De representativo a represor
Escrito por Dr. Abraham Gómez | X: @fabrahamgr   
Lunes, 24 de Abril de 2017 00:02

altEn sentido estricto, en un Sistema Democrático las disposiciones, absolutamente, que impliquen elecciones

para cargos públicos son de plano representativas.

Podemos, tal vez, participar y opinar todos; pero cuando decidimos, mediante el sufragio, nos hacemos representar por intermedio de terceros.

Así escogemos un presidente de la República, diputados, gobernadores, alcaldes, legisladores, voceros de consejos comunales, directivos de corporaciones sociales, deportivas, concejales etc.

De manera específica para los cargos de la Nación, quienes resulten electos por el voto popular asumen la condición de ser mandatarios (reciben un mandato del pueblo como ente electoral), para que cumplan cada uno de los elementos constitucionales y legales.  Digámoslo una vez más, Los elegidos para tales cargos populares deben meterse en la cabeza que no son mandamases son mandatarios.

 Reafirmamos que   tal aseveración es la Democracia, esencialmente, mediante la aplicación del constitucionalismo moderno. Lo contrario sería la reivindicación de hordas tribales prehistóricas disputándose espacios.

Aunque se opte por la determinación asamblearia directa, aquélla caracterizada por las discusiones y decisiones denominadas puras. La misma que concentra a la gente en cierto lugar, para someter a consideración de los presentes algún aspecto-materia, y a cada asomo gritan, más con odio que a conciencia…! Aprobado o liquídalo ¡

En la figura abominable de “democracia directa” el ejercicio del poder se presta para cualquier cosa; por cuanto se manipula a las masas humanas emocional e ideológicamente

En los hechos hay una insalvable distancia entre una democracia directa (tumultuaria; tumefacta, hinchada según su origen léxico) y una democracia representativa, conforme a la breve descripción anteriormente expuesta.

Añadimos en este relato que conseguimos, en la actualidad, además Democracias Deliberativas que incorporan factores de muchos modelos de participación del pueblo.

Bastantes países que poseen democracias representativas, permiten formas para limitar el poder como a quienes lo detentan: el referéndum revocatorio, entre muchos otros.  La iniciativa popular permite a los ciudadanos presentar peticiones a los poderes del Estado para que un determinado asunto público sea tomado en consideración, como puede ser una reforma legislativa o incluso constitucional. El referéndum puede emplearse para aprobar o rechazar una determinada ley. La revocatoria da al pueblo el derecho de destituir de su cargo a los funcionarios electos antes de finalizar su mandato.

Cuando un régimen, como el que padece nuestro país en esta hora aciaga, se descalabra, se vuelve Estado fallido. Y es la represión el único recurso al que apelan para contener las manifestaciones de descontento social con asidero, de justificadas protestas ciudadanas.

Un Estado fallido se conoce porque fracasa en todos los aspectos: social, político, y económico. Súmesele un gobierno de ineptos, débiles e ineficaces. Que no provee ni puede proveer servicios básicos; presenta altos niveles de corrupción y de criminalidad, así como una marcada degradación moral. Sólo les queda reprimir para intentar, en su desesperación mantenerse en el poder

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