De antemano, pido disculpas a mis lectores por escribir en primera persona del singular. Lo hago así pues compartiré un recuerdo propio, sobre un encuentro que tuvo lugar

en México, DF, meses antes del referendo revocatorio de 2004.

Asimismo, quiero comenzar con una pregunta: ¿qué resultados puedo esperar si hago las cosas del mismo modo y a través de idénticos representantes? Como supondrán, intento mostrar un paralelismo entre los meses previos al referendo revocatorio presidencial de 2004 y otro que podría activarse en el último trimestre de 2016. También me excuso ante ustedes porque, a mayor polarización y frustración, temo perder la objetividad.

I.- El contexto

Si bien las circunstancias no son iguales, hay elementos comunes en ambas coyunturas, a saber:

1.- Una situación de crisis: Desde fines de 2002 a inicios de 2003, hubo un paro petrolero que afectó muchísimo a la economía nacional y fue el argumento para implantar un control cambiario que ya lleva 13 años; previamente hubo la vorágine del 11 al 13 de abril, cuando Hugo Chávez fue depuesto y restituido. Chávez aprovechó la coyuntura para lanzar las “misiones sociales” y, gracias a la bonanza petrolera, recuperar terreno mientras el referendo revocatorio era demorado un año, sobre todo mediante rechazos totales y parciales de las planillas de firmas por parte del órgano electoral.

Hoy la crisis es mucho mayor –sin alzamientos militares- y la abrupta caída del ingreso petrolero se suma a una severa escasez y desabastecimiento de alimentos, medicinas, insumos y repuestos; sin contar la hiperinflación, el desempleo, la inseguridad, o el racionamiento eléctrico. En cuanto al régimen, el liderazgo y carisma de Chávez no fueron “heredados” por Nicolás Maduro.

2.- Una comisión internacional de facilitadores: En enero de 2003, fue creado el Grupo de Países Amigos de Venezuela, con representantes de Brasil, Chile, España, Estados Unidos, México y Portugal. Desde diciembre de 2015, entró en acción una tríada de exmandatarios: José Luis Rodríguez Zapatero (España), Leonel Fernández (República Dominicana) y Martín Torrijos (Panamá), que cuenta con el beneplácito del gobierno nacional.

En paralelo, Felipe González (España), Oscar Arias (Costa Rica) y Fernando Quiroga (Bolivia) actuaron como veedores de la oposición, cometiendo el pecado de no callar como todo “acompañante electoral” en Venezuela. Tampoco el canciller de la Santa Sede habría sido un interlocutor digno para Maduro.

3.- Una coalición opositora: Mientras que en 2003 existía una especie de frente coyuntural, la Coordinadora Democrática, a partir de 2010 la oposición construyó una plataforma electoral: la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

4.- Una organización internacional preponderante: Entre 2003 y 2004, destacó la figura del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el colombiano César Gaviria, quien coordinó en persona las acciones del Grupo de Países Amigos. Tampoco puede ignorarse la presencia del Centro Carter.

Ahora –luego de una década insulsa- el secretario general de la OEA, el uruguayo Luis Almagro, se muestra crítico al gobierno de Maduro; por ende, sólo tiene cabida la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), cuyo secretario general es el colombiano Ernesto Samper. No hay que olvidar que la UNASUR fue creada en 2008, gracias al impulso de Chávez y que Almagro ha planteado discutir en el seno de la OEA la aplicación de la Carta democrática interamericana en el caso venezolano, lo cual ocurrió por primera vez en defensa de Chávez y tuvo como desenlace el primer referendo revocatorio presidencial, sólo que ahora el régimen estaría bajo la lupa.

5.- Una mujer poderosa: A partir de la intervención del Consejo Nacional Electoral (CNE) por la Sala Constitucional, en agosto de 2003 (supuesto de omisión legislativa), como rectora suplente e integrando la estratégica Junta Nacional Electoral –al lado del inefable Jorge Rodríguez y haciendo minoría a Ezequiel Zamora-, estaba Tibisay Lucena. No obstante, Lucena no era novata en esas lides; lo que pasa es que Eduardo Semtei fue el personaje inolvidable del escándalo de las “megaelecciones” frustradas –previstas para el 28 de mayo de 2000- y suspendidas a última hora.

De aquel directorio nombrado por la Asamblea Nacional Constituyente a fines de 1999 y removido por el “Congresillo” en junio de 2000, Lucena volvió como suplente en 2003 por obra y gracia de la Sala Constitucional, para luego convertirse en rectora principal y presidir tanto el CNE como la Junta Nacional Electoral, sí, justo el órgano que controla el cronograma y la ingeniería electorales, amén de la facultad de proclamar a los candidatos ganadores. “Aquí estamos y aquí seguimos”, habría dicho otro cubano de apellido Castro…

6.- Un presunto empresario interesado en “pescar en río revuelto”: En 2007, salió del aire RCTV y actualmente el gobierno nacional desata su propaganda de guerra contra Empresas Polar. Si en 2004 algunos periodistas y medios electrónicos hablaban de un supuesto encuentro, promovido por James Carter, entre Chávez y el dueño de cierto canal televisivo; el fin de semana pasado, las reuniones bilaterales –por separado- de la tríada avalada por UNASUR (Rodríguez Zapatero, Fernández y Torrijos) tanto con representantes de la MUD como con los del oficialismo generaron otras tantas especies, entre las cuales destaca la hipotética sede: una residencia del empresario.

Cierto o no, aquel canal televisivo sigue al aire luego de cambiar su línea editorial –desde 2004- y la planta cervecera del mismo dueño podría absorber parte de la demanda de Polar si ésta sale definitivamente del mercado por falta de insumos.

II.- Los mismos personajes en funciones equivalentes

En abril de 2004, tuvo lugar en Ciudad de México la 110ª Asamblea de la Unión Interparlamentaria Mundial. Como varios venezolanos radicados allí queríamos conocer avances sobre el proceso para convocar el referendo revocatorio presidencial, logramos concertar una reunión con varios diputados cuyos partidos integraban la Coordinadora Democrática. Entonces todavía faltaba “reparar” firmas; justo lo que se obliga ahora con las firmas preliminares, previo a la recolección definitiva de firmas que permitirían convocar la consulta referida.

Cuando surgió la pregunta obligatoria, si quienes vivíamos fuera del país podríamos votar en caso de celebrarse el referendo revocatorio presidencial, la respuesta del diputado Timoteo Zambrano y sus acompañantes fue un rotundo “sí”. Eso me causó indignación y tomé la palabra para preguntarles si habían leído cierto artículo del reglamento “ad hoc” redactado por el CNE donde se remitía a una normativa posterior la definición del procedimiento para el voto en el exterior. Les advertí que nos podían discriminar exigiendo requisitos adicionales para ejercer nuestro derecho y, en particular, le reclamé a Zambrano que –siendo uno de los representantes de la Coordinadora en las negociaciones- ni siquiera se había preocupado por garantizar que pudiéramos votar en el extranjero.

Debí fotografiar los rostros del soberbio Zambrano y compañía por haberlos puesto en evidencia esa noche y luego nuestros caras de rabia en agosto de 2014, cuando una resolución del CNE nos obligó a mostrar constancia de residencia legal en el extranjero ante nuestro consulado, como si el único requisito exigido por ley no era la cédula de identidad laminada, incluso vencida. De paso, eso significaba avalar la intromisión indirecta del gobierno de otro país en elecciones venezolanas... ¡Qué contradicción tan grande: la agregada cultural “validando” documentos emitidos por el Instituto Nacional de Migración de México!.. Mientras tanto, quienes votaban en Venezuela sufrieron el inédito viacrucis de los dispositivos capta-huellas.

Al igual que Zambrano fue parte del diálogo promovido por Gaviria y este fin de semana integró la comitiva que viajó a República Dominicana, Vicente Bello es el mismo personaje que avaló los capta-huellas, así como irregularidades en más de un millón y medio de inscritos en el registro electoral permanente en 2004. Desde hace 12 años, Bello ha sido el testigo por excelencia de las coaliciones opositoras ante el CNE; en la práctica, haciendo caso omiso de las observaciones de Súmate o Esdata. Ya teníamos capta-huellas –para retrasar el proceso- sólo en los estados donde la votación ha favorecido históricamente a la oposición, ahora se dejó imponer las sopotocientas fases de validación de las firmas preliminares, minando las esperanzas de la gente.

La guinda del pastel sería que, de convocarse el referendo revocatorio contra Maduro, en medio de tanta propaganda de guerra, el régimen rompa relaciones diplomáticas con Estados Unidos, España y Colombia para evitar que nuestros compatriotas allí radicados puedan votar, o que de plano Bello diga que no hay problema cuando Lucena anuncie –tras recomendaciones desinteresadas de Samper y Rodríguez Zapatero, buscando no enlodarse más- que no hay condiciones técnicas ni financieras para enviar el cotillón electoral a nuestros consulados, impidiendo que todos los venezolanos puedan votar en el extranjero. Un anuncio que, “inevitablemente”, tendría que hacerse la semana previa a la consulta.

Finalizo con una pregunta para el diputado Henry Ramos Allup: Usted que cantó fraude hace 12 años sin mostrar pruebas, y al asumir funciones como presidente de la actual Asamblea Nacional ofreció una salida constitucional al régimen al cabo de un semestre, ¿cree que vamos a aceptar felices un diálogo que acabe con Empresas Polar y nos termine de matar de hambre, mientras dejan posponer el referendo revocatorio hasta 2017 a cambio de tres o más gobernaciones? ¿Se les olvida que mucha gente votó por ustedes creyendo que podrían aportar soluciones a problemas cotidianos que comprometen nuestra existencia? Diputado Ramos Allup, supongo que usted y su familia comen al menos tres veces al día y logran conseguir medicamentos, millones de venezolanos no.  El hambre, la enfermedad y la miseria no esperan, ni se superan con una firma o un voto… Ratifiquen a los intérpretes y repitan sus errores; cuando terminen, ya no habrá país.

@guimarcastel