Llegamos al punto de no retorno
Escrito por Pablo Aure | @pabloaure   
Lunes, 24 de Julio de 2017 00:00

altAunque algunos pretendan convivir con este régimen, la fuerza que emerge de los distintos sectores impulsa la salida de la dictadura.

 

El país se anarquizó. No hay voz de mando, ni en el gobierno y tampoco en los que son la cara visible desde la Asamblea Nacional. Cierto que diariamente se anuncia una agenda por parte del sector democrático, pero, solamente es acatada si la misma va en consonancia con las aspiraciones del común de la gente y sobre todo del batallón” de escuderos. Es decir, estamos en momentos donde las acciones no la fijan los partidos políticos sino la resistencia. Entiéndase bien: la verdadera resistencia, la que ha colocado entre la espada y la pared al régimen. La que ha hecho posible que el mundo fije su mirada en Venezuela, esa la que está integrada en su mayoría por jóvenes corajudos que no se asustan de animal ni policía”

Mensajes incumplibles.

El sábado pasado en una suerte de advertencia comenzaron los mensajes recomendando comprar comida. Por cierto, poco originales, llevamos varios años escuchando esa oración. En esta oportunidad, por muy cargados de buenas intenciones, esos consejos no creo que puedan ser acatados por varias razones, entre ellas, la falta de dinero en la gran mayoría de los ciudadanos, otra, muchos alimentos no se consiguen todos los días. Pienso que mandar a apertrecharse pudiera ser un mensaje errado y desconsolador para los sectores más necesitados que a duras penas tienen para comprar o encontrar el alimento que día a día consumen.

La batalla debe ser de todos y a favor de algo. A menos que lo que esté planteado sea una lucha militar donde no haya protestas y la gente deba quedarse en las casas, el mensaje sería correcto siempre y cuando todos tuviéramos las mismas oportunidades para apertrecharnos. Lamentablemente no es así, en consecuencia irremediablemente habrá quienes no siendo militares ni estén equipados con armas de guerra tendrán que exponer sus vidas para buscar el alimento o el medicamento que les haga falta. Y lo buscarán donde crean pueden encontrarlo. Para un buen entendedor pocas palabras. Por eso, esta batalla no la ganará quien tenga más pertrechos (alimenticios) sino quien resista más. Porque si tener la despensa llena es la clave de la victoria, estamos fregados, ya que el régimen siempre podrá encontrar más comida que nosotros.

Hablar con sinceridad.

No sé cuánto tiempo llevamos escuchando a ciertos políticos decir que esto es un problema de los civiles y bien lejos con los militares. También se ha incurrido en el error de pensar que este asunto lo arreglará los venezolanos sin necesidad de que organismos internacionales metan sus narices en nuestro país. Y vaya que hemos estado súper equivocados. Señores: eso sería válido si estuviéramos frente a un régimen de civiles y de personas honestas, que respeten las reglas de la democracia o al menos, la voluntad de las mayorías. Pero esa no es la realidad. Estamos dominados por un régimen militar que coloca en los puestos de relevancia para la toma de decisiones a personas civiles” o militares sin ningún tipo de escrúpulos para lograr sus objetivos. Siendo el principal objetivo, mantenerse en el poder.

Sin ayuda militar imposible negociar la salida.

De esto saldremos a la fuerza o mediante negociaciones que acorralen al opresor. Cuando nos zafemos de esto es cuando deberíamos hablar de elecciones. Si vendemos la farsa electoral, aunque nos las vistan de elecciones generales, seguiremos cayendo en la trampa caza bobos, donde a unos vivarachos mimetizados en la oposición se quedarán condeterminadas parcelitas para  satisfacer sus individuales fantasías o materializar aspiraciones crematísticas, mientras el país seguirá hundiéndose en la más terrible de las miserias. Quizá muchos "opositores" lleguen a algunas gobernaciones y alcaldías, pero la presidencia, que es desde donde se dirige la narcoempresa” seguirá estando al mando del mismo comandante en jefe.

La negociación entre venezolanos decentes se logrará cuando intervengan los organismos internacionales y fuerzas militares (incluyo las extranjeras) que puedan garantizar el adecentamiento del próximo gobierno.

¿Cuál sería el precio de la negociación?

Quien se siente dueño de un Estado para utilizarlo como una empresa que maneja ilícitas transacciones, con representación en todos los organismos internacionales y además, con una Fuerza Armada equipada para garantizar la eficacia en la ejecución de toda clase de negocios, jamás la vendería a ningún precio.

Fíjense en este ejemplo: Colombia con un gobierno de civiles ha tenido que enfrentar por decenas de años a una guerrilla, que no es un gobierno, ni ha tenido reconocimiento internacional y sin embargo, hasta ahora, no obstante haber logrado” recientemente un acuerdo de paz (firmado en Cuba), se mantienen focos de lucha. Esa guerrilla, la FARC y luego el ELN, tuvieron un origen ideológico que se transformó en motivaciones delictivas (el negocio de la droga) A Colombia se le ha dificultado pacificarse porque es mucho dinero el que está en juego.

Pues bien, ustedes se imaginan si Pablo Escobar hubiese llegado al poder, como lo tenía previsto. Un capo de la droga, con ejército y reconocimiento internacional difícilmenteabandone por las buenas o negociando, por mucha presión que hubiesen ejercido únicamente los colombianos, solos, imposible haberlo logrado.

Álvaro Uribe, lo entendió muy bien, Colombia estaba en minusvalía frente a esa gran empresa narco-guerrillera y buscó como aliado a EEUU para acabar con la plaga que mantenía en ascuas a los colombianos. En efecto, se implementó el Plan Colombia” con el cual se logró casi su exterminio.

Plan Venezuela

Nadie en su sano juicio se le debe ocurrir pensar que esta gente van a entregar vía electoral un gobierno que lo ven como negocio. Aquí no hay interlocutores válidos para llegar a un acuerdo. Venezuela se ha convertido en un Estado donde está involucrada mucha gente de distintas nacionalidades aunque el centro de operación sea Cuba.  Las agencias de noticias internacionales constantemente informan que los principales carteles de la droga se desplazan a sus anchas por todo el territorio nacional.

Yo no sé si estoy viendo las cosas de manera distorsionada o algunos voceros del sector democrático no son tan sinceros a la hora de plantear la solución del problema.

Ha llegado la hora, de la verdad, no podemos enfrentarnos solos a un puñado de militares que tienen a Venezuela como su empresa. Hacerlo es muerte segura. A los militares se les gana con tácticas militares y, si son delincuentes con fuerza e inteligencia. En Venezuela no tenemos esa fuerza que los coaccione. Podemos tener la inteligencia pero hasta ahora siento que ha habido hipocresía o ceguera en el accionar.

Sin falsos nacionalismos necesitamos que los organismos internacionales intervengan con todo su poderío para que nos ayuden a recomponer a nuestra querida patria. Les pido ahorren sus palabras si pretenden calificarme de traidor a la patria, porque quien traiciona a la patria fue el que le entregó la soberanía de nuestro país a otra nación para que lo dirija. ¿Quién es el que le fija las pautas al madurismo”? 

No se trataría de un ejército de ocupación sino de salvación, que garantice la paz mientras rescatemos las instituciones y de ese modo volver a celebrar elecciones libres.

¡Optimismo!

En esta hora, después de tantos días de incertidumbre y dolor, la pregunta frecuente es ¿eres optimista? Y con la mano en el corazón respondo: no es fácil, no ha sido fácil y no será fácil, pero estoy seguro que recuperaremos el país, porque nunca antes como ahora, los venezolanos estamos unidos en un solo sentir: ¡sacar a la narco-tiranía!

 


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