Los venezolanos hace rato que dejamos de creer en esta revolución. Primero fuimos un  tercio y ahora somos largo más de dos tercios. Ellos lo saben.

La palabra pueblo se les gastó en el buche, pues solo del buche para afuera la usaban. Produjeron un mito de dedicación al pueblo, que generó un clima de esperanzas que se convirtió en una gran frustración. Los enchufados no se incluyen entre los frustrados.

Acabaron con todo. Pero no solo acabaron con todo, endeudaron nuestro futuro y comprometieron el progreso de al menos dos generaciones. Una de ellas ya entregó su fuerza creativa a muchos países que los recibieron como migrantes, la otra come mal y no estudia pues hace colas para comer mal.

El colapso es de tal magnitud que la industria básica no produce, PDVSA gasta más de lo que recibe por el poco petróleo que aun vende, y no hay una bendita industria en manos del estado que produzca algo más que mentiras. No tuvimos que nadar hasta el mar de la felicidad, ya estamos nadando en el.

Van para dos décadas gobernando y nada está mejor que antes. Pero ellos hablan de un éxito que solo se puede medir en camionetas sin placas. Ahora mandan las boinas rojas, con bolsillos verdes. Cuidan su pellejo y sus camionetas sin placas. Dicen luchar contra el imperio.

Pedimos que se cuenten, pero ellos nos niegan ese derecho. Hablan de respeto a Constitución, pero solo del buche para afuera. En el fondo les aterra que al pueblo que votó en su contra el 6D, se le ha sumado más gente.

Siempre dijimos que esta revolución terminaría cuando se les acabara el dinero. Dinero no hay.

@pereiralibre