico esperar lo que ocurrió. Nadie, en su sano juicio, puede confiar en aquellas rectoras que controlan el Consejo Nacional Electoral (CNE), y se comportan como ministras de Nicolás Maduro.

De que jugaron sucio lo hicieron.  La reubicación de centros electorales, las dádivas, el descarado proselitismo político del régimen en las puertas de los centros de votación, todo formó parte de un plan bien diseñado.

Los resultados en Miranda y Carabobo sorprenden hasta al más pintado. Pero, en el caso de Bolívar no sólo fue ventajismo electoral sino que se tienen pruebas fehacientes de la estafa electoral.

Actas forjadas, resultados publicados en la página web del CNE que no se compaginan con las actas que están en posesión de la oposición. Toda una red de irregularidades que no tienen límites.

¿Qué podíamos esperar? El régimen ataca  electoralmente como ocurrió en muchos estados del país, y luego institucionalmente al impedir que los gobernadores electos por la Unidad se instalen en sus respectivas gobernaciones.

Lo que ocurre en Bolívar es un fraude abierto y ya comprobado, y lo que está sucediendo en Anzoátegui es el vivo ejemplo que si el régimen no gana arrebata de la forma más descarada.

Desde estas líneas quisiera enviarle un  mensaje de respaldo a Andrés Velásquez quien prácticamente está luchando solo contra el ataque más feroz del régimen de Nicolás Maduro, porque los enchufados están defendiendo los resultados de las acciones en torno al Arco Minero.

Y, hago lo propio con Antonio Barreto Sira, Juan Pablo Guanipa, y los gobernadores de Nueva Esparta, Táchira y Mérida, quienes contra todo pronóstico pudieron vencer las trampas de un régimen experto en marramuncias.

Los venezolanos, todos y cada uno de nosotros, tenemos que dar un paso al frente y apoyar a los gobernadores electos del Unidad. Más allá de posiciones personales, si nos gustan o no, lo que está en juego son los últimos vestigios de institucionalidad y de libertad para todos los ciudadanos.

Así como no podíamos esperar nada bueno bajo un régimen como éste, igual nosotros tenemos que unirnos, bajo un nuevo liderazgo opositor, que nos permita direccionar la lucha para alcanzar los objetivos a corto y mediano plazo.

El pueblo venezolano no merece estar padeciendo por culpa de un régimen que ha aniquilado a la nación, que nos tiene comiendo menos y entre bolsas de la basura. Esto se debe acabar, y la única forma de hacerlo es a través de la acción decidida y democrática de la sociedad democrática movilizada.

 

 


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