Dolor de aeropuertos
Escrito por Luis Homes J. | @luishomes   
Miércoles, 23 de Agosto de 2017 00:06

altEn mis últimos viajes saliendo de Venezuela ha visto escenas desgarradoras en los aeropuertos.

Familias completas despidiéndose en fuertes y conmovedores abrazos de despedidas con la incertidumbre de lo que viene en el otro país y la tristeza de lo que se deja en Venezuela.

¡Lo más tímidos y precavidos somos los hombres! Siempre usando lentes oscuros y el pañuelo que no queremos sacar del bolsillo trasero porque carajo... ¡No podemos llorar! ¡Somos machos y somo muchos! Pero débiles para los dolores de aeropuertos. Las más abiertas y sinceras son las mujeres. Sin lentes oscuros y con varios pañuelos, servilletas, papelitos, dan riendas sueltas a las lágrimas con las que empapan a sus hijos preferidos y siempre bebes preferidos de 40 y 50 anos que.... "pobrecitos no saben mucho ingles". Las mujeres siempre sacan a ultima hora una estampita de Jesus de la Misericordia, de la virgen del Valle, de la Chinita, de San Antonio de Padua y las meten escondidas en el bolsillo de la camisa masculina, como un recuerdo de herencia, como un tesoro escondido "pa que siempre te proteja y acompane".

Las preguntas que nunca se atreven a hacer las mujeres mayores, sobre todos los abuelos: ¿Y cuándo nos vemos”? ¿Vienes para Diciembre? ¿Dónde vas a pasar tu cumpleaños? Mejor es no hacerla. Quedarse callada con ese puñal en el pecho porque nunca se tendrá respuesta como algo que puede ser obvio y lo piensa. " A lo mejor cuando venga, ya yo no estoy”. Pero mira, "llévate este quesito" " Acodarte de la Harina pan que allá se consigue"

Los chamos miran de parte y parte a sus padres y abuelos. Ellos están entre emocionados y contrariados. De verdad quieren irse. Alla en el destino podrán jugar, habrá luz, habrá comida, un colegio nuevo, para ellos el inglés no es problema porque en meses estarán hablándolo. Pero la abuela y el abuelo se quedan triste y nunca habían visto ese llantén ni el festival de lágrimas familiares tan copioso y sincero.

El dolor de aeropuertos es diferente y mucho más profundo que otros dolores. Cuando se te muere un familiar muchas veces pensamos que el ser querido descanso de una penosa enfermedad. O sencillamente cumplió su sitio vital. Los que tienen una vida fundamentada en la fe cristiana, piensan que parte a una mejor vida. Pero en el dolor de aeropuertos tiene su origen en lo desconocido, en lo incierto, en lo que no sabemos que va a pasar y en la perdida de lo que dejamos, casi de huidas en la Venezuela que nos vio nacer.

Yo huyo a mi propio dolor de aeropuerto. Cuando tengo que partir, me voy en taxi al aeropuerto cuando salgo de Venezuela. No me despido de nadie o adelanto el viaje, o atraso el viaje. O me despido rapidito, a la carrera.... ¡Pero como me gusta que me vayan a buscar!!! Sin embargo, vivo y siento en los demás, ese dolor tan único y desesperanzador que aprecio y vivo como mío, en las salidas de Venezuela.

¡Eso no lo veíamos en la ya antigua y extinta democracia en Venezuela! La revolución genero este dolor de aeropuertos.

Llegará un día que el dolor de aeropuertos, se convierta en la alegría de aeropuertos. ¡Y ojalá estén todos los que nos despidieron porque se merecerán con creces ese regalote de vuelta!

 

 


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