El régimen esta sumamente preocupado tratando de desmarcarse de los escándalos de sus amigos y protegidos “banqueros” que hicieron grandes fortunas gracias a los negocios realizados con el Gobierno y los cuantiosos depósitos de los organismos públicos en bancos adquiridos de manera fraudulenta, prefiriéndolos sobre las tradicionales y sólidas instituciones financieras de la “oligarquía”, las que ahora tienden la mano al Gobierno para apresurar la atención a los ahorristas y trabajadores que quedaron a la deriva. Hace pocos días, en uno de sus acostumbrados arranques de ira, el “caudillo” les había amenazado con estatizarlos.  

En un acto de desesperación, porque salen a la luz pública las graves corruptelas que involucran a los jerarcas chavistas y golpean con fuerza inusitada su alicaída imagen -mostrando además, la negligencia o complicidad de las instancias de Gobierno encargadas de supervisar el sistema financiero-, ordena someterlos a la justicia, incluido el “banquero” hermano de un ministro. ¿Caerá también alguien del entorno familiar del “líder” y altos dirigentes, señalados de estar involucrados en las irregularidades?

Lo contradictorio del encarcelamiento de esos delincuentes, que estafaron y dejaron sumidos en la desesperanza a miles de honestos trabajadores y ahorristas que creyeron en sus “cantos de sirena”, es que son resguardados y alejados del escrutinio de la opinión pública, en los sótanos del Servicio Bolivariano de Inteligencia (antigua Disip); mientras la justicia roja-rojita envía a los presos políticos –que luchan por sus derechos- a cárceles de alta peligrosidad.    

En este tiempo, que convoca a la unión de la familia, es pertinente recordar a los presos políticos quienes cumplen injustas privaciones de libertad.

Unamos nuestros esfuerzos a las organizaciones que luchan por lograr su excarcelación, especialmente a los estudiantes en huelga de hambre.

No olvidarlos es un buen comienzo.