¿Diálogo? No señor… ¡Águila no caza mosca!
Escrito por Leandro Rodríguez Linárez | X: @leandrotango   
Domingo, 26 de Junio de 2016 06:05

altEl diálogo es fundamental en las democracias, es la ausencia de éste quien la deteriora, la colapsa, llevándola al borde de su extinción.

Justamente, desde Chávez a Maduro la falta de diálogo con los distintos sectores de la sociedad ha sido el común denominador, un barril sobre 100$ los hizo sentirse todopoderosos, imponiendo voz de mando entre gobernados. La Venezuela indigna de hoy, donde hay que hacer cola por papel higiénico, medicinas (sí se consiguen) y hasta por arepa, es producto de haber timado la confianza de los venezolanos al calor de promesas falsas, imposibles de cumplir, al menos no a través del populismo ni la petróleodependencia, ambas características más distintivas de la autodenominada revolución.

El gobierno nacional implora por el diálogo, hasta contrata personalidades internacionales, olvidando que las veces anteriores (incluyendo 2002-2004) ha sido un fiasco que solo terminó otorgándole tiempo al gobierno para maniobrar y superar espinosas coyunturas, pero ninguna como la actual, donde el revocatorio es inminente, la destitución de Maduro aún más obvia, por tal motivo el dialogo más que nunca es indispensable para el gobierno, necesita consumir tiempo, que es justamente lo que no tiene el país, en todo caso, dilatar los lapsos para que el revocatorio se celebre en 2017 y así no haya un cambio de gobierno, de modelo, de visión país, habría solo un cambio de presidente pero con el mismo proyecto, mismos protagonistas ¿Tiene sentido?

El gobierno viene dando tumbos, arrodillado… en las elecciones 2012, a confesión de Jorge Giordani, Chávez tuvo que desbaratar las finanzas públicas para ganar las presidenciales y, a pesar del grotesco ventajismo, solo obtuvo un millón de votos por encima de Capriles. Maduro en 2013 hizo lo propio, ganando con mucho menos margen. En el 2015 recibió una apoteósica paliza en las parlamentarias del 6D. Hoy día, todas las encuestas, oficiales, extraoficiales y, la más importante ¡la calle! dan cuenta de una impopularidad y rechazo al gobierno que permite presagiar sin chance a dudas que el tiempo de la “revolución chavista” culminó ¿Por qué? porque no sembró, se dedicó a gastar a manos llenas el boom petrolero, hizo impune la corrupción, el despilfarro, empeoró los padecimientos históricos del país, generó otros nuevos.
 
La negativa de la oposición a dialogar considerando el escenario de la “real realidad” venezolana es netamente racionalidad política; en primer lugar, porque paralelamente se está hilvanando un camino mucho más legítimo y soberano, el revocatorio, que pretende sustituir oportunamente a responsables de nuestro caos. En segundo lugar, porque el gobierno ya no tiene absolutamente nada qué ofrecer, se quedó sin recursos, sin apoyo popular, cada vez más solo internacionalmente. Para dialogar debe haber al menos dos factores legítimos, sólo hay uno: la MUD como interlocutor popular… el gobierno ya no es quién. Así, la oposición hoy es quien dice no al diálogo porque “Águila no caza mosca”.







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