El pleitazo rojo
Escrito por Fernando Luis Egaña   
Martes, 21 de Junio de 2016 05:35

altNo es un pleito sin trascendencia sino una encarnizada lucha “endógena” la que se libra al interior del oficialismo, y al exterior también porque las variadas acusaciones son públicas,

notorias y comunicacionales. Las criticas a Maduro son tan intensas y tan reiteradas que no parece haber marcha atrás en esa pelea por el poder.

Y claro, la cosa no es de extrañar porque la parcialidad política del denominado chavismo siempre fue muy heterogénea, siendo su denominador común o hegemón el propio Chávez. Maduro no ha ocupado ese lugar, lo ha pretendido y lo pretende, pero no lo logra. Y en las entendederas de muchos jefes políticos del régimen, de exministros importantes, de generales que hasta ayer tenían los altos mandos, y de innumerables voceros de esa fragmentada realidad, no sólo no lo logrará sino que muy difícilmente podrá mantenerse donde está.

El país se cae a pedazos, arde por los cuatro costados, se profundiza y extiende la crisis humanitaria, y Maduro se dedica a congratularse por su obra de gobierno, es decir se dedica a despotizar y a depredar, porque eso es lo único que está haciendo el poder establecido. Una situación insostenible, en el criterio de Heinz Dieterich, el profesor que popularizó la consigna de “Socialismo de Siglo XXI”.

Entre los vituperios preferidos de los querellantes está el de traidor, corrupto, incapaz, entre otras acusaciones. Y algunas han sido documentadas y presentadas ante instancias estatales, sobre todo las referidas al latrocinio patrimonial. Llama la atención, así mismo, el silencio de algunos supuestos aliados de Maduro en relación con el tema. “No me defiendas compadre”, podría recordar el sucesor cuando dirigentes militares y civiles le acusan y hasta le amenazan.

Y Maduro, además, agrava la mega-crisis, no sólo con su patético desgobierno sino con su empeño de cerrar las vías de la consulta popular, a fin de permitir el ansiado cambio político, económico y social de Venezuela. Allí está un núcleo principal del conflicto endógeno, cada vez más sonoro y más beligerante. En La Habana no quieren que haya esa consulta porque están seguros que se convertiría en una condena masiva a Maduro y la hegemonía que aún representa.

Ya no necesariamente es el sector opositor de trayectoria democrática el que le causa la mayor preocupación a Maduro y sus patronos castristas. Es el pleitazo rojo que pica y se extiende en los más diversos ámbitos de la llamada “revolución”.

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