Reflexiones en el Día del Abogado
Escrito por Rafael Mora Ramírez   
Martes, 23 de Junio de 2009 08:31
Don Cristóbal Mendoza, prócer civil de nuestra independencia, hombre de leyes y portentosa expresión del jurista a toda prueba al servicio de su pueblo, presidente del primer ejecutivo nacido de la Constitución de 1811, nos legó su fecha de nacimiento, el 23 de junio de 1772, para que los abogados venezolanos celebremos el día nacional del abogado.

La palabra abogado, etimológicamente deriva de la latina advocatus; de ad, cerca de, y vocatus, llamado: El que defiende en juicio.

También quiere decir la palabra abogado, patrono, defensor, letrado, hombre de ciencia; jurisconsulto, hombre de consejo, jurista, hombre versado en la erudición del derecho y en la crítica de los Códigos; para la Filosofía y la Moral, abogado significa, el que razona, porque argumenta alegatos para su tesis.

La excelsa profesión del abogado tiene su génesis con la primera división del trabajo y el surgimiento de normas coercitivas de conducta que requerían de la hermenéutica jurídica. Como abogado se presenta a Jesucristo en el nuevo testamento. La primera escuela de foro abogadil fue Atenas, siendo Pericles su primer abogado profesional. Abogado es la persona legalmente autorizada para defender en juicio los derechos e intereses de los litigantes, también el facultado para dar dictamen sobre las cuestiones de índole legal que les sean consultadas.

El artículo 2 de la Ley de Abogados expresa: “El ejercicio de la abogacía impone dedicación al estudio de las disciplinas que impliquen la defensa del derecho, de la libertad y de la justicia…” El artículo 2 del Código de Ética Profesional del Abogado Venezolano, establece: “El abogado tendrá como norte de sus actos servir a la justicia, asegurar la libertad y el ministerio del derecho”. En el segundo aparte del artículo 253, de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, se expresa que los abogados y abogadas autorizados para el ejercicio constituyen, juntos con otros órganos y poderes el sistema de justicia.

A 237 años del natalicio del más leal amigo de nuestro Libertador Simón Bolívar, los abogados vemos con gran estupor y preocupación, como se ha ido sustituyendo el Estado de Derecho, que existía en la patria de Don Cristóbal Mendoza, por el Estado de Anomia de hoy. Llegó un ser a Miraflores que no tiene los méritos para sentarse el solio de Bolívar, desprovisto de talante democrático, con un marcado fin personal, perpetuarse en el poder.

Por eso, gradualmente ha destruido principios y valores democráticos. Ha instaurado una dictadura a la sombra de las leyes, bajo la apariencia de la legalidad. Los poderes públicos no cumplen con sus atribuciones constitucionales, y acatan dócil y obedientemente las órdenes, que incluso a través de medios de comunicación  les da el autócrata de Sabaneta.

En una democracia existen poderes autónomos, soberanos e independientes, en la patria de Simón Bolívar, de Andrés Bello, de Cristóbal Mendoza y de Rómulo Betancourt, no los hay. El presidente interviene en las decisiones que le interesan para sus designios. Los miembros de los otros poderes rinden culto al jefe del ejecutivo. Los dineros públicos o se regalan al extranjero o se pierden en la corrupción, con el hambre de los nacionales y otras veces son arrojados en los causes de la concupiscencia. Este es un país, severamente azotado por la corrupción, en donde existe hambre, miseria, desempleo, niños de la calle, no hay soluciones habitacionales, ni insumos para los hospitales, no hay presupuesto para la educación en ninguno de sus niveles, estamos atrapados en los brazos de la delincuencia, con más de 180 mil muertes violentas en diez años, donde según el Ministro del Interior más del 20% de los crímenes son cometidos por policías.

Todo esto ocurre y el tesoro público se malgasta en juergas repugnantes, se lo roban y regalan sin limitación alguna. A quien quiere trabajar, producir y crear empleo, se persigue y se le roban sus propiedades. Los funcionarios de alto nivel y los representantes de los poderes públicos, violan a su antojo el texto constitucional.

No habrá justicia mientras exista un régimen como este que nos avergüenza. Estamos viviendo la página más bochornosa de nuestra historia. Debemos enarbolar la bandera de la justicia contra el dominio de los pigmeos que nos oprimen.

Ante esta apesadumbrada y melancólica realidad, los abogados venezolanos no podemos continuar con indiferencia. Debemos participar proactivamente en el rescate del Estado democrático y social de derecho y de justicia que propugna nuestra Carta Magna y en el restablecimiento de los demás principios, derechos y garantías establecidos en nuestro texto constitucional y que han sido conculcados por el régimen. La función insoslayable del derecho, es la garantía de un ordenado desarrollo de la vida social. El derecho no puede contradecir la intrínseca naturaleza espiritual del ser humano, todo orden impuesto equivocadamente por la fuerza es transitorio y efímero.

Los Códigos y Leyes dictados contra el espíritu, razón y costumbres de un pueblo estimulan su transgresión y por tanto resultan inviables. Por esto la paz social de un pueblo no se obtiene mientras el Estado y el Derecho a través de un pacto social no logren la genuina expresión de justicia.

Los pilares donde descansan las dictaduras y regímenes tiránicos son: El Terror, la represión, el homicidio del adversario, la persecución, la violación de los Derechos Humanos y la eliminación del derecho de información y libertad de expresión. Los abogados que tenemos como misión la defensa del derecho ajeno y la búsqueda de la justicia, no podemos dejarnos intimidar, debemos ir al debate, a las comunidades, organizar a los venezolanos, solidarizarnos con nuestra valiente colega Perla Jaime, brillante profesional del derecho. Luchar por el rescate de la independencia del Poder Judicial.

Cicerón, sabiamente sentenció: “Cuando la política entre al Templo de la justicia la moral huye por la ventana”. Y Couture dijo: “Cuando jueces tienen miedo ningún ciudadano puede dormir tranquilo”.

Colegas, los invito en la fecha de la celebración del día del abogado, a que luchemos sin tregua, para que la justicia y la moral no huyan por la ventana y para que los ciudadanos puedan dormir tranquilos.
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