En corrupción estamos en los 10 primeros
Escrito por Alexis Aponte | X: @alexisaponte14   
Miércoles, 26 de Octubre de 2016 06:40

altLa Organización Transparencia Internacional  publicó el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC)  correspondiente al año 2014, el cual es elaborado por un grupo de expertos

quienes mediante una escala que va de 0 a 100 puntos califican a 167 países del mundo,  siendo 0 el país con más alto nivel de corrupción y 100 aquellos países cuyo ejercicio público es transparente y limpio ante la opinión nacional.

Venezuela  en dicho ranking ocupó el puesto 158  con una calificación de 17 puntos. Por detrás   siguen: Irak, Libia, Angola, Sudán, Sudán del Sur, Afganistán, Corea del Norte y Somalia. En otras palabras, estamos peleando el liderato de país más corrupto del mundo con  otros ocho (8) grandes competidores. A título de ejemplo; Cuba está en el puesto 56 con 47 puntos y Zimbabue en el puesto 150 con 21 puntos. O sea, somos percibos más corruptos que Zimbabue. En el año 1995 llegamos a estar en el puesto 38 y con 27 puntos y para el año 1999 ya estábamos en el puesto  75 con 26 puntos. De ahí en adelante se profundizó el deterioro ético y moral de nuestro país en la forma y manera de hacer negocios.

En Venezuela sobran los ejemplos en materia de corrupción. Ha penetrado todo el tejido social, institucional, empresarial, político, deportivo incluso académico. Se expresa de  diversas maneras, desde el tráfico de influencias, el soborno, el pago de “vacunas”, el no cumplimiento de los contratos en cuanto a tiempo de entrega, calidad y monto de lo acordado. Incluso se negocia de la manera más burda, puestos de representación popular como gobernaciones, alcaldías y legislativo para desde ahí tener su frente de operaciones.

La corrupción se alimenta fundamentalmente de todo un entramado burocrático, que hace difícil lo simple y lo eficiente.  El desorden organizacional, el exceso de trámites burocráticos, la discrecionalidad de los funcionarios públicos y privados, el exceso de regulaciones de cualquier actividad necesaria para el funcionamiento de la sociedad, los bajos sueldos y salarios de los funcionarios  públicos, los controles de cambio, control de precios, los sistemas de cambios múltiples, permisos de importación, permisos de movilización de bienes, el exceso de reglamentaciones que inhiben la iniciativa y desarrollo de emprendedores y empresarios. La administración de justicia con parcialidades y lenidad frente al delito, ausencia de una profesionalización de los funcionarios públicos y una cultura basada en valores, principios y ética constante,  continua y con seguimiento entre los funcionarios públicos y privados.

El alcance de la corrupción es tan profundo y extenso que comienza con el pago de un soborno para obtener una licitación,  y generalmente culmina en alianzas con el lavado de dinero, el narcotráfico, el terrorismo. Las fronteras del delito son muy tenues y vagas, pero además es una  espiral que se desarrolla de manera insaciable, ya que la obtención de dinero fácil y la impunidad lo estimula en forma creciente. Su gravedad es de tal manera que carcome los cimientos de la gobernabilidad de una sociedad, corroe las instituciones y empobrece su economía, afectando normalmente a los más pobres, porque es capital que no llega a ellos.

Luchar contra la plaga de la corrupción es tarea que envuelve a todos los ciudadanos; empresarios, políticos, los órganos que administran justicia, los organismos contralores, y políticas públicas dirigidas a simplificar los trámites administrativos burocráticos, pagar buenos salarios a los funcionarios públicos, despolitizar la administración pública, combatir el nepotismo, el amiguismo y el partidismo en la ubicación de los servidores públicos. Deben crearse incentivos a nivel de la administración pública dirigidos a aquellos empleados que denuncien y demuestren su compromiso en la lucha contra la corrupción. Fortalecer los organismos contralores y que sean realmente independientes y refractarios a las tentaciones en cualquiera de sus expresiones.

La transparencia es fundamental en esta cruzada por la decencia. Los gobiernos tienen que ser más simples y facilitadores de procesos y el sector privado más diáfano en su quehacer diario.   La tecnología juega un papel importante en este proceso, facilitando y haciendo  asequible al ciudadano cualquier gestión ante un organismo público. Aplicar con fuerza el “silencio administrativo”, es decir, sin en el tiempo reglamentario no se ha obtenido respuestas, se da como aprobado lo solicitado. Combatir la cultura  del facilismo, del “vivo”, ya que ésta nos ha hecho mucho daño, porque nos hace creer que somos más listos que los demás.

Por último; en la lucha contra la corrupción es necesario que se aplique con fuerza  el revertir la carga de la prueba, es decir: todas aquellas personas que ostenten un patrimonio que no guarde correlación con sus declaraciones de impuestos, deben demostrar su origen y procedencia, esto con alcance a familiares y relacionados, de lo contrario serán confiscados hasta que pueda demostrar su legitimidad. El delito de la corrupción se ha globalizado, por lo tanto es necesario hacer alianzas internacionales que incluyan y eviten el lavado del dinero y permitan la repatriación de los capitales saqueados.

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