¿Paz con violencia o violencia en paz?
Escrito por Antonio José Monagas | X: @ajmonagas   
Domingo, 03 de Septiembre de 2017 07:51

altEs interesante atender la consonancia del sonido de palabras cuyas acepciones revelan la violencia que sus realidades proyectan.

Son: “represión” y “revolución”. Políticamente pareciera imposible distanciar sus implicaciones. Sobre todo, cuando la praxis revolucionaria tiende a sustituir razones, tanto como a emplazar postulados que en poco o nada se relacionan con ámbitos dominados por la justicia. Es el punto donde las realidades colisionan, dado el carácter contradictorio que envuelve todo discurso político cuando exalta ideas tan obtusas como la de “una revolución pacífica, pero armada”.

Desde que el alto gobierno comenzó a advertir que perdía la calle o que su popularidad declinaba, entró en una fase de contrariedades que le jugaron una serie de reversiones cuya incidencia superó la disposición de sus dirigentes a enunciar vías de escape o salidas a la crisis mediante forjadas medidas.

Tantas pretensiones de hacer un gobierno “al alcance de todos”, no brindó resultado positivo alguno. El régimen no pudo salir del atolladero que sus reiterados yerros causaron. Las mismas medidas gubernamentales anunciadas, actuaron en contra de la dirección decidida. Aunque no todas sus razones, estaban tan torcidas como los objetivos prescritos por el Plan de la Patria. Fueron las causales que derivaron en asomar, como nunca, la crisis política, económica y social cuyo verdadero rostro se pintó de muerte y miseria.

Fuel el inicio de un extraño juego llamado “juego del prisionero”, basado en el “dilema del prisionero” cuyo desarrollo tiende a anular cualquier decisión tomada a favor de liberar al “prisionero”. El juego extrema las intenciones asumidas por las partes en pugna. Siempre termina contraponiendo el esfuerzo de ganar con el de perder. Tal como sucede en la vida real toda vez que los actores políticos confunden sus actuaciones al momento de pretender ganar alguna situación sin estudiar debidamente los riesgos que cada decisión corre. 

Actuaciones de esta índole, han sorprendido a la oposición democrática sin que la misma haya reparado sus bases para afrontar las consecuencias que tan abruptas realidades trae. Haber llegado a los niveles de escasez que actualmente padece el venezolano, no ha sido fortuito. Ni tampoco resultado de improvisaciones. Ello ha sido el concurso de una crisis premeditada en sus procedimientos avivados por el mismo régimen en virtud de sus ocultas pretensiones. Tan aberrantes realidades, ha sido el perverso resultado de conjugar “revolución con represión”, o viceversa. Es será que tanta crisis, ha incitado a padecer la confusión que conduce a vivir en ¿paz con violencia o violencia en paz?

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