Me quedé pensando. Tal vez duré más tiempo de lo debido; medité aquella escena, hice un veloz balance en mi cabeza y espeté,

como un grito ahogado entre mis pensamientos, que: ¡Qué riñones tienen!

Los voceros del régimen generaban en sus cuentas Twitter, en una especie de estado de agitación orgásmica, su satisfacción por la cotización del precio del barril de petróleo venezolano en Yuanes. 

Pero, ¿qué locura era aquella? Sí, sé que deberíamos estar curados en salud, aunque tenemos que admitir que este Gobierno sabe sorprendernos.

Cuando creíamos que todo estaba visto y sabido, ¡salta la liebre! Nos madrugan con la venta de crudo nacional en la moneda china. Y, según afirmaron, aquello significaba un "duro golpe al imperialismo".

Puedo deducir que los comunistas de Pekín estaban complacidos con sus deudores venezolanos, no obstante la crisis económica venezolana no se alivió en lo absoluto.

Por mi mente pasó la imagen de una Venezuela transformada en colonia de la ancestral china, con todos los dueños de  abastos asiáticos pavoneándose por doquier y sintiéndose dueños y señores de esta tierra. Pero, desperté rápido de este pensamiento, porque un escalofrío recorrió mi ser.

Caí en cuenta que ya sea en bolívares o en yuanes la carencia de comida es igual, y hasta peor, el alto costo de la vida es una cruel y devastadora realidad para cada uno de los venezolanos.

Unos minutos después de leer con estupor la noticia del petróleo cotizado en yuanes, fui al mercado de Puerto La Cruz a comprar un pollo para preparar el almuerzo del día siguiente.

¡Sorpresa! El pollo no estaba valorado ni en yuanes ni en rupias, sino en nuestro devaluado bolívar. El costo de aquél animal, que pesó un poco más de dos kilos, fue de 54 mil bolívares.

Estuve tentado en preguntarle al vendedor si no sabía el equivalente en yuanes de aquel monto, pero desistí del intento, aun boquiabierto ante el precio de aquel plumífero ya huérfano de sus plumas.

Regresé a mi mutismo. Cavilaba sobre las implicaciones de aquel pomposo anuncio del Gobierno nacional. ¿Será que al final en vez de dolarizar la economía Maduro la "yuanizará" o la "rupiará"?

Como debe esperarse tenemos que estar preparados para todo. Quien no esté listo para cualquier arrebato económico, social o político en la Venezuela actual estará propenso a ser víctima de un ataque al corazón.

Y es que, Venezuela no es un país apto para cardiacos. Aquí puede pasar cualquier cosa en cualquier momento.

Un día vemos a Maduro hablando con “cariño” sobre Trump, y por el otro amenaza al “imperio”. Hacen juegos de guerra, para preparase de una presunta  invasión gringa, mientras algunos soldados no pueden ni levantar el fusil. 

Todo es parte de un ambiente desquiciado por completo. No tiene sentido, es risible y a la vez terriblemente trágico. 

Y frente a esta realidad, quien quita si en unos meses tendremos que decirle a quien nos vende la poca comida que encontramos o al expendedor de la farmacia de turno que: "¿Cuántos rupias me dijo que vale?"