Comentarios a las tesis de Einstein sobre la crisis
Escrito por Antonio Sánchez García | @sangarccs   
Miércoles, 25 de Mayo de 2016 04:55

altCreo, con Einstein, que estamos al borde del abismo pero a un paso de la redención. Que del fondo de nuestra particular humanidad saldrán los creadores del futuro y el futuro de lo creado.

PRIMERA TESIS:

“La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia.”

¿Hay una mejor perspectiva desde la cual analizar y enfrentar la grave crisis en que nos encontramos que no sea la comprensión de nuestra incompetencia como ciudadanos, como sociedad, como país, como nación para haberla enfrentado con inteligencia, lucidez y coraje cuando se asomara a nuestra perspectiva histórica?

Yo no la encuentro. Para ir de lo particular a lo general: ¿qué mayor incompetencia que la de gobiernos que dispusieron de una sólida base financiera como para asentar la riqueza nacional sobre el trabajo y el esfuerzo creativo de sus hijos, y terminara, en cambio, dependiendo de la renta petrolera, sabiendo con milimétrica certeza que por esa vía de alienaba el país de la única fuente de auténtica riqueza que es la producida por el trabajo y la creatividad de sus hijos?

Ningún gobernante y ningún ciudadano, las dos partes esenciales de la ecuación del poder – uno en la cúspide de la pirámide de la Nación, el último en su amplia y populosa base – dejó de escuchar alguna vez la conminación de nuestros mejores espíritus – poco importa el genial inventor de la frase, si Uslar, que la hizo pública, o César Zumeta, que según algunos la habría pergeñado – acerca de que la máxima y suprema obligación de nuestros líderes, bajo la contralora exigencia de  nuestros ciudadanos,  era  “sembrar el petróleo.”

Vale decir: usar la renta petrolera como medio, y no como fin de nuestro sistema económico. Servirse de su poderoso acicate financiero para poner en marcha un vasto esfuerzo de emprendimientos que hiciera de esta Nación invertebrada y mono productora un pujante emporio industrial y comercial, que cultivara nuestro prodigioso y feraz territorio y aprovechara su ventajosa situación geoestratégica, sobre la base de la agroindustria, y multiplicase las industrias de toda condición hasta convertirnos en la gran potencia económica del Caribe.

Dada la falencia de ese esfuerzo laborioso, capaz de crear sobre el propio esfuerzo de los individuos, como en Europa o en los Estados Unidos, la industria anhelada, fue el Estado quien, adueñado de la renta petrolera, puso la primera piedra, desarrollando los vastos y poderosos centros minero industriales que pusieron en marcha a la Venezuela moderna. Se invirtió de ese modo el camino históricamente lógico de la creación de riqueza – del esfuerzo personal al provecho colectivo – para inventar una vía que coronó con estrépito de fanfarrias la vía inversa – del esfuerzo estatal al provecho individual. Para culminar así el primer fracaso del esfuerzo individual y el primer éxito de la incompetencia colectiva.

Tras medio siglo del sistemático intento, se apoderaron del poder aquellos para quienes Venezuela no debe progresar, sino retroceder. Hoy seguimos dependiendo del petróleo, pero lo hemos y lo seguimos despilfarrando en el colmo de la irresponsabilidad colectiva.

Es la primera tesis con la que Albert Einstein explicaría la etiología de nuestra crisis actual.

 
SEGUNDA TESIS:

A)    “Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones.” Einstein

B)    “El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas  y soluciones.” Einstein

Lo diabólico de las crisis, cuando asumen una dinámica auto reproductiva, es que se justifican y legitiman a si mismas. Se convierten en causa y efecto de su reproducción ampliada. Y surge de ellas una ley que dice que a mayores crisis mayores males y a mayores males, mayores crisis.

Es cuando se llega al fondo de las crisis y en la vorágine de sus catastróficos efectos surge la impresión, convertida en creencia, que los culpables de las crisis no son los hombres, sino las crisis mismas. Una tautología que coarta todo esfuerzo por superarlas, ya que ellas nos desbordan. Ante lo cual se expande, además del pesimismo generalizado, un perverso efecto de autocompasión que legitima la consideración acerca de la inutilidad de hacer nada por ponerle atajo y superarla. Con lo cual crece en nosotros la anulación del principio de iniciativa y emprendimiento y resultamos devorados por la pereza. ¿A qué esforzarse si la crisis es más poderosa que el esfuerzo creador que se encuentra en sus lejanas determinaciones? Al olvido sucede el conformismo y al conformismo la pereza. Los culpables por las crisis no somos nosotros, los hombres, sino las diabólicas circunstancias que no agobian. Respecto de las cuales nada podemos hacer que no sea, como en las neurosis, intentar regresar al pasado. Hemos sellado las puertas al futuro y, con ello, las puertas a nuestra propia salvación. Que depende de cada uno de nosotros.

 TERCERA TESIS:

 “No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo.” Einstein

La tercera tesis sobre las crisis de Albert Einstein combina la pereza con el agotamiento de todo espíritu autocrítico, creador y la reiteración ad infinitum de los mismos pasos dados como para resolverlas que venimos repitiendo desde su aparición, aun conscientes de que nos condujeron sistemáticamente al fracaso, pues con su desaparición desaparecerían la pereza y el conformismo a los que hemos terminado habituándonos. Luego de lo cual una abúlica y natural tendencia a la esclavitud y al ocio, nos condicionaran para volver de regreso a la primera tesis: “la verdadera crisis es la crisis de nuestra incompetencia.”

En el punto más negro y oscuro de las crisis, la pereza y el conformismo nos retrotraen a los lejanos orígenes de la barbarie: desaparece la cooperación de todos con todos por progresar más allá de lo inmediato y se hace fuerte, por el contrario, la lucha de todos contra todos por alcanzar, con el menor esfuerzo o cualquier otro que no sea la mera expresión de la violencia inmediata – la pura ley de la selva – lo poco que sobrevive a nuestra incapacidad productora.

 
IV TESIS:

A)    La crisis es la mejor bendición que puede sucederle

a personas y países porque la crisis trae progresos.

B)    La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura.

C)    Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar "superado".

Es entonces, en medio de la noche más oscura de las crisis, cuando la pereza y el conformismo parecieran habernos derrotado, cuando tiene lugar la comprobación de la Ley de la Relatividad del genio judío alemán. Pues en una reacción que nos retrotrae, desde los orígenes del terror ante lo cósmico e incomprensible,  a los orígenes de la historia: somos la suprema creación de la naturaleza. La única criatura capaz de superarse a si  mismo. De comprender la creación y lo creado.

Creo, con Einstein, que estamos al borde del abismo pero a un paso de la redención. Que del fondo de nuestra particular humanidad saldrán los creadores del futuro y el futuro de lo creado. Inventando, no repitiendo, ensayando, no claudicando. Buscando fórmulas diametralmente alternativas, no sucumbiendo ante lo eternamente fracasado.

Y es por ello que digo, desde la perspectiva de Einstein y su concepto de la crisis, LIBERALISMO, NO HAY OTRA VÍA. Aceptemos el desafío que la historia nos plantea. O sucumbamos ante nuestra incapacidad y nuestra falta de coraje.

 @sangarccs


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